Argentina: El arte detrás del oficio de la poda

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Argentina: El arte detrás del oficio de la poda

Decenas de hombres modifican con el frío del invierno cada árbol y cortan con decisión sus ramas. De su correcta manipulación dependerá la cosecha del verano. Historias de tijeras y vidas.

El trabajo de podador nació junto a los valles de Río Negro y Neuquén. Explican que las técnicas se aprenden con los años.

El proceso se repite año tras año. Con el frío del invierno, decenas de hombres trepan las escaleras frente a los manzanos y los perales para cortarles las ramas. Ese simple acto modifica la naturaleza por completo. Arma el árbol, lo doma, lo ata, cambia su estructura, ordena su crecimiento.

El oficio del podador nació junto a los valles de Río Negro y Neuquén. La fruticultura tiene su proceso de poda, raleo y cosecha. Las técnicas se aprenden con los años, las mañas de la madera se adivinan con un ojo entrenado, el complejo círculo comienza con la tradición de la poda.

"De todo el ciclo, es mi preferido, el que más disfruto, porque se requiere de mucha vista, observar bien al árbol, cortar con decisión. Además, es la parte más limpia de todo el proceso, el clima es frío, la higiene es mejor. Luego uno ve que su intervención en la planta fue correcta", comentó bajo el sol de agosto Gaspar Acaricia, quien toda su vida vivió en una chacra, entre plantaciones de peras y manzanas.

En las 35 hectáreas de la chacra La Deliciosa de Vista Alegre, Gaspar recordó que a los nueve años su papá le regaló su primera tijera de podar y un miniserrucho para aprender la técnica de la poda.

"Hay que cortar con decisión", repite una y otra vez. Los jóvenes que comienzan en la actividad a veces dudan en cortar la planta pero Gaspar señala que se debe mirar bien al árbol y cortar, sin dudar.

Cada tijeretazo modifica la planta, que puede vivir hasta 60 años dando la misma producción de fruta. Durante toda su vida, que la pasó en las chacras del mismo patrón, Rodolfo Colalongo, implementó varios métodos de conducción. Es decir, varias formas de ubicar las plantas dentro de las chacras. Cada una significó una forma de poda distinta.

"Hay que distribuir la rama para que la fruta no se rameé", dice Gaspar. Esto significa que tienen que elegir las ramas distantes, para que la fruta no se choque entre sí o con el árbol porque sino se convertirán en descarte durante la cosecha.

Señala los manzanos se abrazan en el sistema espaldera, es decir, en filas horizontales, donde las ramas crecen sobre tres guías perpendiculares al tronco, paralelas entre sí, que unen toda la hilera de plantación. Las ramas que salen para otro lado y que no se pueden atar a las guías se cortan, porque sino le hacen sombra a las de la otra hilera y no se puede desarrollar bien la fotosíntesis. "Es todo tan simple y tan complejo a la vez", bromea.

Fruta

"Hay que dejar la mayor cantidad de brindilla, chupones, posible", explicó Rubén Quiroz, en las 5 hectáreas que trabaja en Centenario. Con su tijera roja en la mano, señala que la brindilla es el brote que luego será flor o fruta. Él distingue cuál será cuál, aunque parezca imperceptible la diferencia a simple vista.

"La poda es distinta cada año. Es cíclico. Ahora hay muchas ramas porque el año pasado se dejó mucha madera entonces se poda todo, el año que viene será más liviana", explicó. Lo mismo pasa con las cosechas. Un año las plantas dan mucha fruta y al siguiente menos, luego se retoma el círculo.

"Lo que no tiene dardo, fruta, se saca", sin embargo, a veces se corta la parte nueva para detener la rama. "La planta se detiene y endarda para atrás", explica.

José Romero, tucumano de nacimiento, relata que en el Norte cosechaba limones y que se hacía al revés que en la plantas de pepita. "Allá se sacan los chupones, se saca lo nuevo y se deja lo viejo", dice. Prefiere Neuquén porque el clima es más frío y amable para trabajar. Trabaja en la fruta hace ocho años y le gusta "limpiar la planta" para que pase el aire y el sol entre sus ramas.

Cada vez más orgánicas

Neuquén > En los últimos años, todo cambió en la fruticultura. De a poco, todas las chacras se están convirtiendo en orgánicas. No se usa más plaguicidas, la salud de los trabajadores mejora.

Durante el invierno, Gaspar Acaricia junta maderitas para hacerle los nidos a las "ratoneras", pájaros pequeños que se comen las mariposas de la carpocapsa. De cada poste de la chacra hay un nido, mientras se camina entre las plantaciones se las escucha cantar. "Son el mejor pesticida", bromea Gaspar.

De las ramas de la poda, los obreros las juntan, las muelen y se las deja en el suelo para que se transformen en material orgánico.

Como no usan pesticidas, en La Deliciosa también se practica la apicultura. "Antes no podía porque los químicos las matan, ahora tengo un par de colmenas acá, es una pasión, lo que me desenchufa de verdad", dice orgulloso Gaspar mientras enseña su frasco de miel.

Fuente: La Mañana Neuquén

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