Chile: Onda polar, más especulación que daños

Chile
Chile: Onda polar, más especulación que daños

Probablemente nadie ha quedado ajeno al clima particularmente helado de hace algunas semanas. Sin embargo, el balance indica que no se han generado efectos singularmente graves en comparación a temporadas anteriores en las áreas de Salud, gente en situación de calle y en el cuidado de los animales. En cuanto a la producción agrícola, el problema más bien fue el oportunismo.

Las intensas ondas polares que azotaron al país este invierno dieron paso a las especulaciones de más de alguno que llegó a decir que este julio había sido el más frío de la historia. Efectivamente, las temperaturas medias de julio en todas las regiones fueron inferiores a las habituales. Pero según las cifras proporcionadas por la Dirección Meteorológica, el único lugar donde en julio se registró la temperatura mínima histórica fue en Iquique, con 8° (ver gráfico). Eso sí, la temperatura media de prácticamente todas las regiones no supera a las del gélido invierno de 2007, cuando en la capital nevó hasta en la Estación Central. Sobre el día en que se registró en Santiago una temperatura de -7,7°, el jefe de climatología de la Dirección Meteorológica, Gastón Torres, asegura que ese número no es representativo puesto que se midió en la localidad precordillerana de Lampa, que por lo demás no es muy densa. El profesional explica que estas olas se deben “al fenómeno de La Niña, que genera un fortalecimiento del anticiclón frío que a su vez impide el paso de los sistemas frontales hacia la zona centro norte”.

Más menos el mismo diagnóstico que tienen los encargados de diversas áreas sensibles al frío, como la que trabaja con personas en situación de calle, la salud, el cuidado de los animales y la agricultura.

En la calle

Luis Ossa, director del área calle del Hogar de Cristo, señala que “para una persona que vive en la calle, un frío o una lluvia ya son emergencias mientras que para el resto de los ciudadanos una emergencia es cuando hay una enorme cantidad de días con temperaturas bajo cero o varios días en que llueve y se nos inundan las calles (…) Las personas sufren más de enfermedades broncopulmonares, llegando hasta a perder la vida. A esta altura, llevamos a nivel nacional por lo menos 20 personas que han fallecido por hipotermia”.

En invierno, las 36 hospederías de la entidad aumentan sus cupos de 1.750 a 2.600, con soluciones que van desde la implementación, entre mayo y agosto, de tres albergues financiados por Fonasa y la Intendencia en la Región Metropolitana, hasta otras como simplemente “apretujarse” e introducir más colchones. Pero el Hogar de Cristo no cuenta con ningún tipo de catastro que permita hacer una comparación con un período anterior con respecto a la gente que no tiene un techo para dormir, puesto que el único dato oficial corresponde a un catastro realizado a nivel nacional la noche del 28 de julio de 2005 y la madrugada del 29, “en que se contabilizó en situación de calle a 7.254 personas en 60 comunas con más de 40 mil habitantes. De esas personas, el 40%, es decir cerca de 2.900, estaba en la calle y el resto en hospederías u otros lugares”. Ossa señala que la realidad actual debe ser similar y señala que no logran llegar a toda esa gente debido a lo dispersa que está. También tienen comedores fraternos y se encargan de llevar frazadas, ropa seca, comida y café para gente que está absolutamente desvinculada.

Ossa explica que “en general, la gente en situación de calle resuelve su problema antes de que empiecen el frío y la lluvia”. Y agrega que la mayor parte de las personas que llevan mucho tiempo en esta situación aprende a movilizarse en la calle. “Los días de lluvia, las personas llegan absolutamente mojadas y algunos con principio de hipotermia. Pero la gente que vive en la calle es también muy resistente en términos de salud. No es raro encontrarse a un adolescente que ande descalzo en un día de invierno, y es como si la persona adquiriera cierto nivel de supervivencia. Sin embargo, hay mayor consumo de alcohol y, en el caso de los adolescentes, mayor consumo de solventes volátiles para poder capear el frío”.

