Por Héctor García O., Fundador y Gerente Gral. Laboratorios Diagnofruit Ltda. hgarcia@diagnofruit.cl.
La fruticultura en Chile debe lidiar con pocas especies bacterianas fitopatógenas. Las publicaciones científicas al respecto son escasas lo que en cierta forma, ya que en general publicamos muy poco, se explica por el relativo bajo impacto de éstas.
Sin embargo, algunos factores han generado que las bacterias pasen a ser una problemática más relevante, y los siguientes aspectos son fundamentales para entender este proceso de cambio:
Actualmente, varios proyectos en cerezos están en pleno desarrollo en nuestro laboratorio, y uno de estos trata de determinar el impacto de Alternaria spp. como agente causal de mancha necrótica foliar.
Continuos muestreos a lo largo de Chile, nos permitieron llegar a una muestra de la comuna de Osorno, cuya sintomatología se puede observar en la foto 1, con abundancia de manchas necróticas en la lámina; y además necrosis marginal, sumando la observación en campo que fue de alta incidencia y severidad.
Foto 1. Hojas Cerezo con manchas necróticas y necrosis marginal.
Al menos dos colonias congruentes con el género Pseudomonas fueron aisladas (Foto 2) y secuenciadas para genes 16S rRNA y Girasa (gyrB); ambas lecturas coincidieron en 99,9 % con perfiles de GenBank de individuos catalogados como Psm, pero al mismo tiempo obtuvimos misma similitud con otra especie cercana.
Con el propósito de confirmar este primer diagnóstico se construyeron partidores específicos (Kaluzna et al., 2016), que además permiten diferenciar razas del patovar.
El resultado: primera detección Pseudomonas syringae pv. morsprunorum raza 1, confirmado a nivel molecular; lo que más tarde fue corroborado in-situ por el SAG en el pasado invierno.
Debido a lo puntual de la detección, circunscrita a un solo huerto de la Región de los Lagos, Pseudomonas syringae pv. morsprunorum continúa bajo el estatus fitosanitario de Plaga Cuarentenaria Ausente, según resolución N° 3.080/2003 y sus modificaciones.
Foto 2. Aislados Psm huerto de Osorno, Enero 2019.
En los últimos años, no son pocos los reportes de cáncer bacterial en huertos de frutos de carozos en el mundo. Sin embargo, gran parte de estos reportes menciona la presencia de más de un tipo de bacteria.
Psm raza 1, Pss, y un probable tercer patovar actuando en conjunto, fue descrito en Michigan, USA, en una severa epidemia hacia fines de la primera década del 2000; los mismos patovares, más Psm raza 2 han sido encontrados causando problemas en cerezos y ciruelos en Bélgica en varias temporadas; detallando Psm raza 1 más asociado a cerezo dulce y Psm raza 2 a guindo ácido; mismo comportamiento descrito en Polonia.
En este último país, los ataques son observados todos los años por las condiciones climáticas imperantes. El Servicio Argentino de Vigilancia y Monitoreo de Plagas señala a Psm como un patógeno presente, aunque sin datos de distribución ni año de detección.
Otros países productores de cerezas, como Nueva Zelandia y Australia, poseen detecciones de Psm y sistemas de monitoreo.
Las bacterias en general, y en particular los Pseudomónidos, son bastante “comunicativos”, algunos científicos los definen como “promiscuas”. Estas descripciones, un tanto humanizadas, apuntan a la capacidad de transmisión de información genética clave para procesos adaptativos de distinta índole, como por ejemplo resistencia a bactericidas.
Distintas formas de transmitir información genética han sido descritas, el más cercano para nosotros es la conjugación, donde una bacteria comparte un plásmido u otro elemento genético móvil. En otros géneros se han descubierto métodos de transmisión de información tan extraños como “robo” o captura de material genético desde individuos muertos.
Entonces, sabemos que se trasfieren información genética fácilmente entre especies patovares y/o biovares. De la misma forma, podemos ver el peligro de que nuevas bacterias entren en nuestros sistemas; como esto es un ida y vuelta, Psa, Psm pueden traer una mochila genética con adaptaciones que nuestras poblaciones no poseen; pero también al revés, nuestras poblaciones pueden entregar información clave para que las bacterias alienígenas se vuelvan más virulentas y se adapten de forma negativa a nuestros huertos.
Si bien el SAG implementó una norma y protocolos para evitar la diseminación del patógeno, la verdad es que la contención de este tipo de bacterias es muy compleja y la experiencia nos señala que debemos aprender a convivir con ellas.
Para soslayar de forma exitosa el desafío debemos investigar y establecer el conocimiento base para elaborar estrategias de control eficientes.
En este momento estamos en proceso de formalizar permisos para estudiar las cepas fundadoras. El plan incluye secuenciación masiva del genoma, caracterización de resistencia a cobre y antibióticos, patogenicidad en las variedades que producimos en Chile; entre otros aspectos que nos ayudará a entender el proceso de adaptación de las poblaciones en el tiempo.
Al mismo tiempo, estamos levantando los recursos económicos necesarios para el desarrollo de la investigación, por lo que dejamos abierta la invitación a participar a empresas de toda la cadena de producción y exportación de cerezas.
Hoy ya contamos con el respaldo de importantes exportadoras como Ranco Cherries y Prize, pero obviamente necesitamos el apoyo de todos.
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