La incorporación de rastrojos es una práctica alternativa al uso del fuego en la agricultura, la que se realiza con diversos tipos de implementos. Uno de estos es la rastra incorporadora de 20 discos y 2,5 metros de ancho, herramienta económica y versátil (Figuras 1 a 4).
Este equipo puede realizar la preparación de suelo, tanto en terrenos que han sido arados previamente como aquellos que no. Se puede utilizar en predios con maleza ligera y rastrojos de cereales que, idealmente, no superen las tres toneladas por hectárea (t/ha) y los 10 a 15 centímetros de altura de caña, para obtener los mejores resultados.
Esta rastra está equipada con 20 discos y se incorpora al tractor a través de un pistón hidráulico, con lo cual la carga en los brazos posteriores del tractor disminuye.
Figura 1. Vista posterior con rodillo dentado de rastra incorporadora 20 discos – 2,5 metros.
Figura 2. Vista frontal de rastra incorporadora 20 discos – 2,5 metros.
Figura 3. Discos dentados rastra incorporadora 20 discos – 2,5 metros.
Figura 4. Discos dentados rastra incorporadora 20 discos – 2,5 metros.
Figura 5. Evaluación de rastra incorporadora por parte de las y los agricultores y asesores de la Región de La Araucanía, en Día de Campo realizado por INIA Carillanca.
La estructura de soporte del disco es el marco principal, desde donde se fijan los discos dentados de 51 cm de diámetro en un ángulo de 15 grados. Además, cada sección del disco está protegida individualmente contra sobrecargas con un amortiguador de goma.
La rastra incorporadora está equipada con una barra de tiro, de modo que sea más fácil conectarla al tractor. El funcionamiento de este implemento requiere entre 1.600 a 1.800 rpm en la marcha C4 a una velocidad entre 10 a 12 km/hora con un rendimiento entre 10 a 12 ha/día.
Se puede utilizar inmediatamente después del triturador de rastrojos. Se requiere de una segunda pasada del implemento con mayor velocidad y a una profundidad de 6 a 16 cm, de acuerdo al cultivo que se establezca a continuación.
Como su funcionamiento no genera compactación subsuperficial en el terreno, favorece una mejor irrigación en el subsuelo, permitiendo que el oxígeno y el agua procedente de la lluvia lleguen a las capas inferiores, previniendo la erosión.
Los cultivos de cereales de alto rendimiento producen gran cantidad de paja que, al incorporarse y descomponerse, libera nutrientes al suelo, beneficiando el crecimiento del siguiente cultivo. La paja se descompondrá más rápidamente si se incorpora en los primeros 5 cm del suelo, donde las bacterias aeróbicas son más activas.
Más cerca de la siembra, la paja descompuesta debe mezclarse más profundamente en el suelo, dejando el suelo limpio en la superficie para la germinación de las semillas y el establecimiento de raíces. Para una adecuada incorporación del rastrojo, se requiere un suelo friable, que asegure una cama de siembra óptima, lo que se logra fácilmente con este implemento, una vez que ha sido bien regulado.
Imprescindible es la regulación del rodillo para determinar la profundidad del trabajo de la rastra incorporadora.
La incorporación de rastrojos al suelo es una práctica agrícola clave que ofrece numerosos beneficios tanto para el suelo como para los cultivos. A continuación, se destacan los principales beneficios:
Los rastrojos, al descomponerse, liberan nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio, que son absorbidos por los cultivos futuros.
Favorecen la formación de materia orgánica, esencial para la productividad a largo plazo.
Los residuos incorporados mejoran la estructura del suelo, incrementando su capacidad para retener agua y reducir la escorrentía.
Esto es especialmente valioso en regiones propensas a la sequía.
Actúan como un amortiguador frente al impacto de las gotas de lluvia, reduciendo la compactación y la erosión.
Ayudan a mantener una textura suelta y aireada, facilitando el desarrollo radicular.
Los restos vegetales sirven de alimento para microorganismos, lombrices y otros organismos beneficiosos, promoviendo un ecosistema saludable en el suelo.
Esta biodiversidad contribuye al control natural de plagas y enfermedades.
Al devolver nutrientes al suelo, disminuye la necesidad de insumos químicos externos, lo que reduce costos y el impacto ambiental.
La incorporación de rastrojos es una práctica de agricultura regenerativa que contribuye a la captura de carbono en el suelo, ayudando a combatir el calentamiento global.
Un suelo con mejor estructura y mayor contenido de materia orgánica es más fácil de trabajar, lo que facilita las labores de siembra y mejora la germinación.
Triturar los rastrojos antes de incorporarlos para facilitar su descomposición.
Considerar la relación carbono/nitrógeno (C/N) de los restos vegetales para evitar problemas de inmovilización de nitrógeno.
Combinar esta práctica con rotaciones de cultivos y técnicas de conservación de suelo para maximizar los beneficios.
La incorporación de rastrojos al suelo no solo mejora la sostenibilidad de la actividad agrícola, sino que también optimiza el rendimiento de los cultivos a largo plazo.
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