El Centro Regional del Agua para Zonas Áridas y Semiáridas de América Latina y el Caribe, CAZALAC -organismo patrocinado por la Unesco-, publicó un estudio respecto de los cultivos de paltos en Chile, siendo éste el primer análisis con evidencia científica sobre el impacto medioambiental y el uso de agua de esta actividad productiva.
El estudio, denominado “Estado del arte ambiental de plantaciones de Persea americana Mill en Chile”, contó con el Comité de Paltas de Chile como organismo facilitador de la investigación y es un trabajo inédito dentro de la industria agrícola. Surgió ante la falta de información especializada respecto de los cultivos de paltos, luego de la participación de distintos actores de la industria en la Comisión Especial sobre Recursos Hídricos, Desertificación y Sequía del Senado, realizada en 2019.
Entre las principales conclusiones del reporte, destacaron el uso “eficiente y adecuado” del agua y la contribución a 14 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS), entre los cuales se incluyen “Acción por el Clima”, “Ciudades y Comunidades Sostenibles”, “Producción y Consumo Responsables” y “Hambre Cero”, entre otros.
José Gabriel Correa, presidente del Comité de Paltas de Chile, valoró el trabajo realizado por CAZALAC y afirmó: “la actividad agrícola y la producción de alimentos requiere del uso adecuado de suelos y una gestión eficiente del agua, más aún en medio de una megasequía que se extiende por más de 13 años en el país. Un estudio inédito como éste, que verifique por primera vez la situación geoambiental de cultivos de palta en Chile, nos indica que los estándares de producción de la industria están en el camino correcto y nos da luces respecto de cómo avanzar hacia una agricultura cada vez más sustentable y regenerativa”.
Una de las principales conclusiones de la investigación tuvo relación con el uso “eficiente y adecuado” del agua, un aspecto clave considerando los graves efectos que ha tenido la sequía, tanto para las comunidades rurales como para productores.
Al respecto, los investigadores concluyeron que la amplia cobertura de riego tecnificado entre los productores de paltas permite calificar como eficiente el uso del recurso hídrico, estimándose un consumo aproximado de 8.980 m3 de agua por hectárea analizado en zonas muestrales.
Este cálculo se suma al realizado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) en 2013, entidad que sobre la base de la metodología Water Footprint Network estimó una huella hídrica de la palta en torno a los 427 l/kg.
De esta forma, los paltos se ubican dentro del rango promedio del consumo de agua frente a otros cultivos frutícolas, incluso por debajo de algunas de las principales producciones agrícolas del país. Sin embargo, cabe destacar que las frutas son de los alimentos que menos agua consumen, en comparación con los cereales, aceites, legumbres, frutos secos, leche, huevos, carnes y alimentos procesados, entre otros.
Asimismo, el reporte constató el reconocimiento oficial del Estado en relación a que la sequía que hace 13 años afecta al país es una problemática “constante”, con “un historial climatológico debidamente validado y verificado” y “no vinculada bajo ningún aspecto a un cultivo o especie en particular, y en la cual es necesario concurrir con soluciones y no mediante conflictos, lo cual es una obligación deducida de los tratados internacionales vigentes y ratificados por Chile, que tienen fuerza de ley”.
Junto con ello, el reporte consignó la reducción de todo tipo de plantaciones frutales en la provincia de Petorca, una de las zonas más afectadas por la sequía de Chile, desde las 14 mil ha a 4 mil en 2020, incluyendo la disminución de hectáreas de paltos. Estos datos no incluyen la fuerte reducción por cortes a tocón de cultivos de paltos en la zona, con el fin de reducir al mínimo el uso del recurso hídrico debido a su escasez.
Uno de los elementos más novedosos del informe apunta a los efectos positivos de los cultivos de paltos en su entorno, considerando el mejoramiento de suelo y la interacción con la flora y fauna nativa.
Si bien al iniciarse las plantaciones existe un cambio de vegetación, el estudio concluye que en el mediano plazo se genera un ecosistema nuevo con mayor cobertura vegetal a la original, la cual es capaz de albergar diversidad con alta presencia de macrofauna, insectos polinizadores y fauna nativa.
En este sentido, se verificó que las plantaciones cercanas al ecosistema de matorral nativo presentan una alta biodiversidad con abundancia de especies presentes, generando un soporte de humedad y alimento para los animales de la zona. Además, se constató que entre los años 9 y 10 tras su plantación, los paltos permiten reducir el riesgo de erosión del suelo a valores similares a la vegetación nativa circundante, lo que se va incrementando con los años. Cabe señalar que los cultivos de paltos se trabajan con plazos de hasta 50 años.
Asimismo, producto de lo anterior, CAZALAC constató una mayor capacidad de absorción de CO2 de la atmósfera y la subsecuente liberación de oxígeno por parte de las plantaciones de paltos adultos, generando incluso un efecto ecológico positivo que ayuda a contrarrestar el efecto invernadero en tiempo y espacio superior a las especies vegetales nativas, especialmente en zonas áridas y semiáridas con formaciones xerofíticas.
El estudio estuvo dirigido por Elir Rojas, geógrafo e investigador asociado en Cambio Climático y Sequía de CAZALAC, y un equipo de investigadores compuesto por Carla Salinas, bióloga, doctorada en desertificación y sequía; Gabriel Mancilla, ingeniero forestal, doctorado en Ciencias de la Ingeniería y Director Ejecutivo de CAZALAC; Sergio Scott, biólogo, doctor en biología molecular y ecología; Pablo Rojas, abogado; y Manuel Soto, ingeniero forestal y Director de Estudios de CAZALAC.
Debido a la distribución geográfica de las plantaciones de paltos en Chile -ubicadas principalmente entre la IV y VI Región -, se definió una unidad muestral en la comuna de Panquehue, V Región, con el objetivo de reunir aspectos biogeográficos, climatológicos, ambientales y sociales representativos del 66% de la producción nacional de esta fruta. Además, se estudiaron otros siete predios (cuatro ubicados Cabildo y Petorca, uno en Quillota y uno Santa Cruz), elegidos aleatoriamente, en consideración a sus características representativas.
Participaron como observadores institucionales la CONAF, en su condición de “punto focal” para Chile de la Convención de Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación y Sequía. Y Wilfredo Alfaro, ingeniero forestal, máster en hidrología.
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