Establecimiento de una hectárea de fresas: guía completa para el cultivo comercial
El establecimiento de una hectárea de fresas representa una oportunidad agrícola rentable en países como Chile, Perú y Argentina, donde las condiciones climáticas favorecen la producción de fresas de alta calidad. Este cultivo, también conocido como frutilla en la región, requiere planificación técnica rigurosa, desde la selección del terreno hasta las labores de cosecha y postcosecha. La producción de fresas comerciales demanda atención a múltiples aspectos agronómicos: preparación adecuada del suelo, elección de variedades adaptadas, implementación de sistemas de riego eficientes, manejo integrado de plagas y enfermedades, y aplicación de prácticas culturales que maximicen el rendimiento.
En esta guía completa se presenta un procedimiento integrado basado en manuales agronómicos especializados y experiencias documentadas de productores en la región sudamericana. Cada sección aborda los aspectos técnicos fundamentales para lograr un cultivo de frutillas exitoso, incluyendo recomendaciones sobre densidades de siembra, sistemas de riego por goteo, programas de fertilización, estrategias fitosanitarias y estimaciones de costos operativos. Con rendimientos potenciales que varían entre 20 y 40 toneladas por hectárea según el nivel tecnológico aplicado, el establecimiento de fresas constituye una alternativa productiva viable que puede generar retornos significativos cuando se implementan correctamente las prácticas agronómicas recomendadas.
Tabla de Contenidos
- 1. Selección y Preparación del Terreno para Fresas
- 2. Variedades de Fresa Adaptadas a la Región
- 3. Diseño del Cultivo y Densidad de Siembra
- 4. Instalación del Sistema de Riego por Goteo
- 5. Fertilización Inicial y Nutrición del Cultivo
- 6. Manejo Fitosanitario: Plagas, Enfermedades y Malezas
- 7. Labores Culturales Durante el Ciclo Productivo
- 8. Cosecha y Manejo Postcosecha
- 9. Estructura de Costos por Rubro
- 10. Tiempo Hasta Primera Cosecha y Rendimiento Esperado
- Preguntas Frecuentes sobre el Establecimiento de una Hectárea de Fresas
- Referencias
1. Selección y preparación del terreno para fresas
El establecimiento de una hectárea de fresas comienza con la selección adecuada del terreno. Las fresas comerciales necesitan suelos profundos, friables y con excelente drenaje. Se recomiendan texturas franco-arenosas a franco-limosas, con al menos 60 a 80 centímetros de profundidad de suelo útil. Debe evitarse el cultivo en suelos muy arcillosos, salinos o con alto contenido de carbonatos, ya que estos pueden limitar el desarrollo radicular y predisponer a enfermedades. El pH ideal para el cultivo de frutillas oscila entre 6,0 y 7,0, ligeramente ácido a neutro. En suelos alcalinos se aconseja aplicar yeso agrícola en dosis de 2 a 4 toneladas por hectárea para prevenir la clorosis férrica, una deficiencia nutricional común en estas condiciones.
La rotación de cultivos es fundamental para prevenir la acumulación de patógenos del suelo. Se recomienda una rotación de 3 a 4 años, preferiblemente con cereales o praderas como avena, evitando precedentes como papa, tomate u otras solanáceas que comparten patógenos comunes con las fresas. Esta práctica reduce significativamente la incidencia de enfermedades radiculares y mejora la estructura del suelo.
En la preparación del terreno para fresas, se debe arar hasta aproximadamente 30 centímetros de profundidad y luego nivelar cuidadosamente el campo. Es recomendable dejar el terreno expuesto al sol durante varios días después del arado para que la radiación solar elimine larvas y patógenos presentes en el suelo. Posteriormente se profundiza la labranza con implementos como rastra y formadora de camellones o surcos elevados, lo cual mejora el drenaje y evita anegamientos radiculares que pueden provocar pudriciones.
Sobre cada camellón se incorpora materia orgánica en forma de compost o estiércol compostado, especialmente en la parte alta, mejorando así la estructura del suelo, la retención de humedad y la fertilidad inicial. El uso de mulching plástico, ya sea film negro o bicolor blanco-negro, sobre los camellones proporciona múltiples beneficios para la producción de fresas: controla eficazmente las malezas, conserva la humedad del suelo, mantiene limpios los frutos evitando su contacto directo con el suelo, y en regiones frías puede elevar ligeramente la temperatura del suelo favoreciendo el desarrollo inicial de las plantas.
