OPINIÓN: Política sectorial para el sector exportador chileno ¿Por qué tan débil?
Por Jorge Neira, Economista Agrario. Área Agricultura Instituto Libertad
En el último encuentro con el Sector Frutícola chileno, se habló de varios temas críticos, entre ellos: Tipo de Cambio, Falta de mano de obra, Promoción de las exportaciones y Seguridad Fitosanitaria. A mi parecer preocupante, ninguno de esos puntos debería siquiera mencionarse, pues si hubiese una real política sectorial estaríamos con el sano temor de que nos falta producción para tal o cual mercado. La mayor preocupación debería ser el cómo aumentar más aún la producción y por ende la productividad. Pero la realidad es otra.
En estos momentos en que el tipo de cambio está cada vez más bajo y contaminado por el precio del cobre, los economistas preocupados por el sector vemos los síntomas de la enfermedad holandesa, fenómeno que ocurrió en ese país hace algunos años y que causó consecuencias dañinas en el resto de la economía, provocadas por el aumento significativo de los ingresos de uno de los sectores exportadores.
Si se llama a intervenir el tipo de cambio, aunque hay varias posiciones al respecto, no voy a entrar en detalles al respecto, pero la autoridad cuenta con muchos mecanismos como la disminución del gasto o su restricción al menos. Pero ya se está generando el consenso de al menos aumentar la intervención del estado para fomentar la productividad con mayores recursos a la exportación y por ende la búsqueda de nuevas plazas comerciales donde intensificar la oferta. Aunque sigo echando de menos la semana de la fruta chilena en Alemania, como lo hace Nueva Zelanda con el Kiwi. O una campaña más agresiva de promoción de la fruta chilena.
Creo que un presupuesto US$12 millones al año para promocionar la fruta chilena y los productos agroexportables es muy poco.
También me molesta eso de decir a veces que estos asuntos entre privados la autoridad no debe intervenir, respecto a situaciones de negociación. Obviamente hay que respetar la ley, pero también es cierto que el sector da mano de obra, mueve otros sectores de la economía, ayuda al desarrollo del sector y además utiliza los recursos naturales del país.
Pues entonces deberían verse incentivos tributarios para las zonas de producción que al estar alejadas de la capital se convierten en nuevos polos de desarrollo económico. Por ejemplo algún tipo de rebaja o incentivo en incentivos o bonificaciones permanentes a la contratación de profesionales.
Y si nos ponemos a hablar del costo de la energía, que si por ley se le debe dar una suerte de rentabilidad mínima al sector generador, con mayor razón algún beneficio que impacte en los costos medios de los productores de fruta debería otorgarse.
He hablado con dirigentes y productores y llegamos al mismo resultado, pareciera que no se le ha dado la importancia al sector de una manera más solida o tangible a través de todos estos años.
A modo personal, me llama la atención que el tema financiero aun no se inserte en la gestión de manejo del predio frutícola o de la actividad. No se ha masificado el sistema de financiamiento vía fondos de inversión, el que podría entrar directamente a competir con la banca lo cual generaría una importante rebaja de tasas de interés en el financiamiento.
En estos momentos con un grupo de profesionales estamos estudiando la factibilidad de realizar operaciones financieras con la Bolsa de Productos en la venta vía remate de berries, y espero que en el corto plazo se pueda hacer lo mismo con las manzanas, peras y kiwis.
Espero pronto compartir algunas novedades al respecto. El resumen de lo expuesto en estas líneas se enfoca en la necesidad de dar una institucionalidad de política de estado a un sector que ha demostrado ser muy nacionalista, sintonía fina de la soberanía del país utilizando los recursos naturales con que cuenta el territorio y que tiene un gran potencial, para llegar a ser la potencia agroalimentaria que todos queremos.
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