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Chile: Tecno riego, la alternativa para despegar

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Chile: Tecno riego, la alternativa para despegar

En Chile el 23% de los campos tiene sistemas tecnificados, pero se orientan principalmente a ahorrar agua. Las nuevas tecnologías son aún poco utilizadas, a pesar de que permitirían anticipar escenarios de escasez hídrica y cambio climático, y hacer más competitivo al agro.  

Según el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de 2007, sus consecuencias en Chile se podrían evidenciar a través de bajas precipitaciones y un aumento de la temperatura, lo que disminuiría los caudales de agua, y por tanto, afectaría a la producción agrícola.

Si a la menor disminución se le suma la creciente demanda de otras actividades económicas, como la minería y el uso urbano, y la necesidad por hacer un uso más sustentable y con menor impacto en el medio ambiente, se vuelve fundamental buscar cómo hacer más eficiente el uso del recurso.

"La situación tenderá a hacerse cada vez más restrictiva en disponibilidad de agua, por el cambio climático, el crecimiento poblacional, el desarrollo económico y la necesidad de preservar el medio ambiente. Estos factores hacen necesaria la introducción de tecnologías de riego innovadoras", sostiene Iván Vidal, de la Facultad de Agronomía de la U. de Concepción

Hablar de riego tecnificado en Chile es referirse a un porcentaje relativo de los campos que hay en el país. El riego por goteo y microaspersión representa del orden del 23%, lo que coincide con la superficie plantada con frutales. Pero ya no basta con sistemas que sólo permitan ahorrar agua, por lo que es distinto hablar de riego tecnificado tradicional y de nuevas tecnologías. Estas últimas plantean soluciones que van más allá de la eficiencia de riego. La huella del agua, la aplicación de fertilizantes, el monitoreo de suelos, el control de la contaminación y la medición del pH de la planta son algunos de los valores agregados que un productor puede obtener a través de los sistemas de riego con tecnología de punta.

"Hay que preocuparse por determinar otros factores como la huella del agua productiva, optimizando al máximo la huella azul (agua destinada a la planta, que se mide por la evapotranspiración del cultivo) y reduciendo al máximo la huella gris (contaminación del agua fresca en el proceso de producción, ya sea por fertilizantes o pesticidas)", explica Gabriel Sellés, investigador del Inia.

Los beneficios que aporta la tecnología de punta en riego para ahorrar agua y contaminar menos el medio ambiente son más o menos evidentes, pero ¿sirve para el productor conocer otros indicadores? Los expertos dicen que sí, porque las necesidades que imponía el riego tecnificado hace 10 años no son las mismas de hoy.
Para la fruta que va a exportación, por ejemplo, los mercados imponen cada vez más estándares, como conocer la huella de carbono, la huella del agua, la cantidad de fertilizantes utilizados, el impacto ambiental de las aplicaciones, en fin, una serie de indicadores que deben ser comprobados a través de medidores tecnológicos. Para que el país siga aspirando al propósito de ser potencia agroalimentaria tiene que tener muy claras las exigencias y hacer caso a las imposiciones de los consumidores.

En ese escenario, las tecnologías tradicionales del riego tecnificado como el goteo, microjet y la microaspersión ya no son suficientes.

"Un equipo de riego instalado hace 20 años sigue prestando valiosos servicios a la empresa agrícola, pero los equipos modernos optimizan el uso de agua y agroquímicos, favoreciendo en forma creciente la productividad y rentabilidad de la producción agrícola", explica Luis Gurovich, de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la UC.

La tecnología está. Pero aún son pocos los agricultores que en Chile han cambiado los sistemas tecnificados tradicionales por las nuevas tecnologías. Según cifras estimativas de la Asociación Gremial de Riego y Drenaje, entre el 3% y el 5% de los agricultores tiene sistemas de riego altamente tecnologizados. Las razones: temor a la inversión y desconocimiento en muchos casos.
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Aunque los beneficios son palpables a corto plazo y los costos para muchos agricultores abordables, hace falta que la industria visualice la importancia de tecnologizarse.

"Si queremos ser competitivos, tenemos que invertir con ese foco. El retorno de la inversión es al año o antes, entonces vale la pena", explica Juan Pablo Rubilar, jefe de proyectos del Área de Medio Ambiente y Energía de Fundación Chile.

En ese sentido, el incentivo de políticas públicas que apunten a ese propósito podría ser una fórmula.

"La mayor parte del sector de riego aún no incorpora ni adopta estas tecnologías. Se requiere del diseño innovativo de políticas públicas que incentiven la adopción de las nuevas tecnologías; es necesario revisar los incentivos actuales que implementa la Comisión Nacional de Riego", sostiene Guillermo Donoso, profesor de la facultad de Agronomía de la UC.