Como se muestra en la Tabla N°1, las características ideales del suelo para el cultivo de fresas incluyen múltiples parámetros físicos y químicos que deben evaluarse antes del establecimiento.
| Parámetro del Suelo | Valor Ideal | Observaciones |
|---|---|---|
| Textura | Franco-arenosa a franco-limosa | Evitar suelos muy arcillosos |
| Profundidad efectiva | 60-80 cm | Para desarrollo radicular óptimo |
| pH | 6,0-7,0 | Ligeramente ácido a neutro |
| Drenaje | Bueno a excelente | Fundamental para prevenir pudriciones |
| Materia orgánica | 3-5% | Mejorar con compost si es necesario |
| Salinidad | Baja | Evitar suelos salinos |
2. Variedades de fresa adaptadas a la región
La selección de variedades de fresa apropiadas es crucial para el éxito del cultivo. En Chile, Perú y Argentina se cultivan tanto variedades de día corto como de día neutro, seleccionadas por su precocidad, calidad de fruto y adaptación a las condiciones climáticas locales. Las variedades de día neutro como Albión, San Andreas, Monterrey, Portola y Cabrillo se destacan por producir continuamente durante primavera y verano sin requerir horas frías estrictas, lo que las hace ideales para climas templados y permite extender la temporada de cosecha.
Por otro lado, las variedades de día corto florecen cuando los días tienen menos de 14 horas de luz, típicamente en otoño e invierno. Entre estas destacan Camino Real, Camarosa, Frontera, Petaluma y Merced, que suelen presentar dos picos de cosecha durante la temporada productiva. Estas variedades requieren acumulación de horas frío para una floración adecuada y son especialmente apropiadas para regiones con inviernos marcados.
Es importante mencionar la variedad local de frutilla blanca (Fragaria chiloensis), autóctona de Chile y pariente silvestre de la fresa comercial moderna. Aunque su uso comercial es limitado debido al menor rendimiento y características organolépticas diferentes, ejemplifica la diversidad genética disponible en la región y representa un recurso valioso para programas de mejoramiento genético.
Independientemente de la variedad seleccionada para el establecimiento de fresas, es fundamental que el vivero suministre plántulas certificadas, libres de virus y enfermedades. El material de propagación de calidad garantiza un inicio saludable del cultivo y minimiza problemas fitosanitarios posteriores. Las plantas deben presentar corona firme, sistema radicular bien desarrollado y ausencia de síntomas de estrés o enfermedades.
Como se ilustra en el Gráfico N°1, la distribución de uso entre variedades de día corto y día neutro varía según las condiciones climáticas de cada región productora.

3. Diseño del cultivo y densidad de siembra
El diseño del cultivo de fresas determina en gran medida la eficiencia del uso del espacio, el manejo del riego y la facilidad de las labores culturales. La distribución de las plantas suele hacerse en camellones elevados con surcos o platabandas. Una configuración común para riego por goteo en fresas consiste en disponer camellones de 1,1 a 1,2 metros de ancho de base, con dos hileras de plantas ubicadas a ambos lados de la cinta de riego central.
En cuanto a la densidad de siembra de fresas, se recomienda trasplantar cada 0,30 metros entre plantas dentro de la misma hilera y mantener una separación de 0,70 a 0,80 metros entre hileras dobles en la misma cama. Este esquema permite alcanzar densidades elevadas que oscilan entre 100.000 y 120.000 plantas por hectárea, optimizando el aprovechamiento del espacio disponible sin comprometer la calidad del cultivo. La alta densidad favorece la cobertura temprana del suelo y potencia los rendimientos por unidad de superficie.
En sistemas con riego por gravedad o surcos mellizos, las distancias se ajustan ligeramente: se puede plantar a 0,8 o 0,9 metros entre surcos y aproximadamente 0,25 metros entre plantas en cada hilera. El largo de los camellones se limita generalmente a 50 o 60 metros para facilitar la uniformidad del riego y simplificar las labores de cosecha y mantenimiento.
