Chile: Plan de concesión de puertos en Brasil atrae a grupos chilenos
Hace tiempo que Brasil es un polo atractivo para los empresarios chilenos, en rubros como el forestal, el retail, la energía, la aviación y la tecnología. A ellos se sumó ahora una nueva industria, la portuaria. Y ya hay grupos, como Claro y Luksic, Urenda y Von Appen, que están mirando la opción de crecer en ese campo.
¿Por qué el interés? El gobierno de Dilma Rousseff puso en marcha el llamado Plan Director, para desarrollar la infraestructura portuaria. Son 45 zonas prioritarias que en los próximos años se entregarán a privados a través del sistema de concesiones. El monto involucrado es de US$ 18 mil millones, inicialmente. Pero para resolver los cuellos de botella que hoy tiene el sistema portuario local, dada la fuerte actividad comercial del país, se necesitarán unos US$ 25 mil millones, reconocen ejecutivos consultados en la Secretaría Especial de Puertos (SEP) de Brasil, lo que abrirá aún más oportunidades.
El plan consta de dos etapas. La primera está pensada para satisfacer la demanda que se producirá a raíz del Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016. Para fines de 2013 se construirán siete nuevos terminales: Santos (Estado de São Paulo), Salvador (Bahía), Recife (Pernambuco), Natal (Rio Grande do Norte), Fortaleza (Ceará), Manaos (Amazonas) y Río de Janeiro. Pero como no todas las obras estarán terminadas para la Copa del Mundo 2014, la segunda fase busca cubrir las expansiones de la demanda portuaria por, al menos, una década más.
El atractivo es evidente. Brasil, el mayor exportador mundial de mineral de hierro, etanol, azúcar y café, necesita que sus puertos crezcan conforme se expande la demanda mundial por materias primas. Sus autoridades, de hecho, estiman que las nuevas inversiones son esenciales para evitar un colapso dentro de un par de años. En 2010, el sector portuario fue responsable del embarque de 833 millones de toneladas de carga. Hacia 2015, ese volumen llegará a los 1.000 millones. Según datos de la Agencia Nacional de Transportes (Antaq), a marzo de este año los puertos locales movilizaron 230 millones de toneladas, 10% más que el mismo período de 2010.
Los grupos chilenos están siguiendo de cerca el proceso. Saam, filial de Vapores -de los grupos Luksic y Claro-, tiene un interés concreto. En la compañía aseguran que les gustaría participar en algunas licitaciones que se abrirán, pero no en solitario. La opción es ir en alianza con otros grupos, debido a la magnitud de las inversiones involucradas, unos US$ 400 millones para asegurarse una concesión.
A Empresas Navieras, de la familia Urenda, también le gustaría desembarcar en Brasil. "Es un mercado súper interesante para las firmas chilenas, por las oportunidades de crecimiento que ofrece un país de ese tamaño", asegura una fuente del grupo. Por lo mismo, comenta, miran con atención las oportunidades que se puedan presentar. "Pero nos iremos con calma", afirma. Los Von Appen, a través de Ultramar, también siguen el proceso, reconoce un ejecutivo. El grupo Matte, dueño de Puerto Lirquén junto al grupo Angelini, ve que en el plano internacional podrían darse oportunidades que, eventualmente, podría tomar, dice un directivo.
En este proceso de incorporación de capital privado en infraestructura, al gobierno de Brasil le interesa contar con la participación de chilenos, admite una autoridad local. Desde Brasilia dicen que han contactado a firmas nacionales para invitarlas a las licitaciones. También, indican, se ha dado el fenómeno inverso: algunas operadoras locales se han acercado a la administración de Rousseff para recabar antecedentes sobre las concesiones. "Hay interés. Representantes de grupos chilenos nos han pedido información", revelan en el gobierno brasileño.
Los puertos brasileños son la puerta de entrada y salida para más del 80% de los productos importados y exportados por el país. Brasil tiene 37 puertos públicos, que operan en régimen de concesión con empresas privadas, además de 42 terminales de uso privado que no prestan servicios a terceros.
A Brasil no sólo le interesa capturar inversión chilena. También ha estudiado el modelo de concesión que Chile implementó para desarrollar su infraestructura portuaria. Una fuente del gobierno brasileño indica que hace un par de meses Brasilia solicitó a la embajada de ese país en Chile un informe sobre la experiencia en concesión de puertos, cómo funciona, sus ventajas y dificultades. Igualmente, se pidieron reportes similares a naciones de Europa y a Estados Unidos.
El modelo brasileño tiene diferencias con el esquema de concesión local. En la Secretaría de Puertos de Brasil explican que un decreto de 2008 estableció las condiciones para los llamados Terminales de Uso Privado (TUP), que las compañías privadas usan principalmente para transportar su propia carga. El decreto definió que los privados deben licitar para obtener la concesión de un nuevo puerto. Aun cuando una firma presente un proyecto y sea propietaria del terreno en que planee construir el terminal, debe participar de una licitación pública. En caso de que pierda, recibe el pago por el terreno, pero el negocio lo realiza la adjudicataria.
Fuente: La Tercera