Especial sobre cultivos transgénicos: El debate en América del Sur

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Especial sobre cultivos transgénicos: El debate en América del Sur

Mañana, en la segunda parte de este especial sobre transgénicos en el Hemisferio Sur, conozca el caso de Nueva Zelanda y Australia.

“El panorama en Perú y Chile se presenta con fuertes reticencias de la sociedad civil que reúne a diversos sectores que van desde campesinos y pueblos originarios hasta, consumidores, chefs y ecologistas”, asegura Carlos A. Vicente, coordinador de la ONG Acción por la Biodiversidad y también responsable de información para América Latina en la ONG, GRAIN.

De nacionalidad argentina, asegura que en el país trasandino los transgénicos “están llegando a un punto máximo de penetración; por un lado porque ya están ocupando la mayor parte de la superficie agrícola y por otro, porque la resistencia social a sus impactos crece día a día”. Agrega  que “creo muy difícil que se pueda avanzar con los transgénicos, mucho más después de 15 años en los cuales ninguna de las promesas con que llegaron se cumplieron y los desastres socio-ambientales que han producido son ya ampliamente conocidos”.

Pero Gabriela Levitus de ArgenBIO (Argentina, Paraguay y Uruguay) señala que ningún “desastre” se ha  “reportado seriamente hasta hoy” y que por el contrario, los beneficios de los transgénicos “no son potenciales, sino reales”.

“Se ha aumentado el rendimiento, mejor calidad de grano, simplificación de manejo, mejor control de malezas y plagas, todo esto comprobado y avalado por la decisión de miles de agricultores de la región que cada año vuelven a elegir la tecnología”, argumenta.

¿Cómo avanzan los transgénicos en América del Sur? Según Levitus, sólo quedan fuera Perú, Venezuela y Ecuador. “Brasil, Argentina y Colombia hace muchos años que tienen aprobados diferentes Organismos Genéticamente Modificados (OGM), como el maíz, soja y algodón para producción comercial y tienen muy altas tasas de adopción e incluso los están desarrollando a nivel local”, agrega.

“Paraguay por ahora sólo cultiva soja transgénica y esto ha posicionado al país como el cuarto exportador de soja del mundo, y está en vías de autorizar maíz y algodón. Uruguay en tanto, produce maíz y soja OGM desde hace años, y esto le ha permitido transformarse de país importador a exportador”, explica.

En el caso de Chile, sólo se producen semillas genéticamente modificadas y opina que “es posible que próximamente pueda cultivar transgénicos comercialmente”.  Asimismo, “Bolivia produce soja y ahora existe la voluntad política de comenzar a evaluar otros cultivos, como el maíz”, expone la experta.

El Caso Perú

Perú ha vivido una fuerte discusión mediática en torno a los transgénicos. Recientemente el Congreso aprobó por mayoría um proyecto de ley que prohíbe el cultivo de semillas transgénicas en el país durante 10 años con el argumento de prevenir los posibles efectos sobre la biodiversidad de la nación.

¿Qué opinan los expertos? “Creo que Perú, negándose a la tecnología, pierde más de lo que gana, ya que incorporándola podría satisfacer su demanda interna y dejar de depender de la importación, que dicho sea de paso, es maíz transgénico”, asevera Gabriela Levitus.

Por su parte, María Andrea Uscátegui C., Directora Ejecutiva de Agro-Bio para Colombia y Perú afirma que “hace falta información y educación sobre el tema para su aceptación y apoyo a los productores nacionales que ven en estos cultivos una oportunidad para mejorar su productividad”.

Añade que en ese país “los agricultores maiceros han solicitado tener acceso a las semillas genéticamente modificadas para poder incrementar su productividad y así mismo producir más para el mercado nacional, que necesita importar más del 70% de maíz amarillo duro, el 98% de la soja de otros países, Brasil, Uruguay, Argentina y Estados Unidos, que son los principales productores de estos cultivos genéticamente modificados”.

Uno de los principales temores en Perú frente a los transgénicos, se refiere a los daños que podrían sufrir los productos orgánicos. Gabriela Levitus argumenta que “los principales productos orgánicos son el café, limones, cacao, mango y la cebolla, entre otros, mientras que los cultivos transgénicos son el maíz y la soja, y por lo tanto no compiten en absoluto”.

En cuanto al peligro de contaminación, de transgénicos a orgánicos, el director ejecutivo de ChileBio, Miguel Ángel Sánchez, sostiene que efectivamente hay riesgo, pero que existen medidas para minimizarlo como por ejemplo, distancias de aislación para evitar que el polen se transfiera a una especie nativa.

