Argentina: Exportaciones locales a EEUU, buenas y malas noticias
Luego de más de una década se solucionaron los problemas que generaba la mosca de las frutas para las exportaciones frutícolas locales. De esta manera Estados Unidos permitirá el ingreso hacia ese país de nuestros productos, pero eso no elimina problemas como la falta de competitividad o de planificación.
Costó muchos años de trabajo el poder erradicar la amenaza de la mosca de los frutos en una zona importante de la provincia. Pero cuando se logró el objetivo y cuando Estados Unidos permite el ingreso de frutas mendocinas, aparecen problemas de competitividad por el dólar planchado e inconvenientes surgidos como consecuencia de una falta de planificación y de no producir las variedades que el mundo está exigiendo.
No resultó fácil alcanzar la calificación de “libre de mosca de los frutos” para -al menos- un sector importante de la provincia, como sucede actualmente con el Valle de Uco y el Sur. Fueron más de 15 años de una tarea constante y profunda del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria (Iscamen), cuya función se centró en combatir la mosca a través de métodos naturales, como la esterilización de los insectos. Muchos desconfiaban sobre la metodología utilizada, pero fue oportuna en razón de que a nivel mundial los consumidores se vuelcan hacia los productos orgánicos, rechazando el control a través de plaguicidas.
Con el paso del tiempo y después de exigentes estudios, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos decidió reconocer a los oasis del centro y del sur de la provincia como zonas libres de mosca. Esa decisión fue celebrada por el propio Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación que indicó que con la medida se elimina el tratamiento exigido hasta ahora, reduciendo los costos de exportación y facilitando la logística en la comercialización de duraznos, ciruelas, peras y damascos, beneficiando también al comercio de cerezas que, a partir de ahora, podrán exportarse por vía aérea, sin tener que someterse al tratamiento de frío que reducía la calidad comercial.
De más está decir que Estados Unidos es un mercado importante. En el caso de las frutas, importa anualmente más de 170 millones de dólares en cerezas y frutas de carozo y nuestro país se encuentra en el tercer lugar entre los proveedores, con 1,5 millón de dólares en peras; 0,38 millón en duraznos y 0,123 millón en ciruelas, cifras que podrían multiplicarse exponencialmente con la habilitación.
Sin embargo, ese panorama positivo es perjudicado por el dólar planchado y otras medidas económicas adoptadas a nivel nacional que han hecho perder competitividad a la producción local. A punto tal llega la situación que se improvisará un embarque entre productores asociados a los efectos de reducir el impacto en caso de resultar negativo.
Otro de los aspectos en los que se debió trabajar con anticipación es en la variedad de los cultivos. Las manzanas mendocinas, por ejemplo, no son del agrado de los consumidores norteamericanos, mientras que en Río Negro la adaptación ya se produjo por lo que la apertura los favorece en el plano inmediato.
Lo que sucede con la actividad frutícola en Mendoza tiene entonces un contrasentido. Por un lado es valioso lo alcanzado por el Iscamen al lograr la calificación para una amplia zona de Mendoza, mientras se sigue trabajando para el resto del territorio. Pero por el otro, las medidas económicas nacionales o errores de los productores -en este caso por falta de información- hacen que ese esfuerzo de años no pueda aprovecharse en su real dimensión.
Fuente: Los Andes