España: El campo apuesta por las frutas tropicales en Canarias

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España: El campo apuesta por las frutas tropicales en Canarias
La platanera y la viña pierden hectáreas en las fincas laguneras mientras las frutas tropicales no dejan de ganar terreno. Aguacates, magos y papayas ocupan ya un 10% de la superficie agrícola del municipio, algo así como 230 estadios Heliodoro Rodríguez López. Su gran proyección viene acompañada por las de otras delicias más exóticas como el litchi, originario de China, y el mamey colorado, que se cultiva en Centroamérica. El futuro del sector primario tendrá un sabor muy dulce.
Víctor Galán y Pedro Modesto son dos de los investigadores del Departamento de Frutas Tropicales del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) que han impulsado el crecimiento de estos cultivos. Desde la finca que tiene este organismo en Valle de Guerra apuntan varios circunstancias que explican el porqué del éxito.
La importación de frutas tropicales hacia Canarias está prohibida por razones fitosanitarias. Esta barrera es ya una oportunidad en sí misma teniendo en cuenta que la demanda interior no deja de subir. Además, son plantas que tienen la ventaja añadida de que crecen en suelos menos ricos en nutrientes que las plataneras, además de que necesitan menos agua y menos mano de obra. En contra tienen que la producción por hectárea es más baja.
El mango es la fruta tropical con más tradición en el Archipiélago. Hasta hace unos años solo crecía en los sures cálidos. Su introducción en las fincas de toda la costa lagunera hace 20 años se debe a la labor del ICIA. El exceso de producción de las zonas cálidas durante el verano llevó a los investigadores a buscar un tipo de semilla que pudiera ser cosechada fuera de esa temporada para garantizar el abastecimiento durante un periodo más largo del año y evitar
que la sobreoferta tirara abajo los precios de venta.
La variedad plantada en Valle de Guerra, Tejina y Bajamar es la que se vende en toda la Isla de septiembre a diciembre. No obstante, Víctor Galán confía en encontrar pronto un método para que el campo lagunero provea mangos todo el año. "Eso permitirá seguir subiendo la producción", apunta Pedro Modesto. Hasta tanto eso suceda, habrá que seguir esperando para comer los primeros de esta temporada.
En La Laguna hay mangos que se cultivan al nivel del mar, con el calor del sol. Otros crecen en las medianías, a más de 250 metros de altitud bajo invernaderos. Pero en ningún caso están solos. Víctor Galán y Pedro Modesto subrayan que este tipo de frutas siempre son un complemento, ya sea de plataneras o de hortalizas o de cualquier otro cultivo.
Junto a los mangos comienzan a verse en Valle de Guerra muchas plantas de litchi. Esta fruta de piel roja y rugosa e interior blanco es originaria de China y su consumo está muy extendido en toda Asia. Las primeras semilllas que llegaron al municipio las trajo de Hawai el profesor Galán en 1974. A partir de entonces, el equipo del ICIA ha investigado 30 variedades traídas de Australia, Sudáfrica, la isla Reunión y Tailandia hasta que en 1995 comenzaron a producirlo.
"De momento hay muy pocas parcelas plantadas porque esto está todavía empezando", señala Galán. Además, se trata de un producto ciertamente desconocido para los consumidores. "Algunos canarios lo conocen por los restaurantes chinos, pero en esos locales los que sirven son de lata. Los frescos son mucho mejores", avisan los expertos que confían en introducirlo en el campo lagunero porque están convencidos de que "su exotismo atraería mucho a los turistas y haría que se vendiera muy bien".
Fuente: Laopinion.es

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