“Asimismo, si pongo un maíz transgénico al lado de una papa nativa, no hay problema, porque la papa con el maíz no se reproducen, no son sexualmente compatibles. La mayor parte de la ciudadanía no lo sabe, es como poner en una pieza un gato con un perro, es decir, no pasaría nada”, explica.

Añade que hoy los siete principales países productores de orgánicos como Australia, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Brasil, España e India, al mismo tiempo están entre algunos países productores de transgénicos. “Existen 25 millones de hectáreas de cultivos orgánicos y 125 millones de hectáreas de transgénicos y no se han reportado en la actualidad problemas comerciales serios en los sistemas productivos, en ninguno de estos países”, afirma Miguel Angel Sánchez.

Pero para Iván Santandreu, biólogo y activista de Chile Sin Transgénicos, “si tienes transgénicos no existe ninguna raya que sea lo suficientemente amplia como para que te puedas proteger, todas la medidas de bioseguridad que se han tratado de implementar son absolutamente malas, no han servido mucho” y menciona un ejemplo en Estados Unidos, de arroz contaminado.

Caminos Alternativos

Según Santandreu, hay países que “vienen de vuelta” con los transgénicos, ya que el informe anual de la organización internacional “Amigos de la Tierra”, señala que en el último año disminuyeron los cultivos transgénicos en 23% en Europa y hay ocho países que los tienen con moratoria.

Esto, a pesar que “hay todo un entramado que hace imposible evitarlos, tú no puedes prohibir algo que está en un convenio o ley internacional del que formas parte, pero puedes establecer moratorias por harto tiempo como por ejemplo ha sucedido en Austria, Luxemburgo, Irlanda o Grecia”, explica.

Para el biólogo de Chile sin Transgénicos, “antes de destruir el planeta y el país, hay que jugársela porque esto no prospere, por ejemplo, según estudios de la ONU en diez años se podría doblar la producción de alimentos con técnicas de agroecología hay que tender a eso”, asegura.

Beneficios v/s Daños

¿Qué hay de cierto en los daños que se supone produce el cultivo de transgénicos? Las posiciones de los grupos a favor y en contra son diametralmente opuestas.

Según el biólogo Miguél Angel Sánchez, Director ejecutivo de Chile Bio, en Argentina, “los transgénicos han permitido la reducción del uso de pesticidas”. Agrega que “eso también se ha representado en el cuociente de impacto ambiental: bajo ese parámetro los transgénicos en comparación a la agricultura tradicional, han provocado una disminución de ese impacto en cerca de un 17%”, asegura.

Incluso, señala que “los transgénicos que hoy están en el mercado han provocado que la actividad agrícola se vuelva más sustentable con el medio ambiente, porque se reduce la cantidad de agroquímicos”.

Gabriela Levitus, opina que en el cultivo de transgénicos se ha tendido al uso de herbicidas menos tóxicos, “contrariamente a lo que se dice, la toxicidad del glifosato es mucho menor que la de los herbicidas que se usan con la soja, el maíz y el algodón no transgénico”. Agrega que además hay una “disminución importante en la cantidad de micotoxinas en el maíz resistente a insectos, toxinas que afectan la salud humana y animal y son producidas por los hongos que se instalan en las heridas causadas por las larvas”.

Pero Iván Santandreu, también biólogo y activista de Chile Sin Transgénicos tiene una visión absolutamente contrapuesta. “Lo más grave sucede en Paraguay y Argentina, donde han tenido que  aumentar el uso de agrotóxicos, porque los cultivos se resisten. Los  cultivos transgénicos están hechos para resistir un herbicida y hay que estar ocupando cada vez más herbicida porque las malezas se hacen resistentes al mismo”, indica. Añade que esto ha sucedido “al punto que en Argentina usan siete u ocho veces más pesticidas de lo que usaban antes. Si partías con 0,5 litros por hectárea, terminas en 10 y 15 litros para esa superficie”.

Para agravar la situación, el experto afirma que según estadísticas oficiales del Gobierno argentino “en 10 años de cultivos transgénicos hay un aumento de 400% de niños que nacen con malformaciones congénitas severas- gravísimas, y 300% de aumento de abortos espontáneos”.

Desde el punto de vista económico, explica que en Estados Unidos “todos los agricultores están obligados a comprar un tipo de semillas con un tipo de herbicida  y la rentabilidad es mínima. El gobierno tiene que subsidiar esos cultivos porque son menos productivos, por ejemplo la soja transgénica vale menos que la orgánica y el gobierno norteamericano pone plata de sus arcas fiscales para subsidiar ese costo”, asegura.

Advierte que “en Chile nadie va a pagar por eso. En la india nadie lo hizo y por eso se han suicidado más de 200.000 campesinos”.

No se pierda mañana la segunda parte de este reportaje especial sobre transgénicos: el caso de Australia y Nueva Zelanda.

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