El cerezo es la principal especie frutal plantada y exportada en Chile. El 85 % de la superficie se concentra entre las regiones de O'Higgins y el Maule (50.784 ha). El éxito de la producción se basa en generar fruta de excelentes estándares comerciales, lo cual se consigue con huertos sanos y equilibrados. No obstante, actualmente uno de los mayores problemas del cultivo está relacionado con la presencia de la enfermedad de la madera. Estos problemas han sido atribuidos a diversos patógenos y, entre ellos, a hongos que afectan la madera de los árboles (Figura 1).
Las enfermedades de la madera constituyen uno de los problemas de más difícil control dentro del espectro de enfermedades fungosas y/o bacterianas que afectan a las plantas cultivadas (Núñez y Trujillo, 2022). En un estudio de prevalencia de estas enfermedades, llevado a cabo por INIA Rayentué y financiado por el Gobierno Regional de O'Higgins, se indica que el 25% de las plantaciones de cerezo presentan cierto grado de avance de las enfermedades asociadas a hongos de madera (Otárola y Osorio, 2024, información en publicación).
Al tratarse de hongos, todos se reproducen por esporas, pequeñas estructuras microscópicas que se desarrollan dentro de sus cuerpos reproductivos. Estos se alojan bajo la corteza en el caso de Cytospora, Calosphaeria y Eutypa y en la base de los troncos para Chondrostereum, liberando sus esporas al ambiente durante los períodos lluviosos, las que son diseminadas por el viento a grandes distancias (Grinbergs et al., 2023).
Una de las principales medidas de control es la eliminación de material infectado desde el huerto para reducir la fuente de inóculo y, con ello, evitar futuras infecciones, ya que una vez ocurrida la infección, no hay métodos de control curativo.
No obstante, existe la posibilidad de frenar el avance de la enfermedad a través de medidas complementarias a la poda sanitaria, como programas de aplicaciones invernales, también enfocados en disminuir la presión del inóculo.
En el marco del proyecto FIC “Transferencia, prospección y manejo de hongos de la madera presentes en frutales de carozo de la Región de O'Higgins”, ejecutado por INIA Rayentué (2021-2024) y financiado por el Gobierno Regional de O'Higgins, se evaluó durante las temporadas 2021-2022-2023 el efecto de distintos programas de aplicación propuestos por las empresas asociadas al proyecto, con el objetivo de controlar el avance de la enfermedad en un huerto de cerezos variedad Santina, con alta incidencia de Cytospora sp.
El detalle de cada programa se describe en la Figura 2, en comparación contra un tratamiento Control, sin aplicación de productos fungicidas y/o bioantagonistas. Las aplicaciones de estos programas se han definido en tres momentos claves: en caída de hojas, durante la poda y en brotación. Las aplicaciones fueron realizadas con nebulizadora, utilizando un mojamiento de entre 1.000 a 1.500 L/ha, dependiendo del tamaño de la fronda.
Con el objetivo de determinar el efecto de estos programas, se ha evaluado el avance necrótico en ramillas podadas durante la temporada anterior, el peso del material dañado (poda de limpieza), el daño general de las plantas y algunos componentes productivos.
Durante los inviernos 2022-2023-2024, previo a la poda, se evaluó el avance de la lesión en los cortes de poda de la temporada anterior (Figura 3). Durante el invierno 2022, un año después de la aplicación de los programas, el tratamiento Control presentó un mayor avance de la lesión que los demás programas aplicados. Similar comportamiento fue observado durante el invierno 2023, donde las ramillas del Control volvieron a presentar un mayor avance de la lesión con respecto a ramillas provenientes de los distintos programas.
Durante el invierno 2024, a pesar de mantenerse la misma tendencia que en las temporadas anteriores, no se observaron diferencias estadísticas entre los distintos programas y el Control, lo cual podría estar asociado a las eventualidades climáticas ocurridas durante la temporada 2023, caracterizada por una primavera fría y lluviosa.
No obstante, en términos generales, la aplicación de los programas redujo significativamente el avance de la lesión al cabo de tres temporadas de evaluaciones.
El porcentaje de cuaja es el componente más importante que define el potencial productivo de las especies frutales. En cerezo, la cuaja depende de diversos factores.
Entre estos destacan el clima, la condición nutricional de la planta y el estado fitosanitario. De acuerdo a la información entregada por la Figura 4A, el porcentaje de cuaja fue significativamente mayor en aquellas plantas aplicadas con los distintos programas en comparación al Control, mientras que entre estos no se evidenciaron diferencias sustanciales.
Esta tendencia se mantuvo durante las dos temporadas. Una observación importante fue el impacto negativo del avance de la lesión sobre el porcentaje de cuaja. Es decir, ramillas que presentaban un mayor avance de la enfermedad también presentaron una menor cuaja (Figura 4B).
Por otra parte, también se evidenció que el avance de la lesión disminuía considerablemente cuando este se encontraba con restos de pintura proveniente de la pasta poda aplicada durante la temporada anterior (Figura 4B).
Durante los meses de verano, el huerto realizó una labor de limpieza del material vegetal, eliminando ramas muertas con presencia de cancros y picnidios, ramillas de uno o más años con necrosis interna, entre otros síntomas (Figura 5). En cada oportunidad se realizó un pesaje de este material a 10 plantas de cada programa. El resultado de esta evaluación se exhibe en la Figura 6A.
De acuerdo con lo anterior, todos los programas evidenciaron un menor peso de material de poda dañado en comparación al Control en las últimas dos temporadas de evaluación. Esta variable es un buen indicador del estado fitosanitario del huerto, puesto que se relaciona directamente con el porcentaje de daño observado de las plantas (Figura 6B).
El nivel de daño del huerto fue evaluado durante el otoño 2021 (antes de iniciar los programas) y se revaluó durante las temporadas 2022 y 2023, realizando una inspección general a 50 plantas de cada programa, determinando así un porcentaje de daño asociado a sintomatología de hongos de madera.
Entre los años 2021 y 2023 se observó una reducción del porcentaje de daño en todos los programas, incluyendo al Control. Sin embargo, se observó una mayor reducción del daño en los programas aplicados (Figura 6B).
La disminución de daño observada en el Control se debe, fundamentalmente, a las buenas prácticas de remediación que realiza el huerto, como es la poda de limpieza anual, la desinfección de herramientas de poda, el uso racional del cobre, la minimización de labores que generan heridas, una fertilización balanceada, entre otras. No obstante, la aplicación de estos programas podría remediar un 20 % el daño, obviando las prácticas de remediación que realiza el huerto.
