Perspectivas de la tecnificación del cultivo de la tuna

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Perspectivas de la tecnificación del cultivo de la tuna

Artículo de Nicolás Franck Ing. Agr. M.S., Ph.D. Centro de Estudios de Zonas Áridas y Departamento de Producción Agrícola, Facultad de Ciencias Agronómicas Universidad de Chile.

LA PLANTA

La tuna, cuyo nombre científico es Opuntia ficus-indica, es un cactus originario de México, donde se cultiva tanto por sus frutos como por sus brotes (paletas) tiernos que se consumen como verdura y se conocen como “nopalitos”.

Como todo cactus, la tuna está adaptada para crecer en zonas desérticas con poca agua. Esta adaptación se debe tanto a la morfología de la planta como a su fisiología.

Así, las espinas de la tuna corresponden a hojas modificadas y sus tallos, conocidos como cladodios o “paletas”, realizan las actividades típicas de las hojas: transpiración (salida de agua desde la planta en forma de vapor) y fotosíntesis (transformación de la energía solar en materia, proceso que permite el crecimiento de las plantas).

La ventaja de esta modificación es que los tallos pueden almacenar mucha agua para períodos secos y pierden muy poca agua al tener menos poros (estomas) que las hojas y estar cubiertos de ceras.

Por otro lado, las tunas, a diferencia de otras plantas, en vez de transpirar de día lo hacen de noche por lo que pierden menos agua y, por lo tanto, extraen menos agua del suelo.

Las raíces de las tunas son muy superficiales, lo que les permite captar las escasas lluvias del desierto, y están cubiertas de una gruesa corteza que evita que pierdan agua cuando el suelo se seca. Estas adaptaciones permiten a las tunas consumir aproximadamente un cuarto del agua que requiere cualquier otro frutal para producir una buena cosecha. A pesar de estas características de planta de desierto, la tuna no es muy tolerante a la salinidad, problema que es muy común en zonas desérticas.

Los frutos de las tunas se producen en los bordes de las paletas de uno o más años y se cosechan entre febrero y mayo, bajo las condiciones de la zona central de Chile. En nuestro país, se produce además una segunda cosecha, en invierno, que produce un fruto más grande y menos dulce. Esta cosecha es de menor rendimiento que la cosecha de verano y su fruto se conoce como tuna “inverniza” y alcanza el doble del precio de la tuna de verano en el mercado interno.

TECNIFICACIÓN DEL CULTIVO

Para su cultivo, la tuna se propaga vegetativamente a partir de paletas simples, múltiples (una paleta “madre” con dos paletas “hijas”) o por fracciones de paleta.

El principal método es el de la paleta simple: una vez cosechadas a salidas de invierno, las paleta se someten a un período de “curado” de 15-20 días en un sitio seco y sombrío con el fin cicatrizar el corte y luego se plantan directamente en suelo seco.

Una vez que las paletas comienzan a emitir raíces se debe regar (si se riega antes se corre el riesgo de que las paletas se pudran al no poder absorber el agua).

La paleta múltiple permite entrar en producción antes pero es difícil de transportar, mientras los fragmentos de paleta se utilizan sólo en caso de no contar con suficiente material vegetal disponible.

En Chile se cultiva un ecotipo de tuna con un fruto de color verde amarillento que no corresponde a una variedad propiamente tal, sino a una selección local que varía de localidad a localidad.

Investigaciones realizadas por el Centro de Estudios de Zonas Áridas de la Universidad de Chile, están enfocadas a estudiar la adaptación de selecciones chilenas y variedades importadas de diferentes colores a las regiones del norte del país. Se espera que este trabajo permita identificar variedades, adaptadas a las condiciones agrícolas de Chile
que tengan buenos rendimientos y un alto valor en el mercado nacional y/o de exportación.

En Chile, se suele plantar la tuna en un sistema conocido como “casillero” en el que se plantan cuatro paletas por posición, en las esquinas de “casilleros” de 1 x 1 m separados a 4 x 4 m entre sí.

Este sistema da origen a plantas muy grandes, difíciles de cosechar, con un gran espacio interior sombrío en el que no se produce fruta y al que los productos fitosanitarios acceden con dificultad.