La época de siembra para el establecimiento de una hectárea de fresas varía según la zona climática. En regiones mediterráneas se prefiere plantar en primavera o fines del invierno, cuando las temperaturas comienzan a elevarse pero sin llegar a extremos de calor. En zonas más cálidas, la siembra se realiza durante la época fresca para que el cultivo alcance la floración en condiciones de temperatura moderada, lo cual favorece el cuajado de frutos y la calidad final. En áreas con lluvias pronunciadas puede recurrirse a túneles o coberturas plásticas (microtúneles) para proteger el cultivo del exceso de humedad y acelerar la producción.
Como se presenta en el Gráfico N°2, la densidad de plantación influye directamente en el rendimiento potencial y la eficiencia del uso del espacio en el cultivo de fresas.

4. Instalación del sistema de riego por goteo
El riego por goteo en fresas es altamente recomendable para maximizar la eficiencia hídrica y nutricional del cultivo. Este sistema permite una distribución uniforme del agua directamente en la zona radicular, minimizando pérdidas por evaporación y percolación profunda. Para el establecimiento de fresas se instalan cintas de goteros autocompensados en cada cama o camellón, usualmente una cinta por cada dos hileras de plantas, con goteros espaciados cada 20 a 30 centímetros para garantizar una cobertura homogénea.
El sistema debe incluir componentes esenciales como filtros de malla o de arena para evitar la obstrucción de los goteros, reguladores de presión para mantener un caudal constante, y válvulas de control para sectores específicos del cultivo. La instalación de un sistema de inyección de fertilizantes (fertirrigación) permite aplicar nutrientes de forma fraccionada y eficiente, ajustando las dosis según las necesidades de cada etapa fenológica del cultivo de frutillas.
A diferencia del riego por gravedad o surcos, el riego por goteo garantiza que todas las plantas reciban el mismo volumen de agua, reduce significativamente la germinación de malezas entre hileras, y disminuye la incidencia de enfermedades foliares al mantener seco el follaje. Estudios comparativos en la región indican que el riego por goteo consume aproximadamente 4.500 a 6.000 metros cúbicos de agua por hectárea durante la campaña completa, mientras que el riego por gravedad puede requerir entre 9.000 y 12.000 metros cúbicos por hectárea, representando un ahorro hídrico significativo.
En la instalación práctica del sistema de riego para fresas, las cintas se colocan sobre la cama antes del trasplante y se realiza un riego inicial de prueba para verificar la uniformidad del sistema y asentar el suelo. Conviene hacer un riego de lavado inmediatamente después de plantar para asentar el sustrato alrededor de las raíces sin encharcar la corona de la planta. Durante la temporada de crecimiento, los riegos deben ajustarse según las condiciones climáticas y la etapa del cultivo: plantas jóvenes recién trasplantadas requieren riegos ligeros y frecuentes para favorecer el prendimiento, mientras que en plena producción se pueden espaciar los riegos según la evapotranspiración del cultivo, que puede monitorearse con tensiómetros o sensores de humedad del suelo. Es preferible regar después de recolectar los frutos para evitar la sobrehidratación y reducir la incidencia de pudriciones por Botrytis.
5. Fertilización inicial y nutrición del cultivo
La fertilización de fresas es un componente crítico para alcanzar altos rendimientos y frutos de calidad. Antes de plantar se recomienda realizar un análisis completo de suelo para determinar las necesidades específicas de enmiendas y nutrientes. La fertilización de fondo incorpora parte del nitrógeno, fósforo y potasio previsto para toda la campaña, junto con materia orgánica. Una práctica común consiste en aplicar aproximadamente el 30% del nitrógeno total, el 60% del fósforo (P₂O₅) y el 30% del potasio (K₂O) antes del trasplante, junto con 5 a 10 toneladas por hectárea de compost maduro o lombricompuesto si el suelo presenta bajo contenido de materia orgánica.
Durante el ciclo del cultivo de frutillas, la nutrición se maneja principalmente mediante fertirrigación. Las recomendaciones generales establecen dosis de 150 a 300 kilogramos de nitrógeno por hectárea, 50 a 150 kilogramos de P₂O₅ por hectárea, y 150 a 350 kilogramos de K₂O por hectárea, distribuidos a lo largo del ciclo productivo. El nitrógeno, al ser un elemento móvil en el suelo, se aplica de forma fraccionada: aproximadamente el 40% antes de la floración y el resto durante las etapas de floración y fructificación. El fósforo se concentra en la fase inicial del cultivo para favorecer el desarrollo radicular, mientras que el potasio aumenta durante la floración y fructificación para mejorar la calidad, firmeza y contenido de azúcares de los frutos.
