Chile: Asociación de Exportadores de Fruta emplaza a las autoridades a intervenir en el tipo de cambio
La Asociación de Exportadores de Frutas de Chile, ASOEX, señaló en relación al bajo tipo de cambio y a la situación actual de los exportadores no mineros, que es un deber contar con una política exportadora y que se requiere contar con acciones concretas que eviten dramáticas consecuencias.
ASOEX hizo un enérgico llamado al Gobierno a qué defina en forma categórica y en el más breve plazo, cuál es su política exportadora no-cobre de corto, mediano y largo plazo.
“Es un deber de la autoridad explicitar su política exportadora de largo plazo. Nos asiste el deber de exigirlo a fin de defender la sustentabilidad del sector, especialmente en lo que respecta al futuro de nuestros trabajadores, aparte de constituir un derecho inalienable como es la igualdad de oportunidades, tanto en lo laboral como en lo empresarial”, señaló Ronald Bown, Presidente de ASOEX.
Hoy, el sector exportador no-cobre debe enfrentar los altos costos energéticos, los vaivenes de la naturaleza, la escasez de mano de obra, problemas de productividad y el bajo tipo de cambio. No existe una actividad económica que pueda resistir dramáticas variaciones en su entorno económico -como las experimentadas por el sector exportador en los últimos años- a no ser que sea un sector regulado, aseguran en el gremio exportador.
Más aún, cuando la mayor parte de las pérdidas que está sufriendo el sector recaen sobre los pequeños y medianos productores. En este sentido, el país requiere de una estrategia de desarrollo que evite una creciente concentración en grandes conglomerados y la monodependencia exportadora, para que no se tenga que lamentar que se repita la historia del salitre.
En este sentido, Bown dijo no entender “que se esté provocando una profundización de las desigualdades regionales, así como a mermar las oportunidades de desarrollo de los habitantes de las regiones agrícolas del país”.
Por otra parte, a pesar que reconocen los esfuerzos de la autoridad en diversas materias, de carácter económica y específicas para la fruticultura, estos esfuerzos no parecen estar aportando lo suficiente como para apoyar al sector, según lo requieren las actuales circunstancias.
Por lo tanto, lo que se requiere es una velocidad de reacción mucho mayor y de utilizar herramientas que efcetivamente busquen solución a los problemas reales del sector, tales como: altos costos de energía y de remuneraciones, sequía, financiamiento, productividad, reconversión, presencia de plagas, seguros agrícolas, imagen país y promoción en el exterior.
COSTOS
Tan altos son los costos energéticos actuales que incluso se están postergando decisiones de inversión en el sector minero. Esta misma realidad golpea al sector frutícola a tal punto que hoy resulta imposible que exista un verdadero desarrollo en el sector.
No se entiende, señaló como ejemplo Bown, que después de más de una década de planteamientos respecto a la situación de la aplicación de tarifas de horas punta abusivas, las autoridades tanto del Ejecutivo como del Legislativo, no hayan podido reaccionar y corregir esta insólita e injusta medida.
Lo anterior es agravado por el alza exponencial de los salarios (+35%), la escasa capacidad para invertir y en la nula urgencia hacia una política de reconversión, que es una de las formas indispensables para solucionar los inconvenientes que están afectando a una gran mayoría de productores/exportadores medianos y pequeños.
“Queremos tener la posibilidad de competir con los salarios que ofrece la minería y mantener a nuestra gente en los campos. Ello no es posible hoy, ya que nuestra salario base (el tipo de cambio) se debilita constantemente y los costos internos aumentan exponencialmente”, señaló Ronald Bown.
En los últimos dos años, el costo (en menores retornos) que ha debido asumir el sector exportador no minero por efectos del menor tipo de cambio, alcanza a los US$ 3.334 millones. De estos, US$ 445 millones corresponden al sector frutícola.
Para el año 2013, de no existir un esfuerzo concreto por parte de las autoridades por cambiar la dramática situación actual, el sector exportador no minero verá menores retornos por unos US$ 1.666 millones, de los cuales US$ 327 millones corresponderán a la fruticultura.
EVENTUALES MEDIDAS
El presidente de los exportadores frutícolas, aseguró no entender el hecho que Banco Central no ha adoptado una decisión consistente con lo que ha hecho en el pasado, considerando que el actual nivel del tipo de cambios es, en términos relativos, inferior al valor de las intervenciones anteriores. De hecho, el Tipo de Cambio Real está ubicado 2,4% por debajo del valor de la intervención de 2010.
Por otra parte, se ha manifestado que deben ser considerados los costos financieros de una eventual intervención.
A su juicio, los costos que deben realmente considerarse son aquellos provocados por los cambios dramáticos que se están produciendo en la estructura productiva debido a la dependencia del cobre, la que genera el estrangulamiento de actividades que después no estarán disponibles cuando se revierta el ciclo del cobre.
En las actuales circunstancias, Bown considera “que una intervención no genera riesgos para la economía. De hecho, en las últimas dos intervenciones, el Banco Central no ha perdido patrimonio. Al contrario, lo ha ganado”.
La intervención de mediados del año 2008, elevó las reservas del Banco Central en US$ 6.300 millones y elevó su patrimonio, ya que pasó de una posición negativa a una positiva, elevándose éste en más de US$ 8.800 millones, mientras el tipo de cambio subió 25% (no se considera el período posterior en que se gatilló la crisis financiera mundial). Asimismo, las reservas subieron un 35% con un aumento monetario de US$ 6.300 millones. La inflación anual subió apenas en 0,7 puntos porcentuales [Ver Tabla 1].
En la segunda intervención, efectuada durante todo el año 2010, el Banco Central mejoró su patrimonio en un 38% reduciéndose su posición negativa, con un aumento monetario de su patrimonio por US$ 2.850 millones. Asimismo, las reservas subieron 51% con un aumentó de US$ 14.155 millones, mientras la inflación anualizada al final de la intervención se ubicó en 3% [Ver Tabla 2].
“Todo lo anterior parece demostrar que intervenir no es una mala decisión, al menos en lo que se refiere el Banco Central”, enfatiza Bown.
Al finalizar, Bown señaló que a su juicio, “se requiere de una actitud realmente comprometida por parte de las autoridades correspondientes, tanto económicas como monetarios, así como del poder Ejecutivo y del Poder Legislativo en cuanto a definir estrategias, políticas y acciones que en el corto, mediano y largo plazo contribuyan directamente a revertir la coyuntura económica que ha estado afectando a una gran mayoría de productores/exportadores frutícolas, así como a miles de trabajadores y sus respectivas familias, que dependen de una actividad que se desarrolla desde la III a la X regiones del país”.
“Nuestro sector ha hecho innumerables esfuerzos para poder soslayar al máximo los efectos de esta crisis, pero ello no será factible de no existir un compromiso del país en su conjunto plasmado en hechos reales”, concluye.
Fuente: ASOEX