Cerezas: El comportamiento en postcosecha es clave al elegir una variedad
El ingeniero agrónomo, consultor internacional especialista en frutales, asesor y productor de cerezas y director técnico de Caducos, Jordi Casas, quien dio una clase magistral en Cherry Tech Convention, evento técnico de cerezas en Chile, concedió una entrevista a PortalFruticola.com para compartir su perspectiva sobre cómo ve el futuro de este cultivo en el país, el desarrollo de nuevas variedades y los tiempos que maneja Chile, la apertura de nuevos mercados y el manejo de la fruta en relación a la postcosecha y el cultivo sostenible.
Las cerezas constituyen actualmente un cultivo rentable para el productor y Chile ha tenido un gran aumento de la superficie plantada en las últimas décadas, con modernización y mejora en los huertos, inversión en infraestructura, tecnología de postcosecha y packings. Ahora parte de los desafíos están en tener un buen manejo de postcosecha, alargar los tiempos para llegar a destino con calidad y sin deterioro de la fruta, además de ir en paralelo desarrollando nuevas variedades.
Casas explica que siempre se está en constante conocimiento de variedades y comportamiento, pero a la hora de elegir hay que ver condiciones de suelo, clima, sistemas de riego, propiedades del portainjerto, susceptibilidad a enfermedades, precocidad de entrada en producción, calidad de la fruta, el marco tecnológico del manejo y el recurso humano para trabajar el huerto en todas sus etapas.
¿Cuáles son las interrogantes que existen en torno al cerezo, en especial en el sur de Chile?
Las interrogantes son muchas. Si hablamos del sur de Chile, nos referimos a Curicó, Chillán, Talca, Linares, Los Ángeles, el tema más complicado es comercial, no sabemos si los volúmenes que tenemos son capaces de ser consumidos por el mercado chino que estaría llegando en el periodo del Año Nuevo chino. En el caso de lo tardío va apuntando al consumo y ese consumo no es tan alto como lo que se vende antes de esa festividad. Esto se está abriendo e irá cambiando en la medida que lleguemos con buena calidad y este consumo aumente.
¿Y en cuánto a su manejo agronómico?
Tenemos algunos dramas con ciertas enfermedades como el hongo de la madera y cáncer bacterial, pero que están asociadas a proyectos que no tuvieron un inicio muy acucioso en cuanto a segregar los sectores de riego, hay una mezcla de sectores secos con húmedos, lo que hace tener plantas con constante estrés y más sensibles a enfermedades.
¿En relación a las variedades de cerezas también hay inquietud?
Bueno, hay una variedad estrella que es Regina, como señaló Jéssica Rodríguez, quien estuvo de relatora en Cherry Tech, la cual es muy resistente a partiduras, muy acoplable en el sur de Chile, pero de vida más corta. Sin embargo se trabaja en este aspecto, en darle el tiempo que corresponde. Llevábamos dos años con una logística muy mala y con pardamiento en Regina, y este 2023 se manejó muy bien solucionando este problema.
Finalmente creo que en temas agronómicos el foco estaría más en enfermedades relacionadas con estructuras y diseños de riego, las cuales se solucionan con sectorización de zonas de riego de mejor manera.
¿Qué nos puedes decir en este sentido de la proyección y regulación de carga?
Este es otro problema agronómico, se requiere ser más preciso en estos puntos de manera de no incurrir en abusos, manejar también la acidez para lograr un mejor sabor de la cereza, pero también tienen un potencial de calibre mucho mayor.
¿Si tuvieras que hacer un análisis de los productores de cereza chilena, de cómo han manejado temas de clima, suelo, variedades, postcosecha, riego, drenaje, formación del portainjerto, viveros etc., en qué se está al debe?
El productor chileno es super agresivo, lo cual también tiene sus costos o pérdidas, pero se avanza rápido, perdemos algunos huertos, variedades, portainjertos, sin embargo el nivel de productor chileno de cerezas es excelente, buenísimo. Soy consultor no solo en Chile, sino también en Europa, y tenemos un gran nivel técnico. El aprendizaje que han tenido en fruticultura en general, no solo en cerezas, lo cual viene de un legado de las manzanas, de la uva de mesa.
La gran masa de productores está muy avanzada, pero estamos al debe, y lo digo en primera persona, en que debemos mejorar la logística de cosecha, tomamos un poco a la ligera esta etapa que es la final del trabajo que se realiza todo el año. Hay que planificar con tiempo, con medidas de contingencia para saber cómo actuar ante los problemas. Creo que el manejo de volúmenes y de personas es la clave.
Con la situación climática actual, ¿Qué precauciones deben prever los productores y qué medidas deben tomar para minimizar riesgos? ¿Cómo se logra un manejo más sustentable?
