Agricultura Convencional

Procesamiento de imágenes ayuda a detectar microfisuras y cracking en cerezas

11 Noviembre 2021

El proyecto del Centro de Fruticultura Sur y liderado por la Universidad de Concepción, Chile, desarrolló una herramienta para detectar y cuantificar el cracking o partidura de la fruta que se produce, principalmente, por la caída de lluvia en el periodo de precosecha.


Figura 1. Imágenes con luz UV de distintos frutos de cerezo con gran nivel de daños a causa del microcracking.

El cracking o partidura de la fruta se produce, principalmente, por la caída de lluvia durante el periodo de precosecha (origen fisiológico del daño), especialmente en viraje de color, o bien, por una permanencia excesiva de la fruta bajo agua durante el proceso de hidroenfriado o hidrocooling, siendo uno de los daños más recurrentes en la postcosecha de las cerezas.



Es por ello que el Proyecto de Postcosecha de Cerezas, dirigido por María Eugenia González de la Universidad de Concepción, se propuso desarrollar una herramienta para detectar y cuantificar microfisuras en cerezas, a partir del procesamiento digital de imágenes obtenidas en longitudes de onda del ultra violeta en precosecha, y que permitiera relacionar la aparición de cracking en cosecha.

El equipo trabajó a partir de una técnica desarrollada para la visualización del daño, propuesta por Peschel y Knoche (2005), con la ventaja de implementar un dispositivo portátil de conexión USB que permitiera una fácil detección y que fuese económico, sin necesidad de requerir equipamiento de microscopia de alto valor.

Luego de aplicada la metodología planteada, se obtuvo un algoritmo de segmentación y reconocimiento, el cual permite identificar y cuantificar el microcracking a través imágenes obtenidas en frutos en distintas etapas del crecimiento, desarrollo y maduración (Figura 1). La información que se extrajo de las imágenes y la utilización del algoritmo, fue el área total del microcracking y el número de microcracking presente.

Utilizando los datos de la temporada 2020-2021, se relacionó la información obtenida por medio del algoritmo, alcanzando un porcentaje de efectividad de un 91%. A su vez, éste se relacionó con parámetros fisico-químicos de las cerezas, donde se observó que el diámetro ecuatorial 1, la masa y el contenido de sólidos solubles se relacionaban con el área del microcracking (Figura 2), es decir, a medida que el fruto madura (aumento en su diámetro, masa y sólidos solubles) el área de microcracking también aumenta.  Cabe destacar que la detección de las microfisuras fue inmediata, sin requerir procesos de inducción de las mismas en agua, como normalmente es visualizado.


Figura 2. Relación entre el diámetro ecuatorial 1 (mm) (A), la masa (g) (B) y los sólidos solubles (°Brix) (C) con el área de microcracking (cm2), en las zonas del ápice, sutura y hombro de las cerezas, sumergidas en agua durante 0 y 15 minutos.

A su vez, la aparición del cracking luego de sumergir las cerezas durante distintos periodos de tiempo, siguió la misma tendencia mencionada anteriormente, es decir, mientras más maduros estaban los frutos, mayor fue la aparición del daño (Figura 3).


Figura 3. Número de cerezas con cracking, luego de ser sumergidas en agua durante 0; 15; 30; 60; 120; 240 y 360 minutos, en precosecha y cosecha.

Se espera que el desarrollo de esta herramienta y su uso, permita en un futuro cercano, hacer un análisis previo del microcracking, que posibilite la toma de medidas preventivas en los huertos, y así disminuir la aparición de cracking en cerezas, tanto en la cosecha como en la postcosecha.


Agradecimientos al Centro Fruticultura Sur, que colabora con este material de difusión.

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