Drosophila suzukii podría convertirse en la plaga más importante para los cerezos en Chile

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Drosophila suzukii podría convertirse en la plaga más importante para los cerezos en Chile

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Un investigador chileno considera que la mosca de alas manchadas pronto podría convertirse en la plaga más seria en la industria de la cereza del país y ha hecho un llamado a rediseñar las estrategias de control actuales.

El insecto, recién llegado a Chile, es conocido también como Drosophila suzukii y es una plaga de origen asiático que se ha expandido por el mundo con gran rapidez y que es capaz de atacar directamente a la fruta, desde una etapa muy temprana de su madurez.

Luis Devotto, investigador de INIA Quilamapu le indicó a Portalfruticola.com que “en pocos años esta plaga podría ser la más importante en cerezo.

“En general, las plagas como insectos o ácaros que atacan al cerezo tienen una importancia comparativa mucho menor que las plagas que atacan a otros frutales de exportación como las uvas de mesa, las manzanas y los arándanos, entre otros”, explicó.

Lo anterior se debe a que en general los insectos y ácaros que se pueden encontrar en el cerezo no amenazan la sobrevivencia de las plantas ni reducen sustantivamente la cantidad de kilos de fruta cosechada y el productor los controla sobre todo por motivos cuarentenarios, es decir, para que no se produzcan rechazos en los países que importan las cerezas chilenas.

El 31 de octubre, la Federación de Productores de Fruta de Chile, Fedefruta, advirtió que durante los días previo habían habido condiciones en algunas áreas del centro-sur que eran propicias para la reproducción de la plaga.

En Chile, los productores suelen estar atentos en mayor medida a las enfermedades, ya que existen organismos capaces de matar a los árboles (cáncer bacterial) y/o reducir significativamente la producción, como las enfermedades causadas por hongos en la fruta. Sin embargo, la llegada de la Drosophila suzukii podría cambiar ese escenario.

“La mosca perjudica directamente la fruta, ya que coloca sus huevos en los frutos y éstos quedan destruidos por la alimentación de las larvas. Aun cuando los huevos no dieran origen a larvas, el sólo hecho de romper la piel de la cereza para introducirlos produce que ese fruto pierda su valor comercial”, remarcó Devotto.

Como la plaga es relativamente nueva, el investigador indicó que el país aún no se ha fijado como meta erradicarla.

“En esta etapa la autoridad sanitaria chilena, SAG, se ha preocupado de monitorear su avance a través del país. Con esta información, el mismo SAG, otras instituciones públicas (INIA; INDAP) y privadas (ASOEX, FDF, BIOFUTURO) se han encargado de informar a los productores a medida que la plaga se va acercando a su región”, agregó.

Añadió que “como eliminar Drosophila suzukii del país no es una meta alcanzable, se han realizado múltiples acciones para preparar a los productores de cerezo para convivir con esta plaga en el mediano plazo, reducir la incertidumbre actual y adaptar la experiencia extranjera a la realidad chilena”.

Esto ha implicado la visita de especialistas extranjeros (EE.UU., Holanda, México), numerosos seminarios, charlas técnicas, recomendaciones escritas (disponibles en la página web del SAG), días de campo y capacitación a los productores en monitoreo y reconocimiento, entre otras cosas.

Además, los especialistas de INIA han estado recolectando enemigos naturales que atacan a moscas chilenas para saber si podrán atacar también a Drosophila suzukii y además han presentado proyectos para crear un insecticida en base a hongos nativos del país que se pueda usar contra esta mosca, incluso el mismo día de la cosecha, a diferencia de los insecticidas químicos que tienen restricciones de uso en ciertas épocas.

Devotto se refirió a las principales precauciones que deben tomar los productores para evitar el desarrollo de la mosca, entre las que se encuentra el no tener vegetación que produzca fruta que pueda ser usada por la plaga, lo que incluye, hasta la fecha, a la zarzamora y la rosa mosqueta.

“Lo anterior puede incluir desde eliminar las plantas, eliminar sólo sus flores o bien aplicar insecticidas cuando los frutos estén presentes; capacitar a los cosecheros y en general al personal que entra y sale de los campos para que no ingresen fruta contaminada y preocuparse del manejo de los residuos (restos de fruta) en bandejas cosecheras, bins, colaciones, basureros, etc.”, destacó.

Añadió que “si la plaga es detectada en el huerto, el uso de cubiertas anti-maleza ayuda a interrumpir su ciclo y hay un listado de insecticidas autorizados por el SAG para ser utilizados, lo cual debe siempre evaluarse en conjunto con la exportadora debido a que cada país de destino establece sus propias exigencias”.

“Este insecto se reproduce muchas veces en el año y por lo tanto no se debe usar el mismo insecticida en forma repetida”, agregó.

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