Hoy, el riego tecnologizado no está masificado, y quienes lo están implementando no necesariamente están sacando todo su potencial. Los agricultores en muchos casos no están capacitados para sacarle el 100% de partido a la tecnología.

Este es otro de los grandes desafíos.

"La gente que está operando sistemas de riego presurizado no aprovecha el 100% de sus prestaciones; es decir, pese a la inversión no está logrando toda la eficiencia, lo cual es paradójico porque tiene un costo bajo capacitar, en comparación con las inversiones en infraestructura física", explica Gurovich.

Los agricultores deben concientizarse de la importancia de innovar en tecnologías, porque hoy lo que les parece ser competitivo podría mejorar considerablemente con las nuevas implementaciones. Saber qué está pasando con el riego hace que la producción nacional se perfile con mayor competitividad.

La implementación de tecnologías en sistemas de riego ha mostrado que Chile tiene capacidad para producir más de lo que está generando, con menos agua, lo cual es positivo a nivel comercial y medioambiental.

Esa es una oportunidad que no se puede dejar pasar, ya que es un paso al propósito ser potencia agroalimentaria.

Se requiere del diseño innovador de políticas públicas que incentiven la adopción de nuevas tecnologías.

Proyectos innovadoresCon la necesidad de volverse más sustentables, se buscan fórmulas para hacer un mejor aprovechamiento de todas las aguas. Por ello, entre las iniciativas que se desarrollan está un proyecto de manejo de riles aprovechándolos para los cultivos. "Un grupo de agricultores maneja 300 ha, mezclando agua de riego con agua de criaderos de cerdo, la cual les aporta porque viene con nutrientes y nitrógeno. Esto contribuye al medio ambiente, a ahorrar agua y a hacer más competitiva la industria", explica Francisco Suárez, gerente de CivilTec.

Y que el agua sea limpia, significa también poder sacarle otros compuestos. Es lo que hace el ScaleWatcher que elimina, sin productos químicos, el sarro, los hongos, algas y bacterias de los sistemas de riego tecnificado, lo que implica, además, ahorro de cerca de 50% en el uso del agua.Tecnologías de punta

Una de las innovaciones tecnológicas que se han ido extendiendo es la fertirrigación, donde a través de la entrega de agua, se incorporan nutrientes y fertilizantes en bajas dosis, para que no queden residuos en suelos o se contaminen las napas subterráneas. Antes la fórmula era aplicar fertilizantes pocas veces, pero en grandes cantidades, dejando residuos en torno a la planta.

"La inversión en nuevas tecnologías de riego permiten un uso más eficiente del agua, reduciendo así los potenciales impactos negativos", explica Guillermo Donoso, profesor de la facultad de Agronomía de la UC.

Otros de los avances son las redes de estaciones climáticas. Sus sensores miden el pH, la corrección de parámetros, la inyección de fertilizantes, la evaporación del ambiente, la radiación, la temperatura, la humedad relativa, la velocidad del viento; en fin, una serie de indicadores que muestran hasta el más mínimo detalle lo que necesita la planta. Así, si el sistema indica que la planta evapotranspiró 8 mm, el riego repone lo perdido.

"En las estaciones se ubican sensores en puntos estratégicos, que envían información a un PC  o un BlackBerry, y permite al operador conectado recargar un acuífero, entre otras posibilidades", explica Juan Pablo Rubilar, jefe de proyectos del Área de Medio Ambiente y Energía de Fundación Chile.

Otra innovación son los sensores de suelo, que miden la humedad y la conductividad eléctrica, y permiten hacer un seguimiento nutricional que ayuda en zonas salinas como Copiapó. Si se evalúa por ejemplo que falta nitrógeno, se inyecta una dosis extra a los suelos.

Iniciativas extranjeras que podrían aplicarse a cuencas nacionalesEn la Cuenca del río Ica, en Perú, se hizo un cambio radical en tecnologías de riego y se instaló un sistema que encauza el agua desde el cerro hasta el valle, lo que ha significado un ahorro del costo energético importante para la zona.

En la Cuenca de Salta, en Argentina, también hay una experiencia interesante, que ha logrado a través de innovación en tecnologías de riego solucionar problemas de distribución.Cómo potenciar los sistemas

Los expertos detectan elementos clave para potenciar los sistemas de riego altamente tecnológicos

* Instalación de más sistemas de monitoreo climático.

* Mejorar los actuales sistemas de distribución.

* Establecer normas nacionales de calidad para riego presurizado.

* Crear un sistema de capacitación para operadores.

* Fomentar la investigación sobre recursos hídricos limitados como aguas salinas y aguas urbanas.

* Promover estrategias de riego para cultivos nacionales como paltos, granados, arándanos y especies hortofrutícolas nativas.

* Fortalecer el rol de las juntas de vigilancia de agua y la normativa de derecho del agua.

Fuente: Revista del Campo

21.junio.2010 - Portal Fruticola

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