Las fuentes de fertilizantes más utilizadas en fertirrigación de fresas incluyen nitrato de amonio o urea para el nitrógeno, fosfato monoamónico o ácido fosfórico para el fósforo, y nitrato de potasio o sulfato de potasio para el potasio. Estas fuentes son altamente solubles y compatibles con sistemas de riego por goteo. También se aportan micronutrientes esenciales como calcio, magnesio, boro, zinc y hierro según los resultados de análisis foliares periódicos. En suelos calcáreos o con pH elevado, puede aplicarse quelato de hierro o ácido fosfórico vía fertirriego para prevenir la clorosis férrica, una deficiencia nutricional que amarillea las hojas jóvenes y reduce la fotosíntesis.
La fertilización de fresas debe basarse en monitoreos periódicos del estado nutricional de las plantas mediante análisis de suelo, agua de riego y tejido foliar. Estos análisis permiten ajustar las dosis y proporciones de nutrientes según las necesidades reales del cultivo en cada etapa, optimizando la eficiencia de los fertilizantes y minimizando pérdidas por lixiviación o volatilización.
Como se observa en el Gráfico N°3, la distribución porcentual de los nutrientes principales varía según la etapa fenológica del cultivo de fresas.

6. Manejo fitosanitario: plagas, enfermedades y malezas
El manejo fitosanitario de fresas requiere un enfoque integrado que combine prácticas culturales, monitoreo constante y aplicaciones químicas estratégicas. Entre las plagas de fresas más comunes en la región se encuentran los pulgones, que además de causar daño directo son vectores de virus que pueden devastar el cultivo. Los ácaros, especialmente del género Tetranychus, secan el follaje reduciendo la capacidad fotosintética de las plantas. Los trips y el chinche Lygus deforman los frutos haciéndolos no comercializables. Los gusanos cortadores y el gorgojo de la frutilla (Otiorhynchus) dañan la corona y las raíces, debilitando severamente las plantas. En condiciones de alta humedad, los caracoles y babosas representan un problema adicional que puede controlarse con cebos a base de metaldehído o fosfato férrico.
El control de plagas comienza con métodos preventivos: rotación de cultivos para interrumpir ciclos biológicos, eliminación de malezas hospedantes que sirven como refugio, y uso de material de plantación certificado libre de plagas y enfermedades. El monitoreo constante mediante trampas cromáticas amarillas para pulgones y trips, y el muestreo visual periódico del envés de las hojas para detectar ácaros, permite tomar decisiones oportunas sobre aplicaciones de productos fitosanitarios. Se debe fomentar la presencia de enemigos naturales como mariquitas, crisopas y ácaros depredadores mediante el manejo ecológico del entorno del cultivo.
Las enfermedades de fresas más severas son de origen fúngico. La pudrición roja de la raíz causada por Phytophthora es favorecida por drenajes deficientes y suelos arcillosos mal preparados. La verticilosis, causada por Verticillium dahliae, provoca marchitez vascular y puede persistir en el suelo durante años. El moho gris, causado por Botrytis cinerea, ataca los frutos durante la cosecha, especialmente con alta humedad relativa. Su control requiere evaporación adecuada del follaje mediante podas ligeras que mejoren la ventilación, y la aplicación frecuente de fungicidas específicos durante la floración y cosecha. La antracnosis u "ojo de pollo" y el oidio (mildiu polvoriento) también se reportan en climas fríos y húmedos.
Un programa de manejo fitosanitario exitoso incluye rotación de principios activos fungicidas para evitar resistencias, prácticas sanitarias estrictas como la eliminación de plantas enfermas, la limpieza y desinfección de herramientas, y el uso de acolchados plásticos que reducen el contacto de los frutos con el suelo, minimizando así la incidencia de Botrytis. El drenaje adecuado y el riego controlado son fundamentales para prevenir enfermedades radiculares.
El control de malezas en fresas se logra principalmente mediante el uso de mulching plástico que impide físicamente la emergencia de malezas en las camas de cultivo. En los pasillos entre camellones pueden aplicarse herbicidas preemergentes selectivos si la regulación local lo permite, complementados con laboreo manual o mecánico ligero. Un cultivo limpio de malezas reduce la competencia por nutrientes, agua y luz, disminuye la presencia de vectores de plagas y enfermedades, y facilita las labores de cosecha y mantenimiento.
