Honduras: Falta de certificaciones limita a productores para exportar

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Honduras: Falta de certificaciones limita a productores para exportar

Se calcula que más del 90% de las empresas hondureñas carecen de certificaciones.

La falta de certificaciones de los procesos de producción y calidad limita en gran manera el aprovechamiento de los tratados de libre comercio firmados por Honduras, lo que impide el ingreso de incontables millones en concepto de divisas.

A partir de cálculos de la Andi (Asociación Nacional de Industriales), más del 90% de las empresas hondureñas carecen de certificaciones, especialmente en la micro y pequeña empresa.

“Muy pocas empresas están certificadas”, dice Fernando García, director ejecutivo de la institución.

Para 2008, que son las cifras más recientes que cuentan los industriales, existían 14,900 industrias, de las cuales el 70% eran informales y de estas el 80% pertenecían al sector de la micro y pequeña empresa.

García explica que los costos implicados en un proceso de certificación pueden ser elevados, lo que dificulta a muchas empresas implementarlos. “Los procesos de certificación son caros. Un proceso puede llegar fácilmente a entre 20 mil y 25 mil dólares”, dice García.

Competitividad

En la economía globalizada de hoy, los mercados a los que Honduras apunta sus exportaciones (Europa y los Estados Unidos), exigen cada vez más las certificaciones, por lo que contar con estos instrumentos otorga una ventaja competitiva a las empresas que buscan acceder a esos destinos.

Carl Meier, experto en normas de inocuidad para alimentos, explica que “los mercados formales están pidiendo cada vez más certificaciones a nivel de consorcios y multinacionales. Por ejemplo, cuando se busca acceder a un mercado que tiene se sede en Europa o Estados Unidos, ellos, para asegurarse que la inocuidad y la calidad corresponde a lo que estamos diciendo, piden que exista una certificación internacional que ellos conozcan”, explican.

El experto agrega que dichas certificaciones le confieren un valor agregado al producto o servicio que se ofrece. Esto resulta especialmente importante en el caso de Honduras, cuya oferta exportadora es en su mayoría de productos alimenticios, que deben tener un buen manejo para que su consumo no represente riesgo alguno para la salud de quienes lo consuman.

“La inocuidad en sí no es un valor agregado, sino una característica esencial del alimento; el valor agregado es la capacidad que usted tenga de garantizar que su producto es inocuo, y ahí es donde entra la certificación, que valida la calidad del producto en cualquier parte del mundo”, observa Meier.

Un caso que ilustra el punto se relaciona con la exportación de carne de pollo, cuyos productores nacionales han hacho grandes esfuerzos e inversiones para lograr una certificación que finalmente les abra las puertas del mercado estadounidense.

Benjamín Bográn, presidente de Proavih (Asociación de Productores Avícolas de Honduras), refiere que “cada empresa que quiere exportar ha hecho inversiones para adecuar sus plantas y eso requiere gran inversión; pero se han hecho aportes directos a Senasa (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria) para mejorar sus capacidades de inspección, control y prevención, al grado que se han estado aportando unos 12 millones de lempiras anuales para programas y capacitaciones”.

Los productores avícolas esperan obtener su certificación en los próximos 15 meses, después de lo cual comenzarían a exportar. “El tener acceso al mercado norteamericano abre otras puertas y oportunidades de negocio”, comenta Bográn.

Falta de políticas

García señala que el número de empresas certificadas se mantiene bajo, en parte, debido a una política comercial poco clara de parte del Gobierno.

“Ya tenemos los acuerdos comerciales, pero eso de nada nos sirve si no se acompaña de un proceso de implementación que implique la capacitación de las empresas, información para que estén claras sobre lo que pueden o no hacer con los TLC, investigaciones de mercados con potencial para productos hondureños y la ‘tramitología’ necesaria para exportar”, explica el ejecutivo.

José Roberto Rodríguez, de la Dirección de Competitividad de la Seplan (Secretaría Técnica de Planificación), reconoce que “hace unos años (entre 2003 y 2007) se apoyó la implementación de proceso de calidad en diferentes sectores, como construcción, plásticos, farmacéuticas, laboratorios, etcétera, pero por razones económicas se dejó de hacer”.

Rodríguez indica que las autoridades se han visto limitadas a brindar apoyo de manera indirecta, por ejemplo, a través del Centro Hondureño de Metrología se ayuda a las empresas con la calibración de sus equipos.

Pero aunque una empresa no exporte, de igual forma pueden beneficiarse de una certificación.

“La certificación no solo se saca para exportar, sino para demostrar que la empresa está funcionando en orden”, señala García.

Este último punto adquiere particular relevancia porque con la entrada de productos desde el exterior como consecuencia del libre comercio, la industria nacional debe competir con ofertarios extranjeros en el mercado interno.

Fuente: La Prensa

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