Por Francisco Contardo, Director Ejecutivo Comunicagro

Francisco Contardo, Director Ejecutivo Comunicagro.

Los últimos días de junio y primeros días de julio tuve la oportunidad y regalo de participar en el Congreso Internacional de Periodistas Agrícolas 2022, efectuado en Dinamarca, gracias a la Federación Internacional de Periodistas Agrícolas (IFAJ) y su invitación para asistir a un curso previo organizado por la propia IFAJ y Corteva.

Lo anterior, en mi rol de presidente de la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de Chile, agrupación que fundamos hace 4 años, y que hoy cuenta con 120 miembros. En la oportunidad nos incorporamos como miembros plenos de la mayor instancia del rubro a nivel mundial.

Como parte de esta fantástica experiencia, los colegas daneses, que este año fueron país sede del Congreso Internacional, nos armaron diversos tours técnicos recorriendo haciendas, empresas, y organizaciones ligadas a la producción agrícola local. Visitamos una serie de predios agrícolas de diversa envergadura y tipos de producción. Unos apuestan por la agroecología y la producción orgánica, otros por la agricultura convencional, otros son ganaderos, otros tienen bioenergía en base a desechos agrícolas, etc.

Confieso que las tecnologías no me sorprendieron demasiado, y me di cuenta de que en Chile funcionamos en un nivel del primer mundo en ese aspecto. Lo que me sorprendió en cambio de los daneses fue algo que hoy es tanto o más importante…. Los agricultores daneses y las industrias ligadas al sector tienen un propósser sostenibles desde todo punto de vista, deben cuidar la tierra, el agua, generar energía limpia y aportarla al sistema, no sobre aplicar productos, y mantener a sus hijos en el campoito común muy marcado que los mueve, que no es otro que asegurarse que sus familias, las próximas generaciones, sigan cultivando tal cual o mejor que lo que ellos lo hacen.

Para eso deben , entusiasmados por vivir y desarrollarse en la actividad que para sus padres y abuelos ha sido un estilo de vida. En base a este propósito se construye una sociedad rural que está al servicio de que ello se cumpla, con pequeños poblados y ciudades escala humana con buena calidad de educación, salud, servicios básicos. Todo está bastante bien alineado con el propósito.

Mientras cruzaba el Atlántico de regreso reflexionaba sobre lo importante que es lograr esa coherencia. Y de las razones de porqué para los jóvenes en Chile no es atractivo necesariamente seguir en el campo y las brechas que hoy hay en la ruralidad en cuanto a educación, salud, disponibilidad de agua potable, entretenciones, etc.

Con el paso de las semanas he seguido pensando en ello, y me convenzo de que es realmente importante que un sector que produce alimentos para nuestra población y que además los lleva al mundo con un excelente standard de calidad, cuente con un relato potente, atractivo, que cautive. Pero la comunicación debe encontrar un correlato en la operación, en lo que se hace día a día, y el propósito no debe ser simplemente recibir una buena remesa en dólares a fin de temporada, o generar empleo para una cierta cantidad de personas.

Les invito a trabajar en descubrir el propósito de su trabajo diario, y seguro se encontrarán con la necesidad de colaborar con otros, de asociarse, de vincularse con las comunidades vecinas, de hacer alianzas, de encantar y de aportar a un mayor desarrollo rural para lograr hacer vida ese propósito.

Dediquémosle tiempo y mucha pasión al por qué de lo que hacemos, y seguro en el mediano y largo plazo la retribución será más permanente y sostenible desde lo material y lo espiritual. Y, por lo pronto, atraeremos mucho más talento joven al sector, porque a los nuevos profesionales los mueve el “sentido”, tanto o más que el dinero. Como dijo un amigo español: ¡Enhorabuena por eso!