7. Labores culturales durante el ciclo productivo
Las labores culturales en fresas son actividades de mantenimiento esenciales que se realizan durante todo el ciclo productivo para optimizar el rendimiento y la calidad del cultivo. Desde el trasplante es fundamental eliminar los estolones o tallos laterales que la planta emite, a menos que se desee multiplicar plantas para futuras temporadas. La eliminación de estolones concentra la energía de la planta en el desarrollo vegetativo de la corona principal y en la producción de flores y frutos, incrementando significativamente el rendimiento por planta.
El deshoje consiste en retirar hojas viejas, enfermas o secas de forma regular. Esta práctica mejora la ventilación dentro del cultivo, reduce la humedad relativa del microambiente alrededor de los frutos (disminuyendo la incidencia de Botrytis), facilita la penetración de luz hacia las flores y frutos, y elimina tejidos que pueden servir como fuente de inóculo de enfermedades. El deshoje debe realizarse con cuidado para no dañar la corona ni eliminar hojas sanas funcionales que son importantes para la fotosíntesis.
En plantaciones que se mantienen durante varios años, la poda de despunte o renovación puede utilizarse para rejuvenecer las plantas después de 2 o 3 años productivos, o al finalizar cada campaña en sistemas semiperennes. Esta práctica estimula la emisión de nuevo follaje vigoroso y renueva la capacidad productiva de la plantación.
El manejo del suelo en fresas incluye mantener el acolchado plástico en buenas condiciones, escardar manualmente las malezas que emergen en los pasillos entre camellones, y airear superficialmente el suelo con rastrillo o herramientas ligeras después de lluvias intensas para evitar la formación de costras que dificultan la infiltración del agua de riego. En cultivos establecidos bajo abrigo (microtúneles o macrotúneles), la ventilación adecuada es crucial para prevenir temperaturas excesivas y condensación que favorecen enfermedades.
La protección de las raíces y la corona se logra mediante un suelo bien trabajado y elevado en camellones, que asegura que estos órganos permanezcan elevados y secos, minimizando el riesgo de pudriciones. Mantener el mantillo o restos vegetales limpios alrededor de las plantas evita la acumulación de patógenos y vectores. Los productores experimentados suelen registrar todas las labores realizadas (riegos, aplicaciones fitosanitarias, fertilizaciones, deshijes, deshojes) en planillas de campo, lo cual facilita el seguimiento del cultivo, la trazabilidad del producto y el análisis de costos.
8. Cosecha y manejo postcosecha
La cosecha de fresas es una operación manual que requiere personal capacitado y cuidadoso. Se realiza cuando los frutos alcanzan la madurez completa, evidenciada por la coloración roja uniforme y la firmeza adecuada. Los frutos se recolectan con el pedúnculo o cáliz adherido para minimizar daños mecánicos y prolongar la vida útil postcosecha. La recolección debe evitarse durante las horas de mayor intensidad solar y temperatura, prefiriéndose las mañanas tempranas o las tardes, cuando los frutos están más frescos y firmes.
Por hectárea de cultivo de frutillas, se pueden necesitar cientos de jornales a lo largo de la temporada de cosecha. Estudios locales estiman aproximadamente 55 jornadas por hectárea para las labores combinadas de cosecha, selección y empaque, aunque esta cifra varía según el rendimiento alcanzado y el nivel de mecanización del empaque. La capacitación del personal en técnicas de recolección adecuadas (presión correcta, manipulación cuidadosa) es fundamental para mantener la calidad del producto.
Inmediatamente después de la recolección, los frutos deben colocarse en bandejas o cajas limpias y ventiladas, evitando apilar en exceso para no causar daños por compresión. Es crucial enfriar la fruta lo antes posible mediante refrigeración en campo (si se dispone de equipos móviles) o trasladándola rápidamente a cámaras frías. La cadena de frío debe mantenerse ininterrumpidamente hasta el punto de venta, ya que las fresas son altamente perecederas y pierden calidad rápidamente a temperatura ambiente.
