Con retrasos que ya alcanzan los diez días para los buques que no han reservado previamente un tránsito, crece la preocupación por el impacto que las restricciones vinculadas a la sequía en el Canal de Panamá tendrán en el comercio de productos perecederos desde la costa oeste de Sudamérica hacia la costa este de EE.UU. y Europa continental.

Particularmente, los envíos de banano desde Ecuador y la temporada de la uva chilena, centrada en el transporte frigorífico, son especialmente vulnerables. 

El peligro es considerable: A diferencia de los servicios regulares semanales de banano desde Ecuador operados por Seatrade y Cool Carriers, que tienen franjas horarias de tránsito reservadas con antelación, los cargamentos de fruta de temporada caduca y de banano spot no las tienen.

La situación puede ser precaria para el plátano ecuatoriano, pero será bastante más problemática para la uva chilena. Los buques que cargan uva de mesa, berries y carozos en Chile podrían verse afectados por una serie de variables previsibles e imprevisibles en ambos extremos de la cadena. 

Entre ellas se incluyen los retrasos en la recolección y el embalaje debidos a las condiciones meteorológicas, las estimaciones imprecisas del momento y el volumen de la cosecha, los problemas de atraque y la congestión portuaria en Valparaíso, y los retrasos en el río Delaware antes del viaje de regreso.

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Dado que toda la uva chilena tiene que llegar a Estados Unidos antes de que finalice el plazo de pedidos de comercialización en abril, la situación en marzo podría rozar lo crítico.

Mientras tanto, en el peor de los casos, los buques con destino al USEC que no alcancen su escala en el Canal se desviarán a la costa oeste de EE.UU. y cruzarán el país por ferrocarril o camión.

Los servicios operativos del transportista en la misma ruta comercial se verán afectados en parte por la reducción del número absoluto de tránsitos y en parte porque también habrá un límite en el calado de los buques. 

Dependiendo del tamaño del buque, esta limitación obligará a los transportistas a descargar contenedores en Balboa para ser transportados por ferrocarril a través del istmo hasta Cristóbal, desde donde serán cargados de nuevo. 

Aunque es más probable que los contenedores transportados sean furgones secos que frigoríficos, el proceso de transbordo retrasará inevitablemente el viaje y también puede causar congestiones en las terminales de contenedores de ambos extremos de la vía navegable.