Fundecitrus junto a entidades revelaron en un informe  las proyecciones para la cosecha de naranjas 2020-2021 ubicadas las zonas de São Paulo y el oeste-suroeste de Minas Gerais en Brasil.

El documento detalló que “el pronóstico de la cosecha de naranjas de Brasil es de 268,63 millones de cajas de 90 libras, cifra que representó una disminución del 6,65% (19,13 millones de cajas) con respecto al pronóstico de la primera cosecha de la temporada de mayo de 2020”.

“La cosecha de naranjas 2020-2021 de Brasil será un 30,55% menor que la cosecha 2019-2020. Se trata de una baja récord en relación a todos los años en los que la cosecha sufrió los efectos fisiológicos del ciclo productivo bienal negativo de naranjos desde el inicio de la serie histórica en 1988.”, señaló el informe.

Razones de la caída

Una de las razones que explican esta importante pérdida  fue que los naranjos comenzaron a florecer en la primavera de 2019, cuando las reservas eran menores porque se habían utilizado en la temporada de cultivo anterior cuando hubo un aumento significativo del rendimiento.

 La disminución de las reservas llevó a una reducción significativa en el número de frutos por árbol esta temporada, un fenómeno conocido como producción alterna.

De acuerdo con el informe,  otra razón que explica la disminución fue la fuerte influencia negativa del clima durante toda la temporada.

Las condiciones climáticas adversas comenzaron en 2019, en los meses de septiembre y octubre, con altas temperaturas que perjudicaron el cuajado de frutos recién formados. Esto resultó en una menor concentración derivadas de la floración principal.

Durante el desarrollo de la fruta, la sequía y el calor se intensificaron debido al evento climático La Niña y otros fenómenos simultáneos, como la Oscilación Multidecadal Atlántica.

Escasez del agua

El informe reveló que la escasez de agua combinada con las altas temperaturas obstaculizó las funciones fisiológicas de las plantas, como la respiración, la fotosíntesis y absorción de nutrientes.

Esa condición no solo afectó la producción de frutas, con un crecimiento reducido y una mayor tasa de caída, sino que también provocó la muerte de árboles en todo el cinturón cítrico, especialmente de los más susceptibles como los injertados en Swingle citrumelo y árboles que estaban enfermos o debilitados por deficiencias nutricionales.