En el empaque, los frutos se clasifican por tamaño, forma y ausencia de defectos, seleccionando los mejores ejemplares para mercados frescos de alto valor. Se eligen envases con ventilación adecuada que permitan la circulación de aire frío durante el almacenamiento y transporte. La fruta nunca debe tocar el suelo durante la cosecha; el uso de acolchados plásticos facilita mantenerla limpia y libre de partículas de tierra. Para mercados que lo requieran, puede realizarse un lavado suave o desinfección con soluciones de cloro diluido justo antes del envasado final.
El manejo postcosecha de fresas es determinante para el valor comercial del producto. Frutos bien manejados, enfriados rápidamente y mantenidos en cadena de frío pueden mantener su calidad durante varios días, mientras que frutos mal manejados se deterioran en pocas horas, desarrollando pudriciones por Botrytis y perdiendo firmeza y sabor. La agilidad y el cuidado en todas las etapas de la cosecha y postcosecha son claves para maximizar los retornos económicos del cultivo.
9. Estructura de costos por rubro
Los costos de establecimiento de una hectárea de fresas varían según el país, la disponibilidad local de insumos y el nivel tecnológico implementado. Sin embargo, estudios agronómicos de la región permiten identificar los principales rubros de gasto y sus proporciones relativas. La mano de obra representa típicamente la partida más significativa, abarcando aproximadamente el 36% de los costos directos totales. Esta cifra incluye labores de preparación del terreno, instalación del sistema de riego, trasplante, mantenimiento del cultivo, deshijes, deshojes, aplicaciones fitosanitarias, y especialmente la cosecha, que es intensiva en trabajo manual.
Los insumos para el cultivo de fresas constituyen otra partida importante, representando alrededor del 24% de los costos directos. Este rubro incluye fertilizantes químicos y orgánicos, productos fitosanitarios (insecticidas, fungicidas, herbicidas), y enmiendas del suelo. La calidad de los insumos utilizados influye directamente en el rendimiento y la sanidad del cultivo, por lo que la inversión en productos de calidad certificada está plenamente justificada.
Los gastos diversos, que incluyen materiales de empaque (cajas, bandejas), cintas de riego por goteo, acolchado plástico, estacas de soporte si se utilizan, y otros consumibles, representan aproximadamente el 32% de los costos directos. La infraestructura de riego merece una mención especial: la inversión inicial en un sistema de riego por goteo completo (tuberías principales y secundarias, cintas de goteo, filtros, reguladores de presión, sistema de fertirrigación) es significativa pero se amortiza en pocas temporadas gracias al ahorro de agua, fertilizantes y mano de obra, además de los incrementos en rendimiento y calidad que permite.
Los costos de maquinaria y mecanización (arado, rastreo, formación de camellones) suelen representar una proporción menor, alrededor del 4% del total, especialmente si estas labores se contratan como servicio en lugar de adquirir el equipamiento. El costo de las plántulas certificadas merece consideración especial: para densidades de 50.000 a 100.000 plantas por hectárea, la inversión en material de plantación puede representar entre el 20% y el 40% del costo inicial de establecimiento, dependiendo de si las plántulas son producidas localmente o importadas.
Es recomendable prever un margen de seguridad del 5% al 10% para imprevistos, que pueden incluir daños climáticos, incidencias fitosanitarias no previstas, o variaciones en los costos de insumos. La planificación financiera cuidadosa y el registro detallado de todos los gastos permiten identificar áreas de optimización y mejorar la rentabilidad del cultivo de frutillas en temporadas sucesivas.
Como se detalla en el Gráfico N°4, la distribución porcentual de los costos de establecimiento refleja la importancia relativa de cada rubro en la inversión inicial para una hectárea de fresas.

10. Tiempo hasta primera cosecha y rendimiento esperado
El tiempo hasta la primera cosecha de fresas depende de varios factores incluyendo la variedad seleccionada, la época de plantación, las condiciones climáticas y el manejo agronómico. Con una plantación realizada en primavera-verano utilizando variedades de día neutro, la primera cosecha significativa puede ocurrir aproximadamente 3 a 4 meses después del trasplante. Por ejemplo, plantando en septiembre u octubre en zonas templadas, la curva productiva alcanza su pico alrededor de los 120 días, permitiendo cosechas desde diciembre o enero en adelante.
