Agroinnovación: el camino hacia el futuro

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Agroinnovación: el camino hacia el futuro

Por Evelyn Silva M., Jefa Nacional Unidad de Gestión de la Innovación, INIA

evelyn silvia

Evelyn Silva

En Arica, por cada metro cuadrado de cultivo se obtienen 30 kg de tomates, mientras que, en otros lugares del país, el rendimiento puede ir entre los 5 y 18 kg. Esto se debe a que el clima permite ventajas comparativas a la hora de cultivar, lo que es muy relevante hoy, cuando enfrentamos tremendos desafíos a nivel climático, además de otras contingencias como los impactos generados a nivel global por la guerra y los efectos de la pandemia en la cadena logística, que se traducen en aumentos de hasta 500% en el precio de insumos clave como los fertilizantes.

Los agricultores tienen breves ventanas de tiempo para planificar y definir sus cultivos, por ello las decisiones que deben tomar en escenarios cambiantes requieren cada vez más datos y gestión del conocimiento para el desarrollo de una agricultura sostenible, que permita resguardar la seguridad alimentaria.

A pesar de que, para quienes que cultivan la tierra, la innovación puede resultar lejana tanto por la capacidad de desarrollarla como por los costos de implementarla, han sido hábiles y resilientes en la adaptación de sus procesos para maximizar sus recursos y obtener mejores rendimientos. Hoy es imprescindible profundizar en el uso de ese conocimiento para utilizar los recursos disponibles de manera estratégica y así desarrollar su actividad respondiendo a condiciones desafiantes.

En esta línea, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) ha desarrollado a lo largo de su historia un trabajo sostenido para proveer al mundo del agro de nuestro país -desde la Agricultura Familiar Campesina (AFC) hasta la mediana y gran agricultura- de información, conocimiento y asesoría para progresar de manera eficiente y sostenible. El trabajo actual está enfocado precisamente en la transferencia de este capital de conocimiento hacia la AFC, a través de capacitación y paquetes tecnológicos que permiten, por ejemplo, aplicar las dosis correctas de productos y así maximizar su eficiencia y resguardar los cultivos, o entregar asesoría directa para optimizar el recurso hídrico. El trabajo de Marjorie Allende de INIA, en Arica y Parinacota, es un maravilloso ejemplo de las ventajas de transferir conocimientos.

Entonces, ¿cómo ha logrado Arica mejores rendimientos? Aplicando conocimiento e innovación desde la planificación hasta la cosecha, usando el saber que ha acumulado durante generaciones e incorporando nuevas prácticas a partir de la gestión de la innovación.

Así como el acceso a financiamiento es crucial para la actividad, también lo es la capacidad de incorporar conocimiento y tecnología a cada predio, permitiendo con ello que la gestión de la innovación garantice la sostenibilidad de su actividad. ¡No paremos de transferir!

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