En cuanto a prevenir tenemos pronosticadores, estamos escuchando a Fernando Santibáñez y observando diferentes modelos climatológicos para conocer más de las temporadas, a veces uno se asusta cuando ocurren eventos en otros lugares que se pudieran replicar aquí. En Chile tuvimos muchas lluvias que dejaron huertos inundados sobre todo en las regiones VI costa y VII costa, que estuvieron expuestas al aumento de caudal de los ríos y el nivel de nieve que fue más alto que lo normal.
Lo otro es trabajar con lo cálido y la carga frutal, que se trabaja con algunas tecnologías para mejorar los temas de cuaja y menores cantidades de frío acumuladas y enfrentar lluvias cercanas a la cosecha. Existen variedades más tolerantes a las lluvias y también con el avance en el uso de plástico hay beneficios, pero aún debemos aprender más. Compramos sin saber lo que estamos comprando en plásticos, conocer más las características y si produce o no ablandamiento, los plásticos se ensucian pierden transmisibilidad.
¿Qué valor tiene el huerto en este caso de cerezas en sus etapas iniciales?
Lo más importante para un huerto nuevo es analizar las características de suelo, capacidades de estanque, necesidades de drenaje, de estructura para lograr una macroporosidad mayor, lo ideal es ver todo esto previamente, porque una vez crecido el huerto se pueden hacer cosas, pero después cuesta más.
El buen diseño de riego es fundamental, el cual debe estar entre US$ 4 mil y US$ 5 mil por hectárea, es una inversión para toda la vida del huerto y si eso se compara con lo que se gasta en fitosanitarios, que se gasta en orden de 3 mil quinientos a 4 mil dólares, y nos cuestionamos. Discutimos tanto esta inversión de riego inicial y ahí es donde hay que poner el dinero, hacerlo bien y con buen diseño de sectores. También sostener la macroporosidad de los suelos es un desafío, como son monocultivos se van compactando, se va perdiendo la microbiología de los suelos, materia orgánica y se requiere aplicación de ácido húmico y bio estimulantes dirigidos a los microorganismos del suelo es la clave y debe partir desde el primer año.
¿En relación a variedades, cuáles son las que Chile debe potenciar? ¿Cuánto tiempo tomaría al país el recambio, considerando los tiempos para tener plantas disponibles para ello?
Los recambios varietales son seguros, es sí o sí. Las manzanas fueron las primeras con el recambio, la uva de mesa, los nectarines, los duraznos, arándanos. En las cerezas también tiene que venir, sabemos que el pack de variedades que teníamos en el año 80 saltamos a un bombardeo de variedades en los 90, con Santina (temprana y con una fácil postcosecha) y Lapins (muy productiva) como estrellas, de ellas seguimos aprendiendo no solo como variedad si no sobre su comportamiento en diferentes patrones. Además de ir conociendo las que van apareciendo ya sea tempranas o tardías, estas últimas han quedado un poco de lado por el hecho de llegar de manera temprana al Año Nuevo chino, pero en las variedades tardías en la medida que lleguen variedades de sabores más destacados pueden derrumbar a aquella variedad que pueda ser ícono.
En las tempranas hay una oferta grande, pero hay que considerar que Chile está distante de los mercados, por eso no solo hay que analizar la calidad de la vida productiva sino que el comportamiento postcosecha, necesitamos que lleguen bien a destino. A esto se suma el tener el conocimiento del consumidor, en el caso de Chile mayoritariamente es asiático, y le puede gustar más una que otra.
Finalmente el desarrollo de variedades nuevas puede ser 5 a 6 años, para conocer y decir está sí o esta no, actualmente se está plantado de todo para posteriormente decir con cuál nos quedamos.
¿El gusto que tienen las cerezas chilenas atrae al mercado chino, qué características puede atraer por ejemplo a India?, ¿Son las mismas?, ¿Cuáles serían las variedades que pueden gustar?
Se están haciendo levantamientos bastante fuertes por parte de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (ASOEX), trabajando full en el comité, pero hoy tenemos una tremenda traba. Para llegar a India son 60 días, entonces la pregunta es, qué variedad me va a durar ese tiempo. Hay que levantar la información de cuánta cantidad en consumo está generando India, no sabemos muy bien los gustos, no es comparable lo que se conoce del mercado chino en relación al indio.
Quiero pensar positivo y con la cantidad de población que tiene ese país, es un potencial de mercado importante y con la fuerte potenciación del marketing de ASOEX se irá conociendo más.
¿Cómo vislumbras el futuro de la cereza en Chile?
Positivo siempre, como industria en Chile hemos sido agresivos, hemos ganado y perdido, pero la curva es de ascenso. La subida anual de 5 a 7 mil hectáreas que teníamos ya no será así, este sería el último año de incremento para lograr una estabilización, porque sabemos que hay un tope. Si sobrepasamos con oferta la demanda de nuestros mercados, tendremos años malos.
China recibe el 94% por ciento de los envíos de cerezas chilenas, si China se resfría, como una manera de decirlo, Chile se va de espalda, no tendríamos dónde poner esa producción. Por eso es necesario tener otros mercados y para eso los técnicos, los comerciales, los expertos en postcosecha, están trabajando fuertemente.