Competencia por los contenedores reefer en Sudamérica

Por Rafael Guarda Martínez, abogado-consultor, RG Consultant.
La exportación y comercialización de frutas frescas en Sudamérica depende de una herramienta silenciosa pero esencial: los contenedores refrigerados, conocidos como reefers. Son los guardianes de la cadena de frío, los que permiten que una uva, un banano o un arándano lleguen en perfectas condiciones al otro lado del mundo. Sin ellos, la logística se detiene y el negocio simplemente no ocurre.
Durante el último trimestre de 2025, los fletes marítimos para contenedores reefer han experimentado un aumento considerable en la región, y este ajuste está transformando la forma en que las navieras planifican el reposicionamiento de equipos vacíos. El impacto va más allá del costo de transporte: lo que realmente está en juego es la capacidad de los países productores para contar con el stock necesario justo al inicio de sus temporadas de exportación.
Hasta hace poco, el movimiento de los equipos seguía una lógica predecible: se enviaban hacia el sur a medida que avanzaban las campañas de uva y arándano en Perú, de banano en Ecuador o de cerezas en Chile. Pero el aumento de los fletes ha cambiado las reglas. Hoy, las navieras priorizan las rutas más rentables y no necesariamente aquellas donde la demanda agrícola es más alta. En un mercado global tensionado por la escasez de equipos, los reefers terminan donde dejan mejores márgenes, no donde más se necesitan.
Uno de los principales factores detrás de este cambio es el repunte del valor del banano, que vuelve aún más atractivas las rutas desde Ecuador hacia Europa y Medio Oriente. Su volumen estable, su frecuencia semanal y su bajo riesgo lo convierten en un imán para los equipos refrigerados. A esto se suma el crecimiento sostenido de las exportaciones peruanas, que cada año amplían su presencia con uvas y arándanos en los principales destinos del mundo. Estas dos fuerzas —el atractivo del banano y el dinamismo de Perú— están inclinando el tablero logístico hacia el norte, y esa redistribución puede generar déficits de equipos disponibles en otros países de la región cuando sus temporadas comienzan.
Las consecuencias son claras: quien no asegure contenedores a tiempo puede ver comprometidas sus operaciones. No se trata solo de pagar más por un flete, sino de enfrentar la posibilidad de no embarcar la fruta. Un contenedor caro sigue siendo una opción; un contenedor ausente, no. En el comercio de perecibles, donde cada hora cuenta, la falta de equipos puede transformarse rápidamente en pérdidas económicas y rupturas contractuales.
Desde la gestión de riesgos, el problema se agrava porque ni los contratos de compraventa internacional ni las pólizas de seguro cubren esta situación. Los contratos regulan precios y plazos, pero rara vez incluyen cláusulas que contemplen la escasez de equipos. Y los seguros protegen la mercancía frente a daños físicos, no ante la imposibilidad de embarcar. En otras palabras, el exportador asume el riesgo completo.
La única respuesta posible es la anticipación. Negociar espacios con tiempo, diversificar acuerdos con distintas navieras y mantener visibilidad sobre las rutas son prácticas que hoy marcan la diferencia. También es recomendable incorporar cláusulas contractuales que permitan renegociar condiciones en caso de falta de equipos y fortalecer la acción gremial para defender el acceso a contenedores en la región. La tecnología se vuelve una aliada estratégica: las plataformas que integran información logística, trazabilidad y monitoreo en tiempo real permiten anticipar cuellos de botella y reducir la exposición operativa.
El alza de los fletes marítimos en Sudamérica no es un fenómeno pasajero, sino un reflejo de un mercado más competitivo y globalizado. Los contenedores reefer se han transformado en un activo estratégico que define quién puede o no participar en la temporada. En este nuevo escenario, la agroindustria regional debe mirar más allá de la fruta: la verdadera ventaja estará en quien logre asegurar la logística antes que la cosecha.
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