Enfermedades en abejas: Posible efecto en la calidad de la polinización

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Enfermedades en abejas: Posible efecto en la calidad de la polinización

Por los Ingenieros Agrónomos Marta Rodríguez (*); Marisol Vargas (**); y Marcos Gerding  (***)

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En la Universidad de Concepción, Facultad de Agronomía, el equipo formado por los investigadores Marta Rodríguez, Marisol Vargas, Karina Antúnez  y Marcos Gerding, a través de la investigación de la tesis doctoral de la Dra. Rodríguez, desarrollaron un estudio para determinar la presencia de enfermedades en abejas no detectadas antes en  Chile.

Cincuenta y dos de los 115 cultivos agrícolas más importantes como alimentos a nivel mundial, ya sea frutas o semillas, dependen de la polinización por abejas.

En Chile, la industria apícola incluye unas 500.000 colmenas, que se distribuyen desde la Región de Antofagasta hasta Aysén, destacando las regiones del Maule, Biobío y Araucanía como las zonas con mayor número de colmenas.

En las últimas temporadas las colonias de abejas de miel han sufrido disminuciones significativas en su número en diferentes países alrededor del mundo, especialmente en el hemisferio norte. Es así que entre los años 1961 y 2007, tanto en Europa y América del Norte, la población de abejas se redujo en un 26 y 49%, respectivamente.  En Chile, de acuerdo a lo señalado por dirigentes apicolas de las regiones del BioBio y Los Lagos también se estiman  pérdidas de colmenas que en los últimos años han alcanzado cifras de hasta 40% , con la consiguiente disminución en la producción de miel y sus derivados.

Numerosas hipótesis han surgido para explicar este fenómeno dentro de las cuales destacan: la falta de oferta polínica, la intoxicación por pesticidas y la aparición de diferentes patógenos.

Recientemente se ha observado una  relación entre enfermedades virales y el microsporidio Nosema ceranae, con el síndrome de despoblamiento o CCD (Colony Collapse Disorder).

Hasta antes de este trabajo, las enfermedades virales no habían sido reportadas en Chile a pesar que a nivel mundial, se describen siete  virus como los  más importantes afectando  a las abejas: Virus de la Cría Saciforme (Sacbrood Bee Virus, SBV), Virus de las Alas Deformadas (Deformed Wing Virus, DWV), Virus de Kashemira (KBV), Virus de la Parálisis Aguda (Acute Bee Paralysis Virus, ABPV), Virus de la celdilla Negra de la Reina (Black Queen Cell Virus, BQCV), Virus de la Parálisis Crónica (Chronic Bee Paralysis Virus, CBPV) y el Virus Israelí de la Parálisis Aguda (Israelí Acute Paralysis Virus, IAPV).

En América del Sur la presencia de estos patógenos ha sido reportada en Argentina, Uruguay, Brasil y recientemente en Chile.

En la primavera del año 2010, apicultores de la localidad de Curepto, R. del Maule, reportaron una alta mortandad de colmenas en 21 apiarios de esa localidad. Las colmenas afectadas, presentaron gran cantidad de abejas muertas en el suelo frente a las piqueras, escasa población de abejas trabajadoras en su interior y además  una disminución en la producción de miel.

Al realizar los análisis,  se detectó que en muestras de abejas adultas de 17 de los 21 apiarios afectados  presentaban el virus BQCV y once, el microsporidio N. ceranae. Además, se determinó la presencia de otros virus como el SBV y DWV aunque en muy bajos niveles.

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En estudios posteriores, en 180 colmenas de 60 apiarios ubicados en  distintas localidades de la Región del Biobío, se detectó también la presencia de estos patógenos y además del virus de la Parálisis Aguda de la abeja (ABPV). En este caso se observó una alta prevalencia del virus de las alas deformadas (DWV) el cual se detectó en el 42% de los apiarios en tanto que el virus BQCV, solo se observó en el 10% de ellos. A su vez, tres por ciento de los apiarios muestreados fueron positivos para Nosema apis y 18% para N. ceranae.

De acuerdo a investigaciones realizadas en distintas partes del mundo, estos patógenos pueden estar presentes en diferentes estadios de desarrollo de la abeja sin matarlas. Sin embargo, en el caso de los apiarios de Curepto, la mortalidad de abejas adultas podría indicar un efecto letal de su presencia en ellas.

Por otra parte, Nosema ceranae, es un hongo que ataca el intestino de las abejas adultas dentro de las cuales están las pecoreadoras encargadas de la polinización. La agresividad y virulencia con la que se presenta este patógeno, afecta por una parte el comportamiento de las abejas y finalmente provoca la muerte de la colonia.

Este problema no afecta solo a los apicultores, ya que el rango de hospederos tanto de  Virus como de Nosema ceranae no se restringe a A. melifera. En otros países se ha determinado que el rango de hospederos de ABPV se extiende a tres especies de abejorros. El virus KBV tiene también hospederos alternativos, se han reportado infecciones naturales de este virus en Bombus sp. en Nueva Zelanda y en avispas chaqueta amarilla (Vespula germanica) en Australia. En otras partes, también se ha detectado el virus DWV en abejorros B. terrestris y B. pascuorum con síntomas muy similares a los producidos en las abejas: alas deformadas y mortalidad de adultos.

Lo anterior es de considerable importancia para la fruticultura ya que en Chile existen tres especies de abejorros: Bombus dahlbomii, Bombus ruderatus y Bombus terrestris.

B. dahlbomii se describe como la única especie nativa. En los años 1982 y 1983 se introdujo la especie B. ruderatus, de Nueva Zelanda, y fue liberado en la Región de la Araucanía. Más tarde, en 1997, se introdujo la especie B. terrestris, que se evaluó en el país y luego comenzó su importación y comercialización principalmente para la polinización de tomate en invernadero desconociendo los efectos de la aparición de nuevos patógenos que la introducción de estas especies podría causar.

Varios países han desarrollado sistemas de producción de estos insectos polinizadores, basados ​​en el uso de especies nativas de abejorros ya que evita los riesgos de la introducción de enemigos naturales o agentes patógenos para el género, y también por las consecuencias ecológicas que implica la introducción de nuevas especies.

El problema por tanto no es solo de los apicultores ya que de acuerdo a investigaciones internacionales, muchos patógenos se pueden trasladar a otros hospederos vía polen lo cual puede afectar no solo la rentabilidad de la industria apícola sino también la polinización de cultivos.

(*) Marta Rodríguez,  Ing. Agrónomo, Dra. Cs. Centro de Producción de Insector Benéficos, BioNichos Ltda.

(**) Marisol Vargas, Ing. Agrónomo, Dra. Cs. Facultad de Agronomía, Universidad de Concepción, Campus Chillán. Chile.

(***) Marcos Gerding  Ing. Agrónomo, M. S. Centro de Producción de Insectos Benéficos, BioBichos Ltda.

www.portalfruticola.com

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