La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) exigió a la Generalitat Valenciana y al Gobierno central que redoblen sus esfuerzos en la investigación y la autorización urgente de nuevos formulados para evitar la expansión de la mancha foliar del caqui (Plurivorosphaerella nawae) en las próximas campañas.

En un comunicado, la organización agraria se manifestó respecto a las "nefastas consecuencias que amenaza con provocar este hongo en el cultivo".

Lo anterior, "después de que técnicos de la conselleria de Agricultura informaran, durante una jornada fitosanitaria organizada por AVA-ASAJA en la Finca Sinyent, que en 2019 detectaron graves resistencias frente al grupo de fungicidas estrobirulinas –Azoxistrobin y Piraclostrobin– en varios términos de La Ribera Alta (Alzira, Benimuslem, Guadassuar y Massalavés) y que en 2020 comprobaran la extensión de estos fallos de control a la mayoría de las zonas productoras de caqui de la provincia de Valencia".

Afirmaron que muchos agricultores no lograron reducir la presencia de la mancha foliar del caqui en sus parcelas. A pesar de incrementar el número de aplicaciones, recalcaron, lo que además comportó un mayor impacto ambiental y un sobrecoste económico.

Por otra parte, indicaron que el cultivo se enfrenta a una incidencia sin precedentes de cotonets y moscas blancas que en el último ejercicio elevaron el desperdicio de caquis a pie de campo hasta las 85.000 toneladas.

Producto de lo anterior, la asociación pide la puesta en marcha de estudios sobre la función que desempeñan las hormigas en la propagación de estas plagas y, en su caso, la obtención de sustancias que reduzcan la población de tales insectos.

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, comentó que “el caqui valenciano atraviesa una situación de emergencia sanitaria que pone en peligro su misma supervivencia".

"Es un ejemplo especialmente significativo de lo mal que lo están haciendo nuestros políticos en materia de sanidad vegetal", remarcó.

Destacó que "ninguna fruta pierde tantos kilos en el campo por culpa de no disponer de soluciones contra las plagas y enfermedades".

Según Aguado, "la conselleria de Agricultura (IVIA) logró encontrar herramientas de control cuando se detectó un primer brote de mancha foliar hace varios años, pero las restricciones fitosanitarias nos han ido quitando armas y eficacia. Si no se consiguen alternativas, las resistencias serán más fuertes y la mancha foliar podría suponer una auténtica catástrofe”.