La reunión del G20 en Corea del Sur el fin de semana no ofrecía muchas posibilidades. Incluso antes del encuentro, la mayoría de los observadores dudaba de que la cumbre lograra un acuerdo relevante capaz de poner fin a la guerra cambiaria. Pero pocos habrían anticipado que las declaraciones de buenas intenciones serían olvidadas tan rápido.

A pocas horas del fin del encuentro el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció que el gobierno aplicará nuevas medidas para frenar las importaciones. "Podemos implementar nuevas acciones para disminuir las importaciones y ayudar al equilibrio de la balanza comercial", dijo el mandatario en declaraciones reproducidas por el medio local DCI. "En el momento en que el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Miguel Jorge, me diga que las importaciones están provocando problemas, tomaremos medidas rápidamente", explicó.

Por su parte, el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, tuvo que salir a desmentir ayer que Brasil se preparaba a eliminar los beneficios tributarios para los inversionistas extranjeros que compren bonos de gobiernos locales en Brasil. Mantega ha sido un actor clave de este debate al denunciar antes que todos el inicio de una "guerra cambiaria".

Fuente: Diario Financiero