Los aspectos humanitarios de la agronomía

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Los aspectos humanitarios de la agronomía

Millones de sirios huyeron del país tras el inicio de la crisis en 2011. Jehad Al Meqdad se vio tentado a unirse a ellos.

“Por un momento pensé en irme de Siria por las dificultades surgidas durante la crisis, pero no pude hacerlo”, afirmó Jehad, de 52 años, que ahora trabaja para la FAO como agrónomo. “Entonces tomé la decisión de quedarme en Siria y trabajar intensamente para crear resiliencia a fin de que los agricultores permanezcan en su tierra y produzcan alimentos. Esto es muy importante en mi vida”.

Jehad, oriundo de la provincia meridional Daraa, es agrónomo desde hace casi tres decenios; primero trabajó para el Ministerio de Agricultura y luego para la FAO, donde se ha desempeñado durante los últimos cinco años. Se especializa en capacitar a pequeños agricultores y hogares encabezados por mujeres para utilizar mejores técnicas agrícolas y enseña todo: desde cómo seleccionar semillas hasta cuándo recolectar los cultivos.

“Las reacciones de los agricultores me conmueven. Fiya es una de las agricultoras con las que nos reunimos en la provincia de Daraa. Percibí su gratitud por el apoyo que brindamos”, señala Jehad. “Me llena de felicidad y aliento seguir ayudando a más personas a acceder a alimentos”.

Una vocación

“De niño, soñaba con ser agrónomo”, señala Jehad, cuya familia es propietaria de una explotación en su ciudad natal. Cuando era pequeño, le fascinaba observar el paisaje que se volvía verde cuando las plantas crecían.

“Era muy feliz cuando iba a la Facultad de Agricultura. Estudiaba mucho y estaba muy interesado en este campo. Me gradué e hice mi sueño realidad”.

Una Siria distinta

Once años de crisis han trastornado casi todos los aspectos de la vida, incluida la agricultura, una fuente primaria de alimentos y medios de vida. De la población del país, 12 millones de personas padecen altos niveles de inseguridad alimentaria aguda.

Hacer frente a las secuelas de la crisis constituye una parte importante de la labor que realizan Jehad y sus colegas de la FAO en Siria.

“Ha habido una gran necesidad de prestar a apoyo a los pequeños agricultores que perdieron sus activos, que perdieron su fuente de dinero. Solían dedicarse a la agricultura, pero ahora no tienen agua para regar sus cultivos ni insumos para plantarlos, por lo que necesitan mucho apoyo”, comenta.

Como agrónomo, este es el tipo de apoyo de brinda Jehad.

Su trabajo diario incluye: la prestación de asesoramiento a agricultores en materia de producción de cultivos, la capacitación sobre técnicas de siembra, la difusión de las mejores prácticas relacionadas con la gestión de los suelos y el establecimiento de unidades de elaboración de alimentos.

La prestación de apoyo a los pequeños productores locales mediante diversos tipos de materiales para la producción de cultivos y la cría de ganado es uno de los objetivos centrales de la FAO en el país. Ayudar a las comunidades a hacer un uso mejor y más sostenible de los recursos naturales, como el agua, es otro.

La capacitación es fundamental para toda esta labor, y Jehad y los otros expertos de la FAO velan por que la población rural que regresa pueda seguir cultivando alimentos y mantenerse a sí misma y a su familia.

“En los años de la crisis se ha reducido el número de técnicos experimentados, así como el número de agricultores. Muchos de ellos han emigrado de Siria. La capacitación y el apoyo técnico es muy necesario para la nueva generación agrícola de Siria”, indica.

Una labor significativa

La vocación elegida por Jehad es significativa para él porque puede ver que su trabajo cambia la vida de las personas.

Un proyecto que ha sido motivo de especial satisfacción es la iniciativa Educación para todos de la FAO. Los estudiantes consumen lo que producen, aunque el principal objetivo del proyecto es educativo. En particular, Jehad quedó impresionado por los alumnos con necesidades especiales que participaron y trabajó estrechamente con ellos para garantizar que aprovecharan al máximo la actividad.

Otro proyecto implicó la colaboración con las viudas de la crisis para aumentar los ingresos de sus hogares. Consistió en el establecimiento de unidades de elaboración de frutas, hortalizas y leche. La FAO suministró equipos, como cocinas, neveras y maquinaria de envasado, y ayudó a establecer tiendas en las que las mujeres pueden vender lo que producen, como melaza de granada, mermeladas de higo y albaricoque, zumos de frutas y productos lácteos. La motivación inquebrantable de las mujeres fue inspiradora.

Más pero mejor

Este trabajo es importante para más personas aparte de los agricultores, ya que, como señala Jehad, un buen funcionamiento del sector agrícola es esencial para la seguridad alimentaria de toda la población.

“Cumplimos un papel destacado a la hora de ayudarlos a producir alimentos para sí mismos, sus hijos y otros barrios y comunidades. Es una parte muy importante de la labor de la FAO”, comenta.

Cuando habla del futuro, sus planes son simples: hacer más de lo mismo pero mejor.

“Seguiré buscando la forma más rápida y eficaz de ayudar a los agricultores rurales a recuperar su capacidad de producir alimentos para sí mismos y sus vecinos”, afirma Jehad.

Jehad cree en su país y en la capacidad de este para revertir la situación. “Mis hijos quieren irse del país. Yo les digo que podemos aumentar nuestra resiliencia al quedarnos para reconstruirlo”, explica. “Creo que mis hijos también pueden triunfar en este país. Siempre los ayudo a seguir adelante. Siempre hay esperanza”.

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