Cambio climático: El Hemisferio Sur se enfrenta a un nuevo escenario agrícola

Destacado Top Entrevistas Titulares
Cambio climático: El Hemisferio Sur se enfrenta a un nuevo escenario agrícola

En lo que va de 2011 la naturaleza ha dejado su huella con inundaciones, ciclones, sequías y fuertes lluvias. El 2010 fue uno de los que registró las más altas temperaturas. ¿Cómo han afectado o afectarán estas variaciones climáticas a la agricultura en las zonas al sur de la Línea del Ecuador? Expertos en el tema conversaron con Portal Frutícola.

De acuerdo a Fernando Santibañez, profesor de Agroclimatología de la Universidad de Chile, los eventos climáticos que estamos experimentando en la actualidad son fenómenos graduales, en donde los cambios se irán observando lentamente, por lo tanto no es fácil identificar un impacto inmediato.

A pesar de ello, indicó que en general se puede señalar que la variabilidad del clima ha aumentado, algo que ha quedado de manifiesto en el mundo ya que “variabilidad del clima en las últimas dos décadas es mucho más amplia que en las décadas anteriores”, lo que significa que “nos estamos enfrentando a eventos extremos con mucha mayor frecuencia”. 

El profesor comentó que existen estudios que demuestran que número de tormentas destructivas se han multiplicado hasta por cinco en algunas regiones de América Latina. De la misma forma han aumentado los episodios de sequía.

Francisco Meza, Director del Centro de Cambio Global UC, señaló que los cambios en el clima están dentro de lo que se conoce como la variabilidad natural climática. “Lo que estamos observando actualmente no es que no se haya observado nunca antes”, comentó el experto, “entonces es muy difícil que en la actualidad tu logres en la agricultura decir: mira estos impactos se deben única y exclusivamente al cambio climático, tal vez sí, pero el problema es que no somos capaces de discernirlo todavía”.

Efectos en las zonas productivas

Meza indicó que, en algunos sectores los agricultores “te pueden decir que ha cambiado un poco la estacionalidad de los cultivos, que se han adelantado un poco o han tenido problemas de falta de agua”.

Si bien los efectos de los cambios en el clima aún están es estudio, es posible ver algunos efectos de este.

Santibañez comentó que en Argentina hay zonas donde hoy se puede cultivar soja, debido al aumento de las precipitaciones en algunos sectores. Una situación que se repite con el algodón. “Están cultivando algodón donde antes no se cultivaba”.

Fotografía: Cosecha de soja/Engormix.com

En el caso de Chile “también podemos decir que han pasado cosas en las últimas décadas”, dijo el profesor de la Universidad de Chile.

Por el lado de la fruticultura, Santibañez señala que se ha visto un avance de algunas especies hacia el sur, como es el caso de la vid y de las pomáceas.  Esto ha permitido que se desarrollen muchos proyectos de orden privado en las regiones más sureñas de Chile.

Por su parte en la zona norte han desaparecido los cultivos de trigo de la Región de Coquimbo, que se producían en la costa. “Hoy día es impracticable. Chile produjo durante 200 años trigo en esa zona, sin embargo ya los mismos agricultores dicen que no es viable, simplemente imposible”.

De acuerdo a Santibañez, en el caso de los países templados, los cambios en el clima han y seguirán empujando las líneas de cultivos hacia zonas más sureñas. En el caso de los países más tropicales la situación será distinta. “Ahí el alza de las temperaturas lo que está haciendo es provocar problemas de producción que rebota en que las especies empiecen a ser más improductivas”, comentó.  Agregó que estas al no tener un lugar a donde desplazarse, comenzarán a tener fallas en la producción, ya sea por problemas sanitarios o de menor rendimiento.

En cuanto a la floración de las plantas indicó que se ha visto un adelanto de ellas en la mayor parte del mundo. “No es ciencia ficción, si uno compara la parte central de Chile con lo que es Copiapó (norte), no hay más de dos grados de diferencia en la temperatura anual entre ambos. Con dos grados más, Santiago tendrá una condición similar a la de Copiapó y claramente todo allá es un mes antes, entonces no hay ninguna razón para no pensar en que si aumenta la temperatura en uno o dos grados en la zona central debiera generarse un adelanto significativo en los cultivos”.

Recomendaciones: Atención al recurso hídrico y al uso de suelo

Francisco Meza señaló que hay otras áreas que están conectadas a la agricultura a las cuales hay que poner atención, como por ejemplo la dinámica de los glaciares. En el caso de Los Andes, el experto indicó que ha habido un retroceso en ellos. “Ellos contribuyen parcialmente a la oferta de agua, no son fundamentales, ero tienen una fracción en los tiempos de término de verano o en momentos de sequía”.

Si bien Meza comentó que en muy difícil hacer una recomendación en el presente para eventos que tienen una proyección, fue claro en señalar en que deben analizar – los productores – muy bien los factores de vulnerabilidad que poseen sus sistemas de explotación agrícola. “Si tengo un sistema de riego ineficiente, implementar y/o invertir en seguridad y manejo de riego, porque no sólo voy a hacer economía hoy, sino que también me va a permitir tener más espalda, más holgura para enfrentar posibles reducciones en los caudales”.

