Desde 2002, la mano de obra se ha encarecido en 19,5% real. Ambas variedades son las más intensivas en trabajadores, cuyos sueldos representan hasta el 65% de los costos totales.

Los productores de uva de mesa y manzanas son los que más se han visto afectados por el aumento del costo de la mano de obra en la agricultura durante los últimos nueve años.

Si bien el incremento en las remuneraciones de los trabajadores ha sido igual para todo el sector agrícola -según un estudio de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), los salarios de personas no calificadas han subido 56,4% nominal desde 2002 a la fecha-, estas plantaciones son más intensivas en mano de obra que otras variedades, por lo que han debido afrontar una mayor alza sobre sus costos.

Para la uva de mesa, la incidencia que tiene la contratación de trabajadores en su cadena de costos puede llegar al 65%. La gerenta de estudios de la SNA, Ema Budinich, explica que este mayor uso de mano de obra se debe a que los agricultores tienen que recorrer varias etapas antes de obtener una uva de buena calidad. "La producción de la uva de mesa pasa, primero, por una poda para que la parra pueda crecer con una buena carga; luego, se realiza un raleo para que la uva tenga un buen calibre y, por último, se cosecha. En cada uno se utilizan muchas personas", señala Budinich.

Lo mismo sucede en los cultivos de uva vinífera, donde contratar a un trabajador no calificado representa el 51% del total de sus egresos.

Por el lado de los productores de manzanas -cuyo fruto representa el 32% de las exportaciones totales del rubro- la realidad no es muy distinta. En el global de los costos de los agricultores del fruto, la contratación de gente representa el 45%.

Las razones

Según la gerenta de estudios de la SNA, el incremento tiene relación con las alzas que ha experimentado el salario mínimo en estos años. La razón se debe a que el reajuste de dicha remuneración repercute directamente en los trabajadores no calificados, quienes laboran en gran medida en predios y campos.

Si se descuenta la inflación acumulada entre 2002 y 2010, el aumento para este sector alcanza el 19,5% real. "Por eso hay que tener cuidado cuando se quiere realizar un aumento muy significativo para el salario mínimo, pues a la postre el incentivo por disminuir trabajadores es altísimo en sectores que son intensos en su empleabilidad", explica Budinich.

A lo anterior hay que sumarle la baja en el tipo de cambio -de más de $50 en los últimos meses-, cuyos factores combinados tienen en dificultades a miles de agricultores. La gerenta de estudios de la entidad gremial señala que en estos ocho años el tipo de cambio ha bajado 27,7% en términos reales, lo que ha significado una pérdida de competitividad adicional al de los aumentos de costos.

Este escenario ha llevado a varios agricultores a tener que cambiar sus cultivos. Budinich afirma que algunos han optado por reemplazar plantaciones de uva de mesa por otras especies más rentables -u otras variedades con mayores perspectivas comerciales- o, simplemente, sacrificar producción disminuyendo trabajadores.

Según estimaciones de la SNA, si el dólar actual se mantiene en el tiempo se podrían perder cerca de 65 mil empleos en cinco años.

"La pérdida de competitividad ha llevado a que varios trabajadores decidan buscar mejores condiciones en otros sectores, como la construcción. Sin embargo, hay un grupo que simplemente no puede migrar hacia la ciudad y esos podrían quedar desempleados por esta falta de competitividad", afirma Ema Budinich.

Fuente: El Mercurio