Debido a este evento natural casi un millar de agricultores Zarumillenses de la zona de Uña de Gato, La Palma, Papayal y Lomas Saavedra, han quedado seriamente afectados por la gran cantidad de plantas de plátano que tumbó el viento.

Cuenta María Martínez de Ruiz que se encontraba en su chacra de la zona de callejón Carrillo en Uña de Gato, cuando empezó a azotar el viento con tanta fuerza que formaba remolinos, levantando las hojas de los platanales, luego los doblaba y los hacía caer como si fueran papel.

Entonces, dijo, solo atinó a protegerse detrás del tronco de una planta de mango, mientras veía caer cientos de plantas de plátano. Las que lograron soportar el viento han quedado afectadas y en los próximos días se doblarán por la debilidad.

Ahora, los casi mil agricultores afectados tendrán que cortar sus plantas caídas y empezar de nuevo, pues los hijuelos demoran entre 6 a 8 meses en volver a producir racimos de plátano cosechables. Además tendrán que abonar y regar y para eso no cuentan con dinero.

Según los hombres del campo, se invierte por hectárea unos 2,300 nuevos soles, dinero con el cual no contarán porque no tendrán productos en 8 meses. Por ello, pidieron ayuda al congresista Manuel Merino de Lama, quien coordinó tal objetivo con los responsables de Agro Rural.

Jesús Pretel Saldaña, jefe de la Agencia Zonal de Tumbes de Agro Rural, se encargará de elaborar primero una evaluación de los daños y luego verá de qué forma se les puede ayudar con un proyecto de esa organización.

Mientras tanto, la Dirección Regional de Agricultura, a cargo de Diego Alemán Ramírez, manifestó que están evaluando los daños y no se descarta la elaboración de un Proyecto de Inversión Pública( PIP), para beneficiar a los agricultores damnificados o afectados.

Añadió que no se puede declarar en emergencia este sector por los vientos, pues los consejeros regionales solo la disponen en base a los informes de defensa civil y de recursos, pero hasta el momento no se ha presentado tal documentación.

Mientras tanto, es grande la desesperación de los agricultores, quienes temen que dicho fenómeno meteorológico pueda repetirse y afectar las zonas de cultivo que han resistido el embate de los vientos.

Fuente: Agronegocios.pe