En cuanto a la gente afectada por el terremoto, el director del área calle del Hogar de Cristo explica que esas personas generaron redes y consiguieron dónde hospedarse, porque a pesar de la condición física en la que se encontraban, la realidad de las personas que atiende la institución va más allá de no tener techo, sino que tiene que ver también con una marginación de la sociedad.

En el fin de la epidemia

La subsecretaria de Salud Pública, Liliana Jadue, está “contenta y satisfecha” con los resultados del plan de invierno, campaña que desde marzo vacunó a tres millones 300 mil personas. “Hemos tenido un número de personas enfermas notablemente menor que en años anteriores, con menos casos graves, con menos complicaciones”, señala. Con respecto al año pasado, las cifras son abismalmente distintas, puesto que por entonces la gripe AH1N1 estaba golpeando fuerte (ver gráficos). Este año ha cobrado la vida a ocho personas, pero ha tenido una intensidad baja que se atribuye a la eficiencia de la vacuna. El año pasado murieron 150 personas por esta enfermedad.

“Este año el gran problema fue el virus sincicial, que afecta predominantemente a los niños y en el que estamos viendo una reducción del número de casos en las últimas semanas a pesar del frío. Es un hecho importante en un invierno que se atrasó, pero desde que llegó ha sido muy duro e intenso. Hubo un terremoto que destruyó la red y redujo en 10% el número de camas en el lugar con mayor densidad poblacional. Sin embargo, fue una suerte que el invierno haya llegado tarde porque nos permitió estar más preparados ante la llegada de las enfermedades estacionales”, dice Jadue.

La subsecretaria explica que el peak fue en la semana epidemiológica 25, con 550 casos, y ahora estamos en la 32, bajo los 400 casos de virus sincicial. “En todos los hospitales del país los centros de vigilancia muestran claramente un descenso en las curvas de consultas respiratorias. Han disminuido también las consultas por neumonía, en particular en los adultos mayores, entonces es posible imaginar que estamos en el fin de la epidemia del invierno”, señala y agrega que “el pronóstico del clima indica que vamos a tener temperaturas bajas por todo agosto y a comienzos de septiembre, pero probablemente ya no sean tan bajas”.

Jadue admite que “en algún momento hubo un período crítico con algunas esperas en las salas de urgencia, pero se pudieron resolver” lo que, asegura, “es inevitable cuando hay un peak de consultas”. Y a pesar de que aún existe un déficit que dejó el terremoto, de alrededor de 600 camas, asegura que sólo se vieron afectadas las atenciones ambulatorias y que “todos los casos que necesitaban hospitalización la tuvieron”.

En cuanto a la emblemática Posta Central de Santiago, que recibe a pobres e indigentes, la subsecretaria asegura que “pasa lo mismo que en otros lados, hay noches que son terribles… pero necesidad de camas para enfermedades respiratorias no ha habido”.

A costa de los consumidores

Luis Mayol, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), explica que es normal que se generen ciertas dificultades en el invierno, pero que lo anormal de este año fueron las heladas. Él piensa que hubo una “sobrerreacción” al “exceso de cobertura” de los medios de comunicación “porque las contingencias climáticas severas tienen ocurrencia mucho más frecuente que lo que la gente se imagina, se pierde la memoria histórica. Ésta ha sido mucho más severa que otras, pero hemos tenido dos años de sequía, un terremoto que tuvo muchas consecuencias en agricultura, las corrientes de La Niña y El Niño e inundaciones. Y siempre que ocurre esto, cuando se sobredimensiona el problema, aparecen los especuladores que se aprovechan de las circunstancias para tener una ganancia rápida a costa de los consumidores”.

Mayol asegura que vendedores de frutas y verduras se aprovecharon del pánico que cundía por la onda polar y que principalmente por eso se dispararon los precios de algunas hortalizas, cítricos y paltas. “El abastecimiento más fundamental de las hortalizas de los centros urbanos de gran consumo como Santiago viene del norte chico o de zonas aledañas a la capital que no se vieron tan afectadas. Se vieron afectadas las zonas de Lampa y otras más, pero es de modo muy focalizado. Hubo un daño, hubo un problema, pero se magnificó. Hoy los supermercados y ferias, donde los precios subieron mucho más, han tendido a normalizar sus precios”.

