Al menos 12 fincas dedicadas a la producción de plantas y follajes ornamentales quebraron y 5.000 hectáreas de melón se dejaron de sembrar entre el 2007 y el 2011, denunció ayer la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA).

Solo en el sector de plantas se quedaron sin trabajo 2.375 personas entre el 2007 y el 2010, aseguró esa organización privada.

Además, varios productores de chayote dejaron la actividad y liberaron alrededor de 200 puestos de trabajo, mientras la producción de minivegetales enfrenta grandes problemas pues su cosecha se dejó de exportar.

Según el sondeo, unas 7.000 hectáreas de piña se podrían dejar de sembrar pues los productores aseguran que el ingreso no alcanza para esa tarea.

Las cifras son una primera entrega de información recopilada por la CNAA en todas las zonas del país, aseguró el presidente de esa agrupación, Álvaro Sáenz.

El dirigente enfatizó que los altos costos de producción son la principal causa de la crisis del sector. “Extrañamente –dijo– , tres cosas fijadas por el Gobierno: los precios de los combustibles, los salarios y las tarifas de electricidad están entre las que más influyen en este aumento de los costos”.

Sin celebración. En esas condiciones, los agricultores del país no tienen “nada por qué celebrar el próximo 15 de mayo”, cuando se conmemora su día, advirtió la CNAA.

Según Sáenz, a los problemas se debe añadir una falta de planificación para apoyar la agricultura para consumo interno.

Por un lado, explicó, no se usan instalaciones apropiadas para almacenar granos, aunque el país las tiene. Por otro, agregó, se hacen importaciones masivas cuando “está en pleno” la cosecha local.

Esos dos factores causan problemas todos los años a arroceros, cebolleros y frijoleros, quienes ven los precios reducidos y luchan con los intermediarios cada cosecha.

El presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos, Cristóbal Montoya, advirtió que el agro pierde importancia en la economía nacional y solicitó la intervención del Estado para controlar la acción de los intermediarios, que se llevan la mejor parte de la cadena y encarecen el precio final.

Miembros de la junta directiva de la CNAA se negaron a culpar a alguien por la crisis. Afirmaron que son más de 20 años sin políticas claras en el agro.

Eso sí, pidieron que el Gobierno otorgue un papel más preponderante a la ministra de Agricultura y Ganadería, Gloria Abraham, para que ella coordine con otras entidades aspectos que mejoren la competitividad y la producción en el país.

Fuente: La Nación