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Maqui, una alternativa para la agroindustria chilena

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Maqui, una alternativa para la agroindustria chilena

Fruto nativo tiene gran potencial como proveedor de materia prima

Con el objetivo de potenciar la oferta de maqui en Chile, Fundación Chile lanzó el proyecto Fondef “Screening de material genético y desarrollo de técnicas de manejo de maqui (Aristotelia chilensis) para mejorar la oferta de materia prima exportable y agroindustrial”. En www.portalfruticola.com conversamos con Flavio Araya, director de estándares productivos del área de alimentos y biotecnología de Fundación Chile acerca de los inicios y desarrollo de este proyecto, así como de las implicancias que tendrá para los productores locales.

El maqui es un árbol nativo de Chile de los bosques subantárticos. Es posible encontrarlo desde la IV hasta la X región del país. Posee altos niveles de antioxidantes, incluso más que la frutilla. El fruto es una baya esférica, comestible y de color negro violácea brillante, que por su alto contenido de antocianos ha sido utilizado tradicionalmente como colorante.

Utilizado por la etnia Mapuche para la cura de múltiples dolencias, esta especie también tiene el potencial para convertirse en un proveedor de materia prima para las industrias nutraceútica, farmacológica y cosmetológica.

Araya nos cuenta que el proyecto partió en 2007 en un trabajo conjunto con la Universidad de Talca. Ese año la Fundación identificó una tendencia entre los consumidores hacia todo lo que eran los alimentos saludables y con altos contenidos de antioxidantes, en donde el maqui poseía características especiales.

Decidieron abordar la problemática del abastecimiento de materia prima de maqui y la forma de abordarlo era mediante la domesticación de la fruta.

“El año 2007 con la Universidad de Talca hicimos un screening clonal visitando distintos macales silvestres para ver aquellos que tenían mejores características en términos de antocianinas y antioxidantes”, nos relata.

“Sacamos plantas que las llevamos a Talca y las empezamos a seguir. Teníamos plantas que venían de la VI región como de la X región y en agosto de 2009 en el trabajo con la Universidad de Talca decidimos hacer el primer campo clonal de Chile”.

Unos 60 clones fueron colocados en la estación experimental de la Casa de Estudios, en donde se comenzó a estudiar el comportamiento de estos, cuáles tenían mejor carga y cuáles eran el mejor clon, buscando reducir la variabilidad.

Con el paso de los años y ya en un trabajo con la empresa Bayas del Sur, Surfrut y agricultores de la zona y la Universidad de Talca presentaron un proyecto a Fondef para llevar los clones, que ya habían reducido a 50 y que contaban con potencial agroindustrial, a cinco nuevos campos clonales en el país desde la VI a X regiones (Curicó, Talca, Chillán, Valdivia y Osorno).

Cultivo con sus propias características

Araya nos cuenta que actualmente las plantaciones de maqui en Chile son silvestres y su cosecha es una que daña al bosque nativo. “Es un proceso en el que tu entras a intervenir el bosque nativo porque estás cortando ramas para cortar el fruto y esa rama el próximo año no se repone para que de carga”, explica. Es por ello que el cultivo hay que manejarlo de una forma más sustentable en los campos y de manera controlada.

El experto comenta que, sumado al potencial para la industria de procesados, como jugo, extracto o deshidratado, la fruta también es buena y tiene beneficios para el manejo de ciertas enfermedades como la diabetes. “Se han hecho estudios clínicos con pacientes para demostrar que los extractos, con ciertas características de maqui, tiene resultados que ayudan a combatir o a mejorar la diabetes”, dice. Incluso se han hecho investigaciones relacionadas al Alzheimer.

Fotografía: Lanzamiento Campo Maqui Panguilemo

“Entonces se abrió un tema que no era sólo para la alimentación saludable, para los jugos, sino que se abre un ámbito en los temas de salud más dura, de medicina, pero todo está en el cómo abastecemos”.

“Este proyecto busca responder una serie de preguntas asociadas a cuáles son los mejores clones y cómo se pueden manejar”.

“Esperamos esperamos tener los clones identificados no más allá de cinco años”, dice.

“Tenemos que ver como un clon que quizás no se desenvuelve bien en Talca, capaz que en el medio ambiente de Purranque (Osorno) se desenvuelva muy bien. Queremos ir viendo como se desenvuelven clones en un lado y otro, porque necesitamos que la agroindustria tenga un abastecimiento no concentrado en una fecha y eso significa que hay que tener clones buenos para la zona norte y para la zona sur, para que el abastecimiento de materia prima sea más largo para la agroindustria”.

El experto explica que hay una serie de aspectos que se desconocen de la fruta, donde hay que hacer ajustes, por ejemplo cómo se poda, cuál es la mejor densidad de plantación y cuál es el manejo adecuado, temas que están siendo analizados en el proyecto.

“El riesgo de no saber esto es que si yo propago el maqui, después de 4-5 años puedo tener una buena producción de madera y hoja y muy poco fruto”.

“Cuando se le entregue al agricultor en cinco años más nosotros queremos decirle: ‘estas 4 o 5 variedades de maqui son las que tienen carga, forman racimos, este no presenta añerismo, etc’.

La producción del maqui es distinta, por ejemplo, a la del arándano. “Cuando se empezó con el arándano se trajo la fruta de California y se sabía todo por las pruebas que se habían hecho allá y en Chile se replicó eso”.

“Nadie conoce lo que pasa con el maqui. Queremos reducir los riesgos que puede asumir el productor y que no se encuentre en un momento sólo con madera y hojas”.

Dentro de los aspectos técnicos están buscando clones en donde el fruto se disponga de una forma más tipo racimo que individual para facilitar la cosecha. “Hay clones que ya tenemos seleccionados y que hemos estado reproduciendo que tienen la característica de un fruto más junto”.

De la misma forma, en paralelo están probando en un campo qué pasa con el maqui cuando es propagado in vitro, en donde se puede ver un comportamiento distinto de la especie.

A nivel de la especie Araya indica que hay maquis que se comportan de forma rastrera y hay otros que son tipo guindo  - altos y largos – como también hay otros de tipo arbusto.

“Tenemos que buscar aquellos que sean de fácil manejo para el agricultor. Los maquis no son parecidos en términos de estructuras”.

“El proyecto, el objetivo que busca a final de cuentas, es colocar a disposición del sector plantas que tengan calidad agroindustrial orientado a todo lo que es la industria de ingredientes alimentarios”.

“El maqui no va a ser una fruta tipo arándanos, no va a ser  un producto de exportación en fresco. Va a ser un insumo, por lo tanto se va a exportar como jugo concentrado, como deshidratado y en ese marco se dispara la demanda, porque se usa como ingrediente”.

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