México apuesta por la nanobiotecnología para revolucionar la agricultura

En un esfuerzo por impulsar una agricultura más sostenible, resiliente y productiva, investigadores del Tecnológico de Monterrey de México desarrollan un proyecto innovador basado en nanobiotecnología, que busca mejorar la nutrición, inmunidad y desarrollo de los cultivos agrícolas sin recurrir al uso excesivo de fertilizantes químicos.
El equipo científico, liderado por el Dr. Diego Eloyr Navarro-López del Campus Guadalajara, ha diseñado nanopartículas biocompatibles —como las de óxido de titanio o quitosano— capaces de activar las defensas naturales de las plantas, imitando el efecto de una vacuna. Estas partículas estimulan la producción de antioxidantes endógenos, mejoran la absorción de nutrientes y fortalecen la interacción entre raíces y microorganismos del suelo.
“Esta tecnología puede aumentar la productividad y, al mismo tiempo, reducir el impacto ambiental. Nuestro objetivo es que llegue a productores pequeños y medianos de forma accesible y segura”, indicó el Dr. Navarro.
Validación científica y enfoque sostenible
El proyecto ya ha sido probado con éxito en laboratorio e invernadero en cultivos como chile poblano, tomate saladette, arándano y banano Cavendish, en la región de Jalisco, mostrando mejoras en crecimiento vegetal, resistencia al estrés hídrico y salud del suelo. El siguiente paso será su validación a cielo abierto.
Además de su componente agrícola, el proyecto promueve una visión de economía circular al reutilizar residuos agroindustriales —como cáscaras de cítricos y aceites esenciales— para la fabricación de nuevas nanopartículas.
“Un gramo de nanopartícula puede tardar días o semanas en producirse, pero se utiliza en microdosis, lo que lo hace viable incluso para agricultores con recursos limitados”, explicó Edgar René López Mena, co-investigador y físico especializado en nanotecnología.
Cooperación internacional y proyección regulatoria
El desarrollo cuenta con respaldo científico y académico internacional, gracias a alianzas con instituciones como la Universidad de British Columbia (Canadá), la Universidad de La Frontera (Chile), la Universidad de los Andes (Colombia), así como universidades mexicanas como la UNAM y la Universidad de Guadalajara.
En paralelo, el equipo busca colaborar con COFEPRIS, SENASICA y SAGARPA para establecer protocolos que anticipen una futura regulación sobre nanoinsumos agrícolas, un vacío normativo aún vigente en México.
“Queremos aportar evidencia científica para construir un marco legal sólido. No se trata sólo de innovación, sino de seguridad para los ecosistemas y los consumidores”, enfatizó Navarro.
Noticia relacionada:
Agricultura regenerativa: Qué es y cómo aplicarla en el día a día
Un modelo de agricultura regenerativa
Este enfoque se inserta en un modelo de agricultura regenerativa, centrado en restaurar los suelos, disminuir el uso de agroquímicos y aumentar la resiliencia frente al cambio climático, sin comprometer la rentabilidad.
El proyecto es un ejemplo de cómo la ciencia aplicada, la cooperación internacional y el compromiso social pueden converger para impulsar soluciones de alto impacto para el sector agroalimentario mexicano.
*Imágenes Tecnológico de Monterrey.