Revelan la compleja historia genética de la fresa moderna

Un estudio liderado por un exinvestigador de la Universidad de Florida (UF) ha revelado que la fresa moderna (o frutilla) tiene un origen evolutivo mucho más complejo de lo que se pensaba, resultado de miles de años de cruces entre especies silvestres, algunas de las cuales ya están extintas.
Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el trabajo fue encabezado por Zhen Fan, actual profesor en la Universidad de Agricultura y Silvicultura de Zhejiang, en China. Su investigación se centró en desentrañar el linaje genético de la fresa, un cultivo que, a simple vista, parece sencillo pero guarda secretos milenarios.
La fresa moderna y su genética
A diferencia de los humanos, que tienen dos juegos de cromosomas (diploides), la fresa moderna posee ocho juegos, lo que la convierte en una “octoploide”. Esta característica es el resultado de cruces entre hasta cuatro especies silvestres diferentes a lo largo del tiempo, según explicó Vance Whitaker, profesor de ciencias hortícolas en UF/IFAS y coautor del estudio, en declaraciones recogidas por la entidad.
“La fresa moderna tiene aproximadamente cuatro veces más ADN que las fresas silvestres más antiguas”, señaló Whitaker.
“Esto ocurrió mediante procesos de hibridación que se dieron durante siglos, y muchos de esos ancestros ya están extintos, por lo que no podemos estudiarlos directamente”, agregó.

Vance Whitaker | Fotografía UF/IFAS.
La investigación no solo identificó estos cruces ancestrales, sino que demostró que la historia genética del cultivo es aún más intrincada, con múltiples especies cruzándose entre sí antes de que surgiera la fresa tal como la conocemos hoy.
Este conocimiento podría tener implicancias directas en el futuro del cultivo, destacó UF/IFAS. Los científicos esperan utilizar esta información para recrear fresas a partir de especies más simples, lo que permitiría desarrollar variedades más resistentes a plagas, enfermedades y con mayor diversidad genética.
“La fresa no es un ‘pura sangre’, sino todo lo contrario. Y eso la hace tanto un reto como una oportunidad para los mejoradores como yo”, afirmó Whitaker.
El estudio también contó con la colaboración de los botánicos Doug y Pam Soltis, del Museo de Historia Natural de Florida, quienes destacaron que esta historia de hibridaciones y duplicaciones del genoma no es única en la fresa, sino común en muchas especies vegetales.
“Resolver estos enigmas genéticos es como desenmarañar un misterio, pero mucho más emocionante que una novela policíaca”, dijo Doug Soltis.
Pam Soltis agregó que los métodos empleados en esta investigación podrían aplicarse a otros cultivos cuyos orígenes aún no han sido totalmente comprendidos.
“El poliploidismo es común en la naturaleza y esperamos seguir explorando la evolución de otras especies silvestres”, concluyó.
Con esta nueva mirada al pasado genético de la fresa, los científicos abren la puerta a una agricultura más informada, resiliente y conectada con la historia evolutiva de los alimentos que llevamos a la mesa.
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