Una pérdida potencial por NZD 1.5 billones (USD 1.02 billones) enfrentan varios viveros y huertos de Nueva Zelanda, debido a una orden dada por el Ministerio de Industrias Primarias para destruir o contener 48,000 plantas.

Las compañías han acudido al Tribunal Supremo para revocar la orden, que fue entregada debido a una información inadecuada o contradictoria de una instalación estadounidense, lo que implicaba que no se podía garantizar el estado de bioseguridad del material vegetal.

El caso afecta a manzanas, cerezas, albaricoques y otros tipos de frutas, informó el medio local Radio NZ.

Una auditoría realizada en marzo encontró que el mantenimiento de registros era incompleto e incorrecto en una compañía estadounidense.

El ministerio detuvo instantáneamente todas las importaciones de la compañía y comenzó a confiscar plantas de cinco viveros y un pequeño número de productores.

Se supone que los esquejes, que fueron importados entre 2012 y 2017, están en medio de un error burocrático y pese a que el Ministerio de Industrias Primarias acepta que no hay evidencia de errores u otros peligros de bioseguridad, tomaron la decisión como medida de precaución.

"Ha sido a través de un proceso de cuarentena realmente riguroso en Estados Unidos durante aproximadamente tres años y luego otros dos en Nueva Zelanda", señaló Matthew Dolan, director ejecutivo de New Zealand Plant Producers Incorporated, empresa que representa a los productores de plantas comerciales, consignó Radio NZ.

Agregó que "ha habido muchos ojos mirando este material. No hay una preocupación real sobre su estado de bioseguridad, realmente se trata de la documentación y el mantenimiento de registros relacionados con la importación del material".

Como el material vegetal se convertiría en miles de árboles frutales en el futuro, el valor de las pérdidas aumentaría con el tiempo, remarcó el director ejecutivo Dolan.

Las plántulas representaban nuevas variedades de fruta, por lo que 10 años de trabajo de cría podrían desperdiciarse.

Grant Pearson, abogado de Waimea Nurseries, una de las compañías afectadas, dijo que los viveros y los huertos enfrentan una pérdida de NZD$1.5 billones. El monto cubre pérdidas futuras y pasadas.

La información salió en respuesta a una pregunta presentada en el Tribunal Superior.

El veredicto para este caso será de carácter reservado, pero el MPI no debería hacer cumplir la fecha límite para destruir o contener las plantas de semillero, que es antes del 22 de agosto, hasta que se resuelva el caso judicial.