Fotografía: FAO

Incluso la Organización para la Naciones Unidos para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha señalado en un informe - “Agricultura “climáticamente inteligente”: políticas, prácticas y financiación para la seguridad alimentario, adaptación y mitigación”- que la agricultura debe hacerse más resistente a los fenómenos perjudiciales como las sequías e inundaciones y para ello es calve mejorar la gestión agrícola y el uso de los recursos naturales como el agua, la tierra, los bosques, los nutrientes del suelo y los recursos genéticos, reporta el sitio web de la organización.

En el caso de los suelos, sobre todo en el caso de la erosión de estos, Santibañez señala que hay una preocupación debido a que todo indica que las precipitaciones tomarán un mayor impulso, precipitaciones que pueden provocar escurrimientos más abruptos y arrastrar las bases, provocando sedimentación en los cuerpos de agua.

“En la fruticultura también hay que introducir quizás algunos sistemas de protección de suelos” indicó. “Por ejemplo  a través de mantener una cobertura vegetal todo el año, sobre todo cuando hay cultivos en pendientes, y hacer sistemas de detención de correntias, específicamente a plantaciones de palto en laderas muy empinadas, que con un régimen un poco más torrencial de lluvia podrían tener un problema de erosión importante”.

A su vez Santibañez indicó que una tarea por delante es la necesidad de contar con más estudios que permitan proyectar cuál va a ser la situación en las próximas décadas.

“Hay muchas tareas en lo que es la relocalización de algunas especies, que a lo mejor van a tener que relocalizarse para encontrar similares condiciones productivas a las que hay actualmente”.

Corriente de Humboldt y Selva Amazónica

Para Santibañez, la corriente de Humboldt y la selva amazónica son dos coyunturas presentes en el continente latinoamericano que no se repiten en ninguna otra parte del mundo y que tienen una incidencia en los efectos del clima en la región.

Fotografía: Amazonía/Agencia Folha

“Somos súper dependientes de las dos” comentó Francisco Meza. “En el continente americano el amazonas es una fuente de humedad y por lo tanto cualquier transformación del territorio y de una pérdida de bosque va a significar cambios importantes” agregó.

De acuerdo Santibañez, la masa boscosa del amazonas “es un colchón importante para atenuar los cambios climáticos en las zonas tropicales”. Comentó que de no estar presente, la situación en el trópico sería mucho más difícil.

“Todo lo que transpira en la selva amazónica aporta importantemente a las precipitaciones regionales y hay una circulación que incluso puede llegar a las zonas más subtropicales” complementa Meza.

En el  caso del Cono Sur, la corriente fría de Humboldt trabaja como un efecto regulador gigante que impide que se produzcan grandes alzas en las temperaturas o eventos extremos asociados al clima. “Estamos bastante lejos de tener ondas de calor y frío como las que hay en Europa y EE.UU”, comentó Santibañez.

“Difícilmente van a llegar esos problemas acá y presumiblemente nuestra alza en nuestras temperaturas no va a ser en la misma magnitud de lo que va a ser en el Hemisferio Norte. Tenemos una situación de privilegio a nivel mundial debido a esto”, dijo.

Otras latitudes: Australia

Australia ha debido enfrentar inundaciones, olas de calor hasta ciclones.  Corey Watts, gerente de proyectos regionales del The Climate Institute en Australia señaló que la nación oceánica “siempre ha sido una tierra de sequías e inundaciones”, situación que los productores conocen bien, pero que con el aumento de las temperaturas los eventos son mayores.

“Estamos viendo más records para días de calor y eso puede resultar en la reducción de las cosechas”, indicó Watts. Situación que ha significado un aumento en los incendios, hecho que de acuerdo al experto pone en riesgo no sólo a las personas sino también a la industria de la horticultura, no sólo en su infraestructura sino que sobrecalentando los cultivos.

Watts comentó que la industria de los carozos es una de las víctimas, no sólo por la falta de bajas temperaturas y el posible efecto en el volumen de los cultivos, sino también porque los cambios en el clima podrían afectar a los nutrientes en el suelo donde crece la fruta, lo que tiene un efecto en el color y sabor de esta.

“El cambio climático aumenta los riesgos de enfermedades en las plantas y también puede afectar el color de diferentes frutas. Este es uno de los riesgos que se ha sugerido”, indicó.

De acuerdo a Watts, los cambios en el clima no sólo representan una amenaza para muchos agricultores, ya que el daño que dejan los eventos catastróficos – inundaciones, ciclones, incendios – podrían afectar también la demanda de los consumidores, que se traduce en cuánto pueden vender los productores.

“Las temperaturas han aumentado pero también las cantidades de dióxido de carbono en la atmosfera, y nadie sabe qué consecuencias tendrá eso. Algunos creen que el dióxido de carbono tundra algún tipo de efecto beneficioso en algunos cultivos, y puede que estén en lo correcto”.

Fuente: www.videlabs.com/portalf

Suscríbete a nuestro Newsletter