Chile: La agrícola que se transformó en la mayor exportadora de cerezas a Asia

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Chile: La agrícola que se transformó en la mayor exportadora de cerezas a Asia

Agrícola Lo Garcés partió hace tres décadas con 17 hectáreas plantadas, las que hoy suman 700. Copa el 17% de la demanda total de China por cerezas y, junto con otros frutos, factura al año US$110 millones.

El 17% de las cerezas que consumen los chinos sale de los campos que manejan los hermanos Hernán y Pablo Garcés, dueños de la agrícola que lleva su apellido y que partió en 1965, cuando su padre, Hernán Garcés Vial, plantó sus campos en la VI Región con nectarines, uvas y duraznos. Su historia como exportadores comenzó a mediados de los setenta, con 250 hectáreas plantadas, y de ellas sólo 17 estaban dedicadas a las cerezas. Hoy suman 700 hectáreas dedicadas a ese cultivo, más otras 500 hectáreas de otros frutos. Como resultado de ese crecimiento, Agrícola Lo Garcés -que desde 1994 está bajo el mando de ambos hermanos- hoy es la mayor exportadora de cerezas al Asia y en la temporada pasada exportó cerca de US$ 110 millones -junto con otros frutos-, cifra que espera aumentar en 15% en 2013, y probablemente en 20% hacia 2014.

La fuerte alza del consumo del fruto rojo en China, que en cuatro años se ha cuadruplicado, explica el despegue en las ventas. En ese país, las cerezas forman parte de la literatura y la pintura, e incluso hay poemas dedicados a ellas. Además, en el Año Nuevo chino las grandes compañías regalan cerezas como símbolo de buena suerte y éxito. En una tienda de Shangai, un kilo puede llegar a costar unos US$ 50; esto es, cerca de $ 25 mil.

En el hemisferio sur se produce sólo un 5% de las cerezas del mundo. El mayor productor es Estados Unidos, seguido por España y Turquía. “Nosotros producimos justo en una época en que los grandes productores no lo hacen, y tenemos la suerte de que el Año Nuevo chino cae en nuestra época de cosecha. Se compite por estacionalidad con Argentina y Australia, pero hemos logrado ganar un nicho. Hoy tenemos un 17% de participación y esperamos seguir creciendo”, explica Hernán Garcés, quien en enero emprende el viaje a ese país para recibir la producción que se envía desde Chile en barcos.

En la temporada 2011-2012 la agrícola empacó 56.000 toneladas de cerezas -que provienen de sus campos y de otros productores-, de las cuales exportó un 80% bajo la marca San Francisco. Del total de los envíos, un 70% se dirigió a Asia, principalmente a China; un 15% a Estados Unidos, 10% a Europa y 5% a Latinoamérica. En este continente, la firma ve espacios para crecer en Brasil, Colombia y Ecuador.

Innovación en cultivos

“Creo en las cerezas a morir, pero hay mucho que mejorar. Tenemos que producir de la mejor forma posible, independientemente de si llueve o no, si el dólar baja o el precio de la energía es alto. Hay que buscar nuevas tecnologías de plantación, envases, reinventarnos todo el tiempo para acomodarse a lo que quiere el consumidor y abastecerlo en forma constante”, afirma el ejecutivo.

En ese sentido, la empresa ha establecido convenios de Investigación y Desarrollo (I+D) con la Universidad Católica para buscar nuevas semillas que se adapten a las distintas topografías del país, pues hoy sus cultivos se extienden desde la región de Valparaíso a La Araucanía. Con esto, explica Hernán Garcés, pueden ir cosechando las cerezas entre noviembre y febrero, alargando así el período de producción.

Pablo Garcés, por su parte, está a cargo de los campos, donde supervisa las innovaciones en la forma de los frutales: hoy en vez de medir 5 a 8 metros como lo hacían hace 20 años, están buscando variedades que crezcan entre 2,5 a 3 metros. “Con esto la recolección se hace en forma peatonal, la gente no necesita escaleras y se hace un proceso más rápido. La productividad por trabajador ha aumentado de 10 kilos de cereza por persona en 1994, pasando a 15 kilos en el año 2000 y esperamos llegar a 2020 con una producción de 40 kilos por trabajador”, explica.

La empresa cuenta con 900 trabajadores permanentes en sus campos y en sus dos packings ubicados en San Francisco de Mostazal y en Molina. Este último, inaugurado hace tres semanas, requirió una inversión de US$ 30 millones y puede procesar 270 toneladas de cereza al día y 180 toneladas de ciruelas o kiwi. “Invertimos para tener la mejor tecnología y bajar la manipulación de las cerezas un 50%, evitando el daño en el proceso de embalaje y envasado”, dice Hernán Garcés.

Un proceso clave para las exportaciones es la segmentación de los frutos: un proceso técnico en el que se separan por tamaño, color e incluso el azúcar de la fruta.

Dentro de los planes de la compañía está seguir creciendo en sus ventas a tasas entre 15% y 20% por año, con inversiones anuales en torno a los US$ 3 millones.

¿Hay planes de abrirse a Bolsa? Todavía no, dice Garcés. “No lo descartamos a futuro”, afirma, agregando que seguirán siendo una empresa familiar, “pero profesionalizada. Queremos sacarnos el estigma de empresa familiar tradicional. Queremos que con más especialización y técnicos dure en el tiempo y que no dependa de los hijos, ya que en todas las charlas a las que he ido dicen que a la tercera generación la empresa desaparece. Nuestra idea es que nuestra compañía permanezca en el tiempo”, asegura.

Fuente: La Tercera

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