Piñón mediterráneo en Chile: oportunidades y desafíos para su producción y exportación

Piñón mediterráneo en Chile: oportunidades y desafíos para su producción y exportación

El empresario turco Mehmet Ali Köken visitó Chile, instancia en la que expuso el potencial del pino piñonero como cultivo estratégico. La alta rentabilidad, la adaptabilidad al clima chileno y la creciente demanda mundial abren nuevas oportunidades para el desarrollo de esta especie.

En el marco de una presentación organizada por el Instituto Forestal de Chile (INFOR) y dirigida a productores, investigadores y emprendedores del rubro forestal y agroalimentario, Köken —propietario de las empresas BRY Gyda Orman en Turquía y BRY FOODS en Toronto, Canadá— compartió su visión sobre el enorme potencial del pino piñonero (Pinus pinea) y su fruto: el cotizado piñón blanco.

Con más de una década de experiencia en producción, procesamiento y comercialización de piñones en mercados internacionales, Köken presentó datos técnicos y recomendaciones prácticas para su desarrollo comercial en Chile.

Un fruto con historia y presente rentable

Köken comenzó señalando que el piñón blanco ha sido valorado desde antes del Imperio Romano, no solo por su valor nutricional y culinario, sino también por su simbolismo cultural y sus múltiples usos derivados.

Es un cultivo originario de la cuenca mediterránea, que se ha expandido a regiones con suelos arenosos y clima seco, como Sudáfrica, California y, recientemente, Chile. Este árbol, que puede vivir hasta 150 años, produce piñones de alto valor económico.

Existen otras variedades de piñón provenientes de China o Siberia, las cuales poseen un menor valor de mercado y calidad nutricional inferior. En ese sentido, Köken destacó que : “El piñón blanco mediterráneo alcanza precios de hasta US$100 por kilo en el retail, y alrededor de US$65 por kilo al por mayor, consolidándose como uno de los frutos secos más caros del mundo”.


Piñón mediterráneo en Chile: oportunidades y desafíos para su producción y exportación


Ventajas productivas en Chile

Según Köken y los investigadores de INFOR, las condiciones climáticas y de suelo en zonas del centro y sur de Chile —preferentemente desde la Región del Maule hasta Los Ríos— poseen características edafoclimáticas óptimas para el cultivo de esta especie.

Además, el empresario señaló que Chile cuenta con una reconocida tradición exportadora agrícola, “lo que representa una ventaja competitiva para posicionar el piñón blanco en mercados internacionales como Europa, Estados Unidos, Japón y Medio Oriente”.

Por su parte, la investigadora de INFOR, Verónica Loewe, explicó que en Chile ya existen aproximadamente 6.000 hectáreas plantadas de pino piñonero, muchas aún jóvenes o en etapa inicial de producción. Sin embargo, “la producción nacional aún es incipiente y se estima que gran parte de las piñas producidas se pierden por falta de acopio y procesamiento, lo que evidencia una oportunidad concreta para la inversión en infraestructura y desarrollo de centros de compra”, dijo.

Tecnología, manejo agronómico y sustentabilidad

Köken destacó que la tecnificación del proceso productivo ha revolucionado el negocio en países como Turquía y España. Entre los avances más relevantes mencionó el uso de injertos para reducir los tiempos de producción, pasando de 15 a solo 5 años, y la apertura artificial de las piñas tras la cosecha, lo que permite anticipar la oferta al mercado. Estos avances son replicables en el contexto chileno.

Otro punto destacado fue que el pino piñonero funciona dentro de un modelo de economía circular, “ya que no genera residuos: las cáscaras, restos de piñas y hasta el polvo negro de las semillas son utilizados como fertilizante, biomasa o mulch para jardines”.

Asimismo, resaltó la importancia de un buen manejo nutricional y técnico del cultivo, que incluya podas, riego en zonas secas, selección genética y uso de maquinaria adecuada, todo con el objetivo de aumentar los rendimientos y la calidad del fruto, cuyo valor comercial depende en gran parte de su tamaño, limpieza y apariencia.


Piñón mediterráneo en Chile: oportunidades y desafíos para su producción y exportación


Perspectivas de futuro

Para Köken, el piñón blanco representa una inversión lógica para Chile, tanto por sus características productivas como por su creciente demanda global. Recomendó avanzar paso a paso, consolidando primero pequeñas producciones y apuntando a mercados de nicho, para luego escalar la oferta y generar relaciones comerciales sólidas con el exterior.

Verónica Loewe enfatizó que Chile ha avanzado significativamente en la investigación y domesticación del pino piñonero, y que el país ya es considerado un referente en el hemisferio sur. “Mientras mejor lo tratemos, mejor responderá”, dijo, haciendo hincapié en la necesidad de profesionalizar y tecnificar el cultivo para consolidarlo como una nueva alternativa frutícola rentable, sustentable y de largo plazo.

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