Las variedades de día corto, plantadas durante el invierno tardío o principios de primavera, suelen tener una dinámica diferente con dos picos de cosecha a lo largo de la temporada. Variando estratégicamente las fechas de plantación y combinando variedades de día corto y día neutro, es posible extender la campaña de cosecha durante varios meses, distribuyendo mejor los ingresos y la disponibilidad de mano de obra.
El rendimiento promedio de fresas por hectárea varía considerablemente según el nivel tecnológico aplicado, las condiciones ambientales y el manejo del cultivo. Estudios chilenos documentan rendimientos de 30 a 40 toneladas por hectárea en condiciones de nivel técnico medio con uso de riego por goteo, fertirrigación y manejo integrado de plagas y enfermedades. En Perú, la producción nacional promedio se sitúa alrededor de 15,7 toneladas por hectárea, aunque productores con tecnología avanzada alcanzan valores similares a los chilenos.
En sistemas de producción intensiva de fresas bajo invernadero o con alto nivel de tecnificación (riego por goteo computarizado, fertirrigación ajustada por análisis foliares, control biológico integrado, variedades de alto rendimiento), se han reportado rendimientos que superan las 40 toneladas por hectárea. En la práctica, para el primer año de un establecimiento de fresas a campo abierto con nivel técnico medio, un rendimiento realista se ubica en el rango de 20 a 30 toneladas por hectárea, aumentando en años subsiguientes si se mantiene adecuadamente la plantación.
Es importante destacar que rendimientos más altos demandan mayores insumos en términos de nutrientes, agua, y protección fitosanitaria. Por ello, el manejo nutricional y sanitario debe intensificarse proporcionalmente cuando se buscan rendimientos superiores a las 30 toneladas por hectárea. La productividad del cultivo de frutillas está directamente relacionada con la atención a los detalles en todas las etapas, desde la preparación del suelo hasta la cosecha y postcosecha.
Como se presenta en el Gráfico N°5, el rendimiento esperado de fresas varía significativamente según el nivel tecnológico implementado en el sistema productivo.

El establecimiento de una hectárea de fresas constituye una alternativa productiva altamente viable en países como Chile, Perú y Argentina, donde las condiciones agroecológicas favorecen la producción de fresas comerciales de excelente calidad. El éxito de este cultivo depende fundamentalmente de la implementación rigurosa de prácticas agronómicas apropiadas en cada etapa del proceso productivo: desde la cuidadosa selección y preparación del terreno, la elección de variedades adaptadas a las condiciones locales, el diseño eficiente del sistema de plantación y riego, hasta el manejo integrado de la nutrición, las plagas y enfermedades.
La tecnificación del cultivo de frutillas mediante sistemas de riego por goteo, fertirrigación, acolchados plásticos y programas fitosanitarios preventivos permite alcanzar rendimientos que oscilan entre 20 y 40 toneladas por hectárea según el nivel de inversión y manejo aplicado. Si bien los costos de establecimiento son significativos, especialmente en mano de obra y material de plantación certificado, la rentabilidad potencial del cultivo justifica la inversión cuando se implementan correctamente todas las recomendaciones técnicas. La planificación financiera detallada, el registro sistemático de labores y costos, y la atención constante a los detalles del manejo agronómico son elementos clave para maximizar los retornos económicos del establecimiento de fresas y consolidar una producción sostenible a largo plazo.
Preguntas frecuentes sobre el establecimiento de una hectárea de fresas
Referencias
- Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI) - Perú. Manual Técnico del Cultivo de Fresa. Disponible en: https://repositorio.midagri.gob.pe
- Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) - Chile. Costos de Establecimiento y Producción de Frutilla. Disponible en: https://es.scribd.com
- Viveros Llahuen - Chile. Variedades de Frutilla para Producción Comercial. Disponible en: https://llahuen.com
- Portal Frutícola. Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades en Frutilla. Disponible en: https://portalfruticola.com
- Frutillas o Fresas Chile. Información Técnica sobre Cultivo de Frutillas. Disponible en: https://frutillasofresas.cl
- Portal Berries. Estadísticas y Producción de Berries en Latinoamérica. Disponible en: https://portalberries.com
- FyH Soluciones. Costos de Producción y Rentabilidad del Cultivo de Fresa. Disponible en: https://fyh.es
- Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) - Chile, Perú y Uruguay. Publicaciones técnicas sobre producción de berries.
- Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) - Argentina. Manuales de producción de frutilla para pequeños y medianos productores.