Además, las plantas suelen tener gran cantidad de paletas en contacto con el suelo que sirven de “apoyos” pero favorecen el ataque de plagas y enfermedades.

Para evitar estos problemas se recomienda plantar una paleta por posición en marcos de plantación de 2 x 4 a 4 x 4 m formando plantas en copa que intercepten eficientemente la luz lo que les permite producir una mayor cantidad de fruta en posiciones más fáciles de cosechar.

Otro manejo clave para la producción de tunas es la regulación de la carga frutal (cantidad de frutos que se deja llegar a cosecha por planta). Esta regulación se logra mediante dos labores: la poda y el raleo de flores.

La poda busca dejar una cierta cantidad de paletas bien iluminadas, que son las que cargarán las flores, y eliminar aquellas paletas que crezcan hacia el suelo, que se topen con otras paletas, que no sean verticales o que estén dañadas.

Una vez que se ha fijado el número de paletas productivas (bien iluminadas) por planta se debe regular la cantidad de flores que se dejarán por paleta mediante el raleo. Entre más flores cargue una planta, más pequeños serán los frutos a cosecha pero mayor el rendimiento.

Por lo tanto, un raleo óptimo debe apuntar a obtener la combinación de rendimiento y tamaño de fruto que permita el mejor retorno económico.

Como regla simple, se puede considerar que para que una paleta sana y bien iluminada logre producir fruta de buen calibre no debe cargar más de 12 frutos y que el máximo tamaño de fruto se obtiene dejando 6-8 frutos por paleta.

El raleo se realizas en flor, con tijera y eliminando los frutos que crecen en las caras de las paletas ya que tienden a desarrollar un pedicelo muy largo y susceptible a pudriciones.

Si bien, como se señaló anteriormente, la tuna es una especie desértica muy eficiente en el uso del agua y tolerante a la sequía, es necesario regarla para obtener fruta de calidad, particularmente durante los períodos de rápido crecimiento del fruto.

La especie se adapta muy bien al riego por goteo, siempre y cuando se logre un mojamiento horizontal homogéneo del suelo para favorecer la absorción de agua por parte de raíces superficiales.

En cuanto a fertilización, la tuna requiere ser fertilizada como cualquier frutal para obtener altos rendimientos. Se ha observado que aplicaciones de fertilizantes nitrogenados a fines de verano aumentan la producción de tuna inverniza, lo que podría valer la pena, teniendo en cuenta los altos precios de dicha fruta.

COSECHA

El rendimiento promedio de los tunales en Chile está en torno a las 10 toneladas por ha sin embargo, mediante la tecnificación del cultivo, dichos rendimientos podrían más que duplicarse.

Un tunal comienza a producir al segundo año y alcanza su plena producción al quinto año pudiendo producir por un largo período (más de 40 años).

La cosecha debe realizarse con guantes y cuchillo (arrancar los frutos de las paletas produce heridas que favorecen las pudriciones) durante la mañana, cuando la temperatura es menor y la humedad del aire mayor, lo que disminuye la liberación de unas pequeñas y molestas espinas denominadas “glóquidos”.

Los frutos una vez cosechados, son sometidos a técnicas parar remover los glóquidos lo que se logra con mayor eficiencia bajo condiciones de calor y aire seco (en la tarde). Esta operación, se realiza mediante máquinas especialmente desarrolladas para esta labor o aplicando la técnica del “despeinado” que consiste en barrer la fruta con una escoba sobre una cama de paja.

Posteriormente, los frutos pueden pasar por un proceso de curado en agua caliente (5 minutos a 55oC) para mejorar su vida de postcosecha, la que puede alcanzar las cuatro semanas a 6oC y 90-95% de humedad relativa.

CONCLUSIÓN

La tuna es una especia frutal especialmente adaptada a las condiciones de clima desértico. La tecnificación de su cultivo mediante la incorporación de técnicas simples y de bajo costo en las labores de plantación, poda, raleo, riego, fertilización y cosecha así como la selección de variedades idóneas, pueden permitir altos rendimientos y calidades de fruta. Con dichos manejos, la tuna se constituye en una alternativa de negocio interesante tanto en el mercado local como de exportación.

Fuente: platina.inia.cl

www.portalfruticola.com

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