En cuanto a las paltas, Mayol explica que hubo una producción menor, pero que hasta el momento no es sólo atribuible al frío. “La asociación de palteros dice que en la producción de esta fruta hubo una disminución del 40%. Pero eso hay que analizarlo con más detalle porque, del 40%, 30% es por menos producción que el año pasado, porque la palta es añera. Un año produce mucho y al otro menos, independientemente del clima. El 10% restante, más o menos, según el presidente de los palteros, corresponde al clima. No toda la disminución es producto de las heladas, tiene que ver con los ciclos”.

De cualquier modo y con respecto a todas las cosechas, el presidente de la SNA es enfático al señalar que el sector se puede recuperar tras un período crítico que no duró más que 15 días, siempre que haya condiciones normales de clima. “La agricultura es una cosa dinámica que va produciendo todo el tiempo. Ya pasó un mes desde que ocurrieron estas cosas y hay mayores producciones que entran en el mercado. Esto no se agota con una cosecha, es una cosa dinámica, una rueda. Y los precios deberían tender a regularizarse en la medida en que vayan saliendo las nuevas producciones”.

La pérdida de los productores agrícolas aún es incuantificable, además es difícil de medir porque no todas las producciones de una misma zona se vieron afectadas. “En cítricos, algunos dicen que no es nada y otros que se trata de entre 10 y un 20%. Pero el cítrico se da varias veces en el año, por lo que la recuperación es rápida. En hortalizas, que se cultivan en 79 mil hectáreas, se habló en un principio de entre 20 y 30%”.

Se puede recuperar, el período más dramático duró 10 ó 15 días. “Se habla de que julio en promedio fue el más frío de los últimos 100 años en la zona centro sur”.

Un techo para los animales

Marcela Espinoza es una de las dueñas y administradora del parque ecológico Tren Sur en La Araucanía, a 25 km de Temuco. Ella cuenta que el zoológico está en un sector de campo abierto, por lo que es más helado que la ciudad. “Todo el año y con mayor razón en el invierno se guardan los animales, como las ovejas, las vacas, los burros y sobre todo las aves, como avestruces, emú y gallinas, que son más delicadas, en un galpón especial por las noches, para que no queden a la intemperie” y que incluso “cuando llueve mucho o cuando las ovejas están con crías muy nuevitas, también se dejan encerradas en el día”. Espinoza asegura que “hay que tener más cuidado con los animales que paren en el invierno porque ha habido casos en que las crías han muerto debido al frío, porque no son capaces de temperarse, incluso cuando las madres tratan de abrigarlas”.

Y mientras hay animales como los perros, que pueden resfriarse, o las gallinas, que pueden andar más decaídas o lentas debido al frío, hay otros animales inmunes. “A los ciervos gamos, que son un poquito más chicos que los rojos, y a los gansos y patos no les pasa nada con el frío. Incluso pueden haber días con tremendas heladas y ellos se van a bañar en sus lagunas, pero de todas maneras todos los animales tienen un techo para protegerse”, asegura Espinoza, quien no ha sentido diferencia con temporadas anteriores, porque “todos los inviernos son crudos acá y si no son helados, son lluviosos. Las dos cosas en exceso son desfavorables para los animales”. Por eso, en verano se preocupan de guardar fardos de pasto para alimentar a los animales en invierno, cuando escasea.

Sobre la situación de la ganadería en Aysén, Luis Mayol, de la SNA, señala que “se ha normalizado bastante porque el problema fundamental eran las vías de comunicación para distribuir los alimentos. Indap actuó rápidamente poniendo a disposición de la comunidad 220 millones de pesos en alimentos, en concentrados que se repartieron. También se compró algo de forraje para la zona”.

Fuente: La Nación

Portal Fruticola

Suscríbete